El alto costo geopolítico que paga Europa por anclarse a los caprichos bélicos de Washington

POR FIONA EDWARDS /

Las obsoletas actitudes de la Guerra Fría frenan a Europa. En su lugar, se necesita desesperadamente una política exterior independiente, y cada vez cuenta con más apoyo.

Recientemente, los Estados Unidos han sido seguidos por una serie de países europeos en apoyo a una política de guerra fría hacia Rusia y China. Esto ha creado cada vez más problemas en Europa: ha provocado una guerra de gran envergadura en el continente, ha creado graves dificultades económicas y ha intensificado el declive del nivel de vida.

En este contexto, los argumentos a favor de que Europa establezca una política exterior independiente –como forma de garantizar la seguridad y la prosperidad– han ganado adhesiones.

Los Estados Unidos lleva la guerra caliente a Europa

Empezando por la expresión más extrema de la situación, la guerra en Ucrania se ha cobrado decenas de miles de vidas. La ONU calcula que casi 18 millones de personas necesitan ayuda humanitaria y millones han sido desplazadas.

Esta tragedia era evitable. La causa subyacente de la guerra fue la política de los Estados Unidos de ampliar la OTAN hasta la frontera con Rusia, incluida la propuesta de que Ucrania entrara en la OTAN aun cuando Rusia ha dejado claro en repetidas ocasiones que eso cruza una “línea roja” en cuanto a la amenaza de sus intereses de seguridad. A pesar de ello, Washington siguió impulsando la expansión de la OTAN.

La ausencia de una política exterior europea independiente ha quedado manifiesta en la política de los principales Gobiernos europeos durante el año pasado, al apoyar la política estadounidense en Ucrania.

Esto ha resultado extraordinariamente caro. En 2022, las potencias de la OTAN asignaron enormes sumas a Ucrania: unos 50.000 millones de dólares de los Estados Unidos, 52.000 millones de euros de la Unión Europea (UE) y sus Estados miembros, y 2.300 millones de libras de Gran Bretaña. En 2023, se ha producido una escalada en el envío de ayuda militar. Tras la presión de los Estados Unidos, Alemania aprobó el despliegue de sus tanques Leopard, mientras que el Gobierno británico está enviando municiones de uranio empobrecido.

Claramente, la militarización en Europa va en aumento, con los principales Gobiernos europeos aumentando el gasto militar durante el último año (algo que los Estados Unidos ha pedido durante muchos años).

El año pasado, el canciller alemán Olaf Scholz prometió 100.000 millones de euros en gasto militar, comprometiendo a Alemania a gastar, en el futuro, el 2% del PIB en defensa. El presidente Emmanuel Macron está aumentando el gasto militar de Francia hasta unos 60.000 millones de euros para 2030 (aproximadamente el doble que en 2017). Gran Bretaña, históricamente el aliado europeo más cercano a los Estados Unidos, ya gasta el 2,2% del PIB en el ejército, 48.000 millones de libras al año.

Los Estados Unidos, por su parte, tienen 100.000 soldados destacados en Europa y numerosas bases militares, incluyendo 119 de ellas en Alemania.

Esto ha afectado negativamente a los intereses de Europa. Sin un esfuerzo por negociar la paz en Ucrania – en vez de promover una escalada – muchos morirán y serán desplazados. Mientras tanto, en toda Europa repercuten los elevados precios de la energía como consecuencia de las sanciones a Rusia, al tiempo que el aumento del gasto militar desvía recursos para hacer frente a la crisis del coste de la vida. Europa se ha vuelto más peligrosa y más pobre.

Estados Unidos no ha apoyado las recientes propuestas de paz en Ucrania, como las de China, lo que se traduce en una guerra prolongada. Los países europeos podrían seguir un camino diferente y desempeñar un papel en el respaldo a las negociaciones para poner fin al conflicto.

Deterioro de relaciones UE-China por instigación de EE.UU.

Económicamente, Europa se enfrenta a una crisis paralela. El lento crecimiento económico, la elevada inflación y las políticas de austeridad de los Gobiernos están afectando a los niveles de vida, mientras que las políticas de algunos Gobiernos europeos hacia Rusia y China han empeorado la situación.

Los Estados Unidos también han instado a Europa a adoptar una postura más contraria a China. Esto ha provocado recientemente el deterioro de las relaciones de Europa con China. El Acuerdo Global de Inversión entre China y la UE, acordado en principio en diciembre de 2020, no se ha firmado a pesar de las oportunidades económicas que abre para Europa. También se está pidiendo a los Gobiernos europeos que se unan a los ataques de los Estados Unidos contra la industria tecnológica china. Ya algunos prohibiendo recientemente TikTok en los teléfonos de trabajo gubernamentales, presionando para una prohibición más amplia.

Las consecuencias económicas de esta dirección serían graves para Europa. China es el mayor socio comercial de la UE y la gran economía de más rápido crecimiento. Las últimas proyecciones de crecimiento del FMI para 2023 estiman que China crecerá un 5,2% (seis veces más rápido que el 0,8% de la zona euro). Los beneficios potenciales para Europa de una mayor cooperación económica con China son, por tanto, considerables.

La lucha por una política exterior independiente

La nueva política de guerra fría de los Estados Unidos ha tendido, por tanto, a producir el caos en Europa. En vista de ello, ahora hay indicios de que algunos políticos europeos importantes no desean seguir por este camino.

El presidente francés Emmanuel Macron hizo un comentario ampliamente difundido tras su visita a China en abril de 2023. Afirmó que Europa no debe ser “seguidora” de EE.UU. en lo que respecta a Taiwán – una cuestión clave – y que, en su lugar, debe perseguir la “autonomía estratégica”. Esto se produjo tras los importantes acuerdos económicos alcanzados entre Francia y China durante la visita de Macron. Queda por ver si Macron tendrá la fuerza política para seguir adelante con un enfoque tan independiente, sobre todo teniendo en cuenta la reacción violenta que estos comentarios recibieron inmediatamente de Washington.

En marzo de 2023, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, adoptó un tono igualmente independiente al afirmar“Las relaciones entre Europa y China no tienen por qué ser de confrontación. Hay un amplio margen para la cooperación beneficiosa para ambas partes”.

A escala mundial, la búsqueda de una política exterior independiente es una tendencia creciente. Este enfoque ha mantenido la paz en Asia, donde la mayoría de los países se han centrado en el desarrollo económico en lugar de la confrontación. El reciente avance en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudí e Irán, establecido con la ayuda de China en las negociaciones, abre la posibilidad de superar una serie de conflictos en Oriente Próximo. En América Latina, la reciente reelección de Lula en Brasil refuerza las fuerzas políticas a favor de la independencia y el desarrollo regionales.

Por tanto, las tendencias que en Europa consideran que una política exterior independiente es importante para el futuro de la región están en consonancia con esta evolución global general.

@fio_edwards

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