El capitalismo es «un sistema que da prioridad a la incesante acumulación de capital»

POR RODOLFO CRESPO /

«Si todos los seres humanos tienen los mismos derechos, y todos los pueblos tienen los mismos derechos, no podemos mantener el tipo de sistema desigualitario que la economía-mundo capitalista siempre ha sido y siempre será. Pero si se admite esto abiertamente la economía-mundo capitalista no tendrá legitimación a los ojos de las clases peligrosas (es decir, las clases desposeídas). Y un sistema que no tiene legitimación no sobrevive» [1].

«El hecho es que la economía-mundo capitalista sobrevive sobre la base de no cumplir con la retórica de lo que predica» [2].

– Immanuel Wallerstein

«Sé quiénes son, sé dónde están, sé de dónde vienen, sé a dónde van» [3].

– Grupo de música gallego Siniestro Total

Uno de los grandes problemas que ha afrontado la izquierda anticapitalista es la conceptualización del capitalismo, ya que el sistema ha creado un correlato no solo para engañarnos, sino para justificarse y ganar legitimidad, de ahí la importancia de esclarecer en qué consiste y desbaratar los mitos que lo sustentan.

Aunque abordaremos en extenso la respuesta a la interrogante planteada, citaremos un largo párrafo de un artículo de 1988, publicado en New Left Review No.167, titulado La burguesía: concepto y realidad, donde Immanuel Wallerstein resume la gran diferencia que hay entre lo que la burguesía dice del capitalismo y lo que este realmente es: «una vez que se examina, se descubre con sorpresa que el burgués, en su práctica histórica, resulta ser casi todo lo contrario de lo que se afirmaba».

«El problema básico reside en la imagen que nos hacemos de cómo funciona el capitalismo. Dado que el capitalismo precisa que los factores de la producción —trabajo, capital y mercancías— fluyan libremente, suponemos que los capitalistas desean una libertad de circulación total, cuando en realidad lo que desean es una libertad de circulación parcial. Como el capitalismo funciona a través de los mecanismos del mercado, basados en la ‘ley’ de la oferta y la demanda, suponemos que requiere, y que los capitalistas desean, un mercado perfectamente competitivo, cuando lo que requiere y los capitalistas desean realmente son mercados que puedan utilizarse y eludirse al mismo tiempo, una economía que combine de forma adecuada la competencia y el monopolio. Como el capitalismo es un sistema que recompensa el comportamiento individualista, suponemos que requiere, o que los capitalistas desean, que todos actúen basándose en motivaciones individualistas, mientras que en realidad requiere y los capitalistas desean que tanto burgueses como proletarios incorporen una fuerte dosis de orientación social antiindividualista a sus mentalidades. Como el capitalismo es un sistema construido sobre la base jurídica del derecho a la propiedad, suponemos que requiere y que los capitalistas desean que la propiedad sea sacrosanta y que el derecho a la propiedad privada se amplíe cada vez a más aspectos de la interacción social, mientras que en realidad toda la historia del capitalismo ha supuesto un constante declive, no una ampliación, del derecho a la propiedad. Como el capitalismo es un sistema en el que los capitalistas siempre han defendido el derecho a adoptar decisiones económicas por razones puramente económicas, suponemos que esto significa que son alérgicos a la injerencia política en sus decisiones, cuando en realidad siempre han pretendido, con toda coherencia, utilizar la maquinaria del Estado y han acogido con agrado la idea de la primacía de lo político» [4].

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@RodolfoACrespo

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