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Cerca de tres mil millones de personas acudirán a las urnas en varios países en este periodo y el uso de la manipulación informativa puede socavar la legitimidad de los gobiernos recién elegidos.
La 19 edición del Informe de Riesgos Globales (2024) del Foro Económico Mundial (FEM), exclusivo club neoliberal de los magnates del planeta que se reúne al inicio de cada año en la ciudad suiza de Davos, compila las conclusiones de la encuesta anual sobre la percepción de los riesgos mundiales, basada en los puntos de vista de 1.490 expertos de los ámbitos académico, empresarial, gubernamental, de la comunidad internacional y la sociedad civil.
La desinformación se sitúa, por primera vez, como el riesgo global más grave (de un total de diez) previsto para los próximos dos años, y se teme que pueda alterar los procesos electorales en varios países.
Cerca de tres mil millones de personas acudirán a las urnas en varios países –Estados Unidos, Reino Unido, México, Bangladesh, India, Indonesia, entre otros– en los próximos dos años y, según los expertos, el uso generalizado de la desinformación, así como de las herramientas para difundirlas, puede socavar la legitimidad de los gobiernos recién elegidos.
En respuesta a la desinformación, explican, los gobiernos podrían decantarse cada vez más por controlar la información y que así aumenten los casos de propaganda y censura. Las libertades relacionadas con Internet, la prensa y el acceso a fuentes de información más amplias –que consideran ya están en declive– corren el riesgo de convertirse en una mayor represión de los flujos de información en cada vez más países.
Por otro lado, a pesar de que la difusión de la desinformación amenace la cohesión de las sociedades, existe el riesgo de que algunos gobiernos actúen con demasiada lentitud, enfrentándose a la disyuntiva entre prevenir la desinformación y proteger la libertad de expresión, mientras que los gobiernos represivos podrían utilizar un mayor control para socavar derechos y erosionar los derechos humanos.
Más allá de las elecciones, es probable que las percepciones de la realidad también se polaricen más, infiltrándose en el discurso público sobre cuestiones que van desde la salud pública a la justicia social, anuncian.
El FEM considera que la creciente desconfianza en la información, así como en los medios de comunicación y los gobiernos como fuentes, podría profundizar las visiones polarizadas y desencadenar disturbios civiles y enfrentamientos (protestas violentas y delitos de odio hasta enfrentamientos civiles y terrorismo).
Las interfaces con modelos de inteligencia artificial (IA) a gran escala –explican– han hecho posible una explosión de la información falsificada y de los llamados contenidos “sintéticos”, que van desde sofisticadas clonaciones de voz hasta páginas web falsificadas.
Para combatir los crecientes riesgos, los gobiernos están empezando a desplegar normativas nuevas. Por ejemplo, la exigencia en China de poner una marca de agua a los contenidos generados por IA que puede ayudar a identificar la información falsa.
La información falsa manipulará a las personas, dañará las economías y fracturará las sociedades de innumerables maneras en los próximos dos años, recalcan. También proliferarán nuevas clases de delitos, como la pornografía falsa no consentida o la manipulación del mercado bursátil.
Para dentro de diez años, la desinformación se sitúa como quinto riesgo, mientras que los eventos extremos asociados al cambio climático, que para los próximos dos años aparecen como segundo riesgo, se convertirán en el primero.