
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ /
Un laboratorio del expolio y un excelente ejemplo de “acumulación por desposesión” para utilizar el término que acuñó el destacado geógrafo británico y teórico social David Harvey, es Colombia, cuyo sistema económico, el capitalista, ha sumido históricamente al país en un grado de iniquidad social hasta tal punto que sigue siendo el tercero más desigual en la escala mundial.
Esta nación suramericana a través de su devenir histórico jamás ha contado con una clase dirigente con visión democrática que apuntalara al país hacia niveles mínimos de democracia económica, sino que ha tenido que padecer una élite dominante, corrupta y egoísta que ha visto al Estado como un fortín de negocios y de saqueo para satisfacer sus concupiscentes y mezquinos intereses. De ahí que esa clase dominante de tesitura mafiosa busque por todos los medios desestabilizar un ejercicio de gobierno tímidamente progresista como el que lidera el presidente Gustavo Petro que busca disminuir en algo las grandes brechas de desigualdad que padece Colombia desde su irrupción como República.
Dentro de este contexto de inequidad social y abuso del corrupto establishment colombiano que ha contribuido en grado superlativo a la crisis estructural que padece Colombia, se inscribe el sugerente trabajo bibliográfico que acaba de aparecer de autoría del economista e investigador social Alberto Maldonado Copello, quien de manera audaz se ha propuesto realizar un análisis del sistema económico de este país a partir de un interesante método de exploración.

En efecto, desde el método de investigación marxista, Maldonado Copello indaga de manera minuciosa las causas de la explotación e inequidad sociales que reinan en Colombia y llega a una contundente conclusión: “el capitalismo es el problema”.
Para un medio como el colombiano imbuido por la charlatanería de las escuelas económicas clásica y neoclásica que los neoliberales revisten con el término de “pensamiento” para hacer creer que es “ciencia”, este sugestivo trabajo bibliográfico no solo generará temor sino rechazo en amplios sectores conservadores por cuanto ha sido tradicional que todo lo que huela a pensamiento crítico y a marxismo trata de impugnarse, vetarse y estigmatizarse, pero, sobre todo, rehuyéndole al debate.
Al fin y al cabo, “la gran mayoría de economistas con título” en Colombia “son analfabetas en la materia modo de producción capitalista, no han leído la obra teórica más importante para entender el capitalismo” y sin embargo se atreven a repugnar una metodología de estudio como el marxismo que además insufla un profundo contenido sociopolítico, por puro prejuicio e ignorancia. Se abstienen de entrar en debate porque jamás se han aproximado a la profunda y compleja obra del filósofo de Tréveris.
La ganancia, ante todo
El libro de Maldonado Copello que tiene la particularidad de ser muy didáctico y que posibilita comprender nociones de economía, explica que “el problema esencial que afecta las condiciones de vida de los trabajadores asalariados y por cuenta propia es el modo de producción capitalista”, cuyo propósito fundamental es la extracción del plusvalor. Es decir, en el capitalismo “no se produce para satisfacer necesidades, sino para obtener ganancias. Esta relación social es una relación de explotación”.
Se llega a tal punto de deshumanización que “si el capitalista no puede vender sus mercancías con ganancias prefiere en ciertos casos destruirlas (por ejemplo, botar la leche) antes que entregarlas a las personas que las necesitan”.
Proceso de acumulación
Este trabajo explica de manera detallada el proceso histórico de acumulación del capital, señalando entre otras características su pernicioso origen. Es preciso recordar que para que el capitalismo haya podido consolidarse “se produjeron fenómenos como la concentración de tierras en manos de los terratenientes, la expulsión de los campesinos de sus terrenos, la conformación de trabajadores que solo disponen de su fuerza de trabajo para vivir, por un lado, y la acumulación de grandes sumas de dinero provenientes del comercio y de la usura, por el otro, los cuales fueron impulsados enormemente por la expansión del comercio mundial y la conquista por parte de los europeos de territorios en todo el mundo. Todos estos procesos se caracterizaron por una enorme violencia”.
Otro rasgo particular del capitalismo es que su economía es “competitiva”, es decir, la negación del otro, “con tendencia a la concentración de oligopolios y monopolios”.
Indicadores económicos obscenos
La investigación bibliográfica muestra datos oficiales que reflejan el sistema inicuo que padece Colombia desde el punto de vista socioeconómico. Este país, por ejemplo, es el más desigual de Latinoamérica en cuanto a la concentración de la tierra. “El uno por ciento de las explotaciones agropecuarias más grandes concentra el 81 % de la tierra, dejando solo el 19 % de la tierra al 99 % restante de las unidades productivas”.
“Los datos del último censo muestran que el 0.1 % de las explotaciones agropecuarias tiene más de 2.000 hectáreas y controla el 60 por ciento de la tierra, mientras que el 81 por ciento de las explotaciones tiene un promedio de sólo 2 hectáreas y ocupa menos del 5 por ciento de la tierra”.
En Colombia, además, se da una “curiosa situación”. En su sociedad predomina el modo de producción capitalista, pero en su Carta Política que es el “contrato social” no se dice “expresamente por ningún lado que los colombianos, por medio de sus representantes, decidieron colectivamente establecer una sociedad organizada bajo el modo de producción capitalista”.
Además, la Constitución del 91 peca de mentirosa, pues “a los constituyentes no les tembló la mano para decir que un hijo de Luis Carlos Sarmiento (el hombre más rico del país) es igual al hijo del portero de las sucursales de uno de sus bancos. Pero a continuación, afirma en uno de sus artículos que ‘El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva’ con lo cual está reconociendo explícitamente que no existe real y efectivamente”.
Esa obscena desigualdad social que históricamente ha sido incapaz el Estado colombiano de enfrentar mediante políticas públicas para disminuir sus niveles de injusticia ha llevado a la Corte Constitucional, subraya el autor, a acuñar el término “estado de cosas inconstitucional”, puesto que más del 40 % de la población es pobre; subsisten aún más de tres millones de analfabetas; el nivel de educación básica difícilmente llega al séptimo grado; alrededor del 85 % de los jóvenes está por fuera de la educación superior; el desempleo se mantiene en niveles del 10 %; un conflicto armado interno que no termina; un crecimiento inusitado de la prostitución; municipios con niveles de pobreza superiores al 80 %; un sistema político atravesado por la corrupción.
Economía sustentada en la corrupción y el crimen
Para completar el oscuro panorama, resta señalar que los “grandes grupos económicos” en Colombia sustentan sus fortunas en la producción de gaseosas (Grupo Ardila Lülle), cerveza (Grupo Santodomingo fue propietario por varios años de Bavaria hasta que vendió buena parte de su participación accionaria en 2005 al conglomerado sudafricano SABMiller) y alimentos como el Grupo Gilisnki con su compañía Nutresa.
El sector más dinámico de la economía colombiana es el sistema de especulación financiera que lideran el Grupo Aval de propiedad de Luis Carlos Sarmiento Angulo, Grupo Bancolombia y el Grupo Gilinski.
Dicho sector se ha visto seriamente implicado en lavado de dinero proveniente del narcotráfico. En 2023 fue condenado en EE.UU. el Grupo Aval de la familia Sarmiento por diez delitos ante lo cual y para evitar juicios penales debió pagar a la justicia estadounidense multas del orden de los 80 millones de dólares.
En similar situación se vio el Grupo Gilisnki en 2024 que tuvo que afrontar una sanción de 20 millones de dólares por no controlar el lavado de activos en Metro Bank con sede en Londres que es de su propiedad.
No hay solución dentro del capitalismo
Luego de un exhaustivo análisis de las causas que generan estos fenómenos de injusticia social sustentado en cifras, Maldonado Copello colige que la solución de fondo no se encuentra en el sistema capitalista.
“El Estado puede compensar, redistribuir algo mediante impuestos más progresivos o gasto social redistributivo, pero las restricciones sustanciales no puede cambiarlas. Los gobiernos actúan sobre los síntomas y no sobre la enfermedad. Las situaciones señaladas son resultado inherente e inevitable del modo de producción capitalista. La causa de los ‘problemas’ es el capitalismo”, demuestra en su estudio este inquieto economista heterodoxo egresado de la Universidad Externado de Colombia, doctor en Gobierno y Administración Pública de la Universidad Complutense de Madrid y ante todo un incansable lector de la bibliografía de Karl Marx, particularmente de su obra cumbre, ‘El Capital’.
Presentación
El lanzamiento del libro ‘Colombia. El capitalismo es el problema’ de Alberto Maldonado, un exhaustivo análisis marxista sobre la actualidad del desarrollo del modo de producción capitalista en este país se realizará en Bogotá, el miércoles 19 de febrero, a las 5:00 pm en el centro cultural La Hoguera (Calle 45 No. 22-55).
Descarga del libro
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