POR EDWIN ANDRÉS MARTÍNEZ CASAS
El Banco de la República, cuya Junta Directiva está compuesta en su mayoría por miembros nombrados por Iván Duque, quiere crear una recesión en el corto plazo, subiendo las tasas de interés. Parece que lo de la independencia solo aplica cuando se trata de un gobierno que desafía al modelo, pero poca independencia muestra frente a la ortodoxia neoliberal y el capital especulativo internacional. Los que hacen apología a la llamada independencia del Banco Central aluden a la independencia frente “al gobierno”, así, en abstracto, además de no señalar que el gobierno no es el único agente económico con poder para influir en la política económica y con intereses asociados en las consecuencias de esas políticas.
Y por supuesto, los defensores de este tipo de independencia, han salido a criticar que el Presidente esté en desacuerdo con la decisión de subir las tasas de interés.
La idea de que el mandatario no puede cuestionar una decisión del Banco de la República es profundamente antidemocrática, como lo es la institución misma de la Junta: siete personas que en términos prácticos no le rinden cuentas a nadie, pero cuyas decisiones afectan a millones. Y no me vengan con que el informe al Congreso es la rendición de cuentas, pues de allí no se deriva ninguna obligación de cambio en la política o una aceptación y corrección de los errores cometidos.
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