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Varios sectores de la coalición gobernante Frente de Todos se han pronunciado en contra de la estrategia utilizada por el presidente Alberto Fernández y su ministro Martín Guzmán para negociar la ilegítima deuda contraída por el cuestionado exmandatario Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El pasado 28 de enero, mediante un un mensaje grabado de muy pocos minutos el presidente Fernández informó en nombre de su gobierno que finalmente se ha llegado a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Múltiples sectores sociales y políticos afines al gobierno peronista salieron a reprochar tal acuerdo señalando que con el hambre y la miseria de los argentinos se van a pagar los 44 mil millones de dólares de una deuda espuria, odiosa e ilegítima. Deuda que el país no se benefició en lo más mínimo, pues Macri la tomó para beneficio del reducido club de sus amigos, los especuladores de capital, quienes la fugaron a las guaridas fiscales.
Como consecuencia del desacuerdo al interior del peronismo, este lunes 31 de enero, el presidente del bloque de Diputados del Frente de Todos (FdT), Máximo Kirchner, hijo de los expresidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández, renunció a su cargo al argumentar que no comparte “la estrategia utilizada” ni “los resultados obtenidos” en la negociación entre el Gobierno Nacional con el Fondo FMI.
“Esta decisión nace de no compartir la estrategia utilizada y mucho menos los resultados obtenidos en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), llevada adelante exclusivamente por el gabinete económico y el grupo negociador que responde y cuenta con la absoluta confianza del Presidente de la Nación, a quien nunca dejé de decirle mi visión para no llegar a este resultado”, escribió Kirchner en un comunicado.
Otros sectores afines al gobierno peronista que se han ido distanciando paulatinamente por no estar de acuerdo con varios de sus lineamientos políticos, como la Asociación de Madres de Plaza de Mayo con el liderazgo de su emblemática presidenta Hebe de Bonafini, así como el colectivo Soberanxs que encabezan el exvicepresidente Amado Boudou y la exdiplomática Alicia Castro, se han pronunciado en contra de la negociación con el organismo multilateral de crédito aseverando que la misma “cede soberanía”, y además el país queda “a merced de la aprobación del Fondo”.
De acuerdo con el analista económico Julio C. Gambina, el acuerdo entre Argentina y el FMI consiste básicamente en un “préstamo de facilidades extendidas, con 10 años de duración, cuyo primer vencimiento será dentro de 4 años y medio, o sea, a mediados del 2026, con cancelación prevista hasta el 2031. Es decir, el stand by de Mauricio Macri del 2018 con vencimiento en el 2024”. En otras palabras, “se transforma en otro préstamo por idéntico monto”.
Por su parte, agrega Gambina, “el FMI auditará cada trimestre la evolución económica local y si da el acuerdo se efectivizan los desembolsos, y si no, se cae el acuerdo. El FMI se convierte en fiscal de la economía argentina. Claro que el acuerdo se presenta como un logro en defensa de la decisión soberana para mantener la senda del crecimiento de la producción y del empleo”.
Honrar la deuda en beneficio del capital extranjero
El gobierno de Fernández desde que comenzó el proceso de negociación con el Fondo siempre planteó la necesidad de «honrar la deuda», lo que en otras palabras significa someterse a sus exigencias, por lo que todo apunta a que proseguirá el brutal esquema de ajuste más devaluación, con los consiguientes aumentos de todos los artículos de primera necesidad y los servicios.
Además, Argentina por su experiencia sabe que que en la historia de los acuerdos con el FMI, la mayoría de ellos no se ha cumplido, precisamente porque su estructura ha sido coercitiva y de tal incidencia contra las posibilidades de salvataje económico que en la mayoría de los casos, generaron enormes respuestas populares en rechazo a los «paquetazos» impuestos por el organismo multilateral:
Este acuerdo, coinciden en señalar varios analistas, afecta no solo las posibilidades de sobrevivencia de los argentinos sino que sigue premiando con la impunidad a todos los que a lo largo de estas últimas décadas impusieron ilegalmente una deuda contra el pueblo. No es casualidad que ninguno de los principales implicados en contraer estas deudas jamás hayan sido condenados ni encarcelados. El sistema en ese sentido, protege a sus lacayos.
Ante una situación de hecho como la presente, en la que el gobierno de Fernández desoyó todas las recomendaciones planteadas por amplios sectores de la sociedad para que no acuerde a la baja y no pague una deuda ilegal, al pueblo no le queda otro camino que defenderse de los males que se vienen y que han de profundizarse, para lo cual múltiples sectores han acordado la constitución de un amplio frente contra la deuda y las imposiciones del imperialista FMI. Para ello, se anuncia el refuerzo del trabajo de la denominada Autoconvocatoria en todas las ciudades del país y se multipliquen las respuestas en las calles y en todos los ámbitos.
Sometimiento y mayor ajuste
El inconformismo popular es latente en Argentina, pues amplios sectores de la ciudadanía consideran que el Gobierno avaló la deuda fraudulenta, herencia del impresentable Mauricio Macri, y somete al pueblo trabajador por lo menos a una década de ajuste y contrarreformas.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, y el jefe de Gabinete, Juan Manzur presentaron en términos generales el principio de acuerdo al que se llegó con el FMI por la deuda fraudulenta heredada de Macri. Sin embargo, Guzmán indicó que aún resta “trabajar en los memorandos de las políticas económicas y financieras” con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y que ello llevaría “algunas semanas”. Es decir, aún falta la letra chica.
Guzmán aseguró que se llegó a un entendimiento con el FMI para que la Argentina pueda “tener un rol moderadamente expansivo”, con metas de reducción gradual del déficit primario (antes del pago de deuda).
Para 2022, el déficit primario se estableció en 2,5 % del PBI, para el 2023 del 1,9 % y para el 2024 del 0,9 % del Producto Interno Bruto. Sin embargo, no se aclaró si en 2025 cedieron al déficit cero. Así, se avaló la exigencia del FMI de reducir aún más el déficit fiscal, en 2022 el proyecto de Presupuesto 2022 proyectó un déficit de 3,3 % mientras ahora acordaron que sea del 2,5 %.
El Ministro señaló que habrá una reducción “gradual y decidida” de la asistencia del Banco Central al Tesoro Nacional así como también se acordó tener una estructura de tasas interés reales positivas y avanzar en la reconstrucción de la deuda pública en moneda local. De esta manera, se aceptó lo que exigía el FMI sobre el aumento de las tasas. Las “tasas de interés reales positivas” pueden desacelerar la actividad económica ya que encarecen el crédito productivo y para el consumo. Además, es un incentivo para impulsar otro festival de la “bicicleta financiera”, como el que disfrutaron los fondos especulativos durante el macrismo aunque para ello tendrían que flexibilizar los controles cambiarios.
Guzmán afirmó que se acordó con el FMI avanzar en un enfoque integral de la inflación, tomando en cuenta que se trata de “un fenómeno multicausal”.
Aunque el ministro Guzmán aseguró que “no hay ninguna reforma laboral ni privatización de empresas públicas”, este tipo de acuerdo es el más duro del menú del FMI en términos de condicionalidades. Por lo general, incluye contrarreformas laborales, previsionales y tributarias. Una manera encubierta por el que se avanza con la reforma laboral es la quita de derechos por convenio, como en el caso de Toyota. También el Gobierno avanzó con el ajuste sobre las jubilaciones. Un reciente estudio del Observatorio del Derecho Social de la CTA – Autónoma, coordinado por el investigador Luis Campos, estimó que si se comparan los datos correspondientes a 2021 con el año anterior, los jubilados perdieron un 6 % promedio en sus ingresos, medido en términos reales. Desde 2015 a esta parte, las jubilaciones perdieron, en promedio, un 23 %, también medido en términos reales.
De esta manera, el Gobierno de Fernández avaló tal acuerdo, sometiendo al pueblo argentino a la inestabilidad económica Hay que recordar que el empréstito tomado por el gobierno de Macri ha sido el mayor de la historia del FMI y se trató de un crédito con propósito político-electoral otorgado por Donald Trump para que el cuestionado expresidente ultraliberal pudiera ganar la relección, lo cual no le fue posible.
Los dólares que se recibieron no se usaron para atender urgencias del pueblo argentino. Por el contrario, se usaron para pagar deuda insostenible a los especuladores y para financiar la formación de activos externos. Es decir, la fuga de capitales a paraísos fiscales.
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