POR FERNANDO PANESSO
Entre el gobierno de sí y de los otros, está la cuestión de la democracia. La pregunta es: ¿qué democracia? Desde luego no hablamos de la democracia representativa y delegataria, donde el individuo-socializado entrega su poder a otro, para que éste cuide y vele por su vida. Es decir, renuncia a sí mismo a cuidar de él. Entonces, el gobierno de sí reclama para sí su propia autogestión, su propio autogobierno que va en consonancia con el gobierno de los otros. Eso significa que en la Polis se ha concertado unas leyes y unos modos de vida que todos han decido son los más justos y buenos para la comunidad.
El espíritu del soberano, que en este caso es la comunidad política, no es la imposición de un modo vida, sino el que ellos han proclamado, el que mejor cuida de si y de los otros. El rey filósofo, el soberano filósofo, no tienen cavidad en este escenario, y los consejeros también. La propia vida democrática los superaría con creces, pues es ahí, donde está el manantial de ideas y propuestas de cómo empujar la vida, para que ella florezca incluso hasta en los propios desiertos. Aquí en este escenario de los iguales, de los seres justos, sin jerarquías se moldea y se escudriña las mejores propuestas para edificar y hacer florecer la vida. Por ejemplo, está el caso del discurso de Pericles, él da su opinión a los atenieses con respecto hacer la guerra o no a Esparta. Y eso toca en lo más hondo con la vida. Pero ahí se delibera si debe hacerse la guerra o no.
Pericles persuade a su pueblo, pero eso encara una responsabilidad, so pena de ser condenado, en caso de que se pierda, por haber encauzado a su pueblo a una derrota. De modo, que no es ir hablando y no tener responsabilidad por lo que se dice y se hace. Pero el mejor régimen para asumir tales conductas es el régimen democrático, que entre otras cosas, se hace responsable de sus propias decisiones. Y en eso Pericles se cuida.
¿Quién debe hacerse cargo de la vida de los demás? Ya no es el príncipe, ni el presidente con sus cortes, son los ciudadanos autonomizados los que se dictan a sí mismo sus propias leyes. Y la ley sólo es ley cuando emana de ellos. Lo otro no es ley. Es el único derecho que es derecho. Reivindica los derechos sobre sí mismo y, al mismo tiempo, de la comunidad. Es el entronque de la política y la vida social.
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