POR JULIÁN GRANDA
El día 04 de marzo volvió aparecer una encuesta. Fue de la firma de Invamer. Los resultados insuflaron de ánimo y moral la tendencia política que continúa avante, el Pacto Histórico.
Coincidiendo con la noticia, y apoyándose en la capacidad moral del resultado, en Antioquia se organizó un espacio amplio mediante el uso de la plataforma Twitter, denominado Space.
Las intervenciones estuvieron fundamentadas; en tanto intentaban asociar resultados con postulados teóricos propios de la Ciencia Política y la Comunicación Electoral. El espíritu de victoria se analizó con cuidado, por supuesto; dejando entrever afirmaciones del tipo, “vamos hacer gobierno”.
Algo que puede decirse hoy en el país, es que está haciendo carrera este tipo de perspectiva analítica. En espacios cotidianos de conversación, en foros, en notas de prensa, aunque existe cautela, la tendencia es afirmarla sobre la sensación de victoria frente a la cual, hay que advertir.
Sobre todo en términos absolutos. Hoy la observación debe ser más exigente con la realidad y algunos interrogantes no se deben obviar, antes por el contrario, deben formularse con toda la intensión de tener más información para el actuar que me permitiré usar, empleando el enfoque teórico marxista, enfoque que considero produce un mayor grado de complejidad.
Por ejemplo, puede pensarse que alguna fracción de la pequeña burguesía está apoyando al Pacto y lo manifiesta públicamente, bien sea permitiendo el uso de publicidad, agitando en sus grupos de confianza y en espacios públicos, invitando a sus trabajadores, en otros términos ¿los medianos comerciantes junto con los pequeños comerciantes apoyan lo que se percibe en las encuestas? ¿Los pequeños productores de textiles, cueros, químicos? ¿Los transportadores de carga mediana o liviana?
Mejor aún, considerando una hipótesis previa, según la cual, la pequeña burguesía tiende hacia el centro y hacía lo conservador, sean liberales o del centro Democrático es posible interrogarse ¿La difusión de estas encuestas o de estos datos están haciendo mella en este imaginario? Antes de emitir una opinión sobre tales preguntas, es justo seguir por esta línea de análisis, considerando que ha sido interrogada sobre la política una clase social con gran capacidad de empleo formal e informal a nivel nacional. Es decir, una clase que tiene el control biopolítico de más de tres millones de trabajadores.
Ahora, siguiendo los mismos términos vale preguntarse si alguna fracción de la burguesía apoya al Pacto, por ejemplo, ¿la importadora de agro químicos? ¿La burguesía comercial de grandes superficies, Olímpica, D1, Éxito, Homecenter con sus socios locales? ¿La asociada a las telecomunicaciones, Claro, Movistar, Virgin? ¿Aquella vinculada a la extracción de minerales e hidrocarburos? ¿La burguesía de la construcción de vivienda, vías, hospitales etc.? ¿La burguesía de las EPS, Servicios de Seguridad social, cómo cajas de compensación o pensión apoyan al Pacto?
En términos brutos, un aspecto resulta importante, es imposible determinar la composición actual con la capacidad de las fuentes existentes, pero la necesidad por entender el comportamiento político de estas clases es fundamental, porque a diferencia de la publicidad, el abarrotamiento de plazas, el papel de los medios en la difusión de las encuestas ellos tienen razones materiales para estimular, exigir y obligar a sus trabajadores/votantes, sea soterrada o abiertamente e incidir en el resultado preliminar del 13 de marzo.
Y, debe ampliarse, si bien la composición de la fuerza de trabajo es igual de diversa, se perfila una continuidad, los perfiles políticos de la misma son imposibles de captar, por ejemplo, ¿los trabajadores del comercio por cuenta propia apoyan al Pacto? ¿Los trabajadores del turismo? ¿Conductores? ¿Trabajadores del comercio de bienes y servicios minorista y mayorista lo hacen? ¿Los estibadores? ¿Los trabajadores de las plantaciones o enclaves económicos, del tipo la palma, las maderas, los frutales, incluido el café, el banano, el cacao, la caña, el arroz apoyan al Pacto? ¿Los trabajadores de las pequeñas industrias ensambladoras? ¿Los trabajadores de la burocracia? ¿Los trabajadores de las empresas públicas?
Como se dijo, esta complejidad es imposible de determinar, pero un dato cualitativo debe ser subrayado: los rasgos de consciencia política, conocimiento sobre la forma de revertir la situación, aún no está desarrollada en el país pese a los atisbos juveniles de la pequeña burguesía educada y los desempleados en el último estallido social; tampoco en lo orgánico, porque no se cuenta con asociaciones o formas mutuales de cooperación complejas (tal vez Ecopetrol, EPM, ISA y la burocracia estatal sí, pero su fuerza de trabajo es inferior frente a la masa disponible a nivel nacional que no goza de prebendas legales), luego entonces, es posible afirmar la hipótesis, en la clase trabajadora la tendencia es hacia el individualismo que en lo político electoral es pro statu quo y abstencionista; en lo callejero, temeroso; y finalmente, en lo internacional xenófobo y apático.
Y todo lo dicho hasta ahora, no permite tener valoraciones del tipo que se emiten en esos Spaces según los cuales, votarán en el país 21 millones de personas, es decir crecerá aproximadamente alrededor de 8% la masa votante; y de estas, 8 van por el Pacto; 4 por la Coalición de la Esperanza; 2.5 por Centro Democrático; el restante distribuido en Conservadores, Liberales y el resto.
Más bien, puede producirse un fenómeno relacionado con crecimiento de las listas de la izquierda reformista en Senado y Cámara, pero por la observación que se logra vislumbrar la participación de las clases en las elecciones no se incrementará lo suficiente para llevar listas victoriosas y con posibilidad de adelantar las reformas legislativas y constitucionales necesarias para transformar la correlación de fuerzas en el país en términos de defenestrar al neoliberalismo; al menos para las elecciones parlamentarias, que tienen una característica, al ser tan dispersas frente a la distribución de la votación, tienden a generar menos polarización y mayores sesgos en el elector, es decir, frenos a la hora de emitir la X en ese enorme tarjetón.
Así pues, debe mantenerse la cautela, hablarle claramente a la clase; mostrarse en los últimos intentos publicitarios con mensajes contundentes para la pequeña burguesía y la fuerza de trabajo: ¿los planes de vivienda, salud y equidad salarial (esto referido al cuidado) quién los pagará? ¿Los planes de mejoramiento de barrios urbanos, zonas rurales cómo se llevarán a cabo? Y mantener la lógica simbólica de pacto, unidad y lucha. De otro modo, este proceso no tendrá ni alma, corazón ni vida.
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