El olvido que no fuimos: carta abierta a Héctor Abad Faciolince

POR IGNACIO CORAL QUINTERO

No puede calificar de tibia a la izquierda luchadora por la justicia social, por el bienestar de las grandes masas colombianas sumidas en la pobreza y la miseria.

Que un personaje como Héctor Abad Faciolince se sume al coro y la campaña terrorista de miedos, mentiras y del todo vale del uribismo -Fico Gutiérrez- , nos obliga a recapacitar en que en esta campaña presidencial va a incrementarse una embestida virulenta contra Gustavo Petro y el Pacto Histórico, superior en ferocidad y malas artes a la que se esgrimió en el plebiscito y que dio al traste con el sentido común del sí.

No otra cosa se deduce de lo que el ponderado autor de El olvido que seremos escribió el pasado domingo electoral en El Espectador. Sin ningún reato intelectual la emprende, venenoso y oportunista, contra la personalidad del candidato presidencial del cambio, desacreditando con ello la prístina herencia humanista que le legó su padre, asesinado en Medellín por defender la verdad y la causa de los derechos humanos, que ahora el hijo pisotea.

Aprovechando la penosa guerra Rusia-Ucrania, penosa como todas las guerras, incluida la colombiana que aún perdura, Abad, sin consideración alguna a las causas de la lucha de Rusia, de Lugansk, Donest y otras regiones en  contra del neonazismo que se instaló en Ucrania después del golpe de Estado de 20l4 y que él debe conocer, escribe sin sonrojarse:

“No estar con Zelenski y con Ucrania en este momento significa no estar con la causa de la democracia, de la libertad de expresión, de la independencia mental y económica, de la autodeterminación de los pueblos… Voto contra el tibio del Pacto Histórico, para quien es lo mismo la democracia como se la conoce y defiende en occidente, y la tiranía tal como se la aplica en la Rusia de Putin envenenando a los opositores políticos, cerrando todos los medios de comunicación independientes, metiendo en la cárcel a todo ruso que salga a protestar contra la guerra. Lectores, no se dejen engañar: identifiquen en Colombia a los candidatos que defienden los valores que Zelenski defiende y voten por ellos”.

He aquí expresado el pensamiento de un exponente de la “gente bien” de Colombia, que prevalido de sus triunfos editoriales y fílmicos, de su buena vida en Europa, de sus viajes en el jet set internacional, nos mira a sus pobres paisanos por encima del hombro y nos cree unos pobres pendejos, minusválidos mentales a los que hay que llevar de la mano a las fuentes del conocimiento y el buen proceder.

Nada mejor que sacarse del magín a David y Goliat para revivirlos en Colombia. Pero como aquí ha habido alguien que ha alzado su voz discordante, un pequeño David que se está convirtiendo en un Goliat, ese es merecedor del repudio y digno candidato, no a la presidencia sino a las llamas eternas del infierno, pues la historia sagrada no es así y no puede distorsionarse.

Empecemos por lo último. ¿Alguien conoce los valores de Zelenski? Quizá su mujer, sus hijos, su siquiatra de cabecera. Pero en todo caso Abad no. Habla por hablar y acoge sin beneficio de inventario la monserga yanqui y sus corifeos de la OTAN, por quienes Zelenski ha arriesgado la vida de cientos de miles de ucranianos al pretender provocadoramente darles asiento armado en su territorio.

Y han tenido que acaecer muchas muertes, desplazamientos y sufrimientos, todos inútiles, para que ahora, después de sus bravatas y poses de héroe nacional que es su atractivo para la “gente bien”, termine aceptando que Rusia tiene razón en no tener el peligro de la OTAN en sus fronteras.

¿Qué es eso señor Abad de calificar de tibio al Pacto Histórico? Se ve que usted no vive en Colombia, pero conoce su historia y tal vez quiera ocultársela en beneficio de los mismos que fueron y hoy siguen siéndolo, enemigos de los ideales humanistas de su padre.

No puede calificar de tibia a la izquierda luchadora por la justicia social, por el bienestar de las grandes masas sumidas en la pobreza y la miseria, por los derechos y tranquilidad de la clase media; una izquierda que ha levantado su voz contra las injusticias, en defensa de la soberanía nacional y para denunciar sin ambages la corrupción, el robo del dinero público, los contratos millonarios con tajada para el gobernante y en perjuicio de los pobres, el  asesinato estatal y los falsos positivos, la desatención en salud y educación, la falta de vivienda, el desempleo y demás calamidades.

Tibio es usted y quienes como usted cierran los ojos ante la realidad espantosa de nuestro país y los abren clamorosos ante la sangrienta actitud del neonazismo ucraniano.

En afortunada ocasión participé en una convocatoria nacional por la defensa de los derechos humanos, en la que estuvieron presentes el excanciller Alfredo Vásquez Carrizosa y su señor padre. A este le oí decir que la democracia no son solo elecciones, menos cuando son elecciones signadas por el fraude, la compra de votos, el constreñimiento y demás expresiones corruptas.

La verdadera democracia se da cuando se antepone la vigencia de los derechos humanos a la injusticia social y la arbitrariedad del Estado. Al parecer usted ha desoído las palabras de su padre y por eso no cae en cuenta de que eso es lo que predica y practica el Pacto Histórico. Escuche a su padre y no se engañe ni quiera a engañar a otros.

Las 2 Orillas, Bogotá.

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