POR GEARÓID Ó LOINGSIGH
El paro colombiano lleva ya tres semanas. Lo que la burocracia sindical seguramente pensaba sería un día de paro y no más desbordó sus expectativas y además se les salió de las manos. Formalmente el Comando Nacional del Paro, integrado por la burocracia sindical de la CUT y autoproclamados representantes de la sociedad civil, sigue siendo el vocero y representante del paro, pero en los barrios sólo sirve para poner la fecha de las movilizaciones nacionales, y a veces ni eso, pues hay movilizaciones todos los días y nadie pide permiso a dicho Comando para hacerlas.
En todas las movilizaciones se escuchan voces en la calle y a veces desde tarimas que dicen que el Comité Nacional del Paro no les representa. Existe cierta desconfianza hacia ese Comando y otras voces de la supuesta izquierda en el Congreso. Primero hubo un intento por parte de Jorge Robledo del MOIR y sus nuevos aliados de la derecha, como Fajardo y Ángela Robledo de usurpar la representación del paro (a que se opusieron) y negociar con Duque. Dicho intento fracasó por muchas razones, entre ellas Duque no quiere negociar y sabe que si le toca hacerlo pues los Robledos y Fajardo no tienen el poder de desmontar el paro.
No es así con otros político, como Gustavo Petro, quien apuesta a ganar la Presidencia el año que viene aprovechando el descontento popular que se expresa en el paro. Por eso es muy importante para él intentar controlar y canalizar ese descontento y llevarlo por las vías legales y constitucionales.
Inicialmente cuando Duque anunció la retirada de la Reforma Tributaria, Petro y otros estaban de acuerdo con levantar el Paro y declarar la victoria, dejando las otras reformas para una futura negociación. Sin embargo, el paro ya tenía una dinámica propia, y nadie paró bolas a la propuesta de declarar la victoria y desmovilizar el paro. Y menos mal, pues lo que venía encima era más que una simple reforma tributaria sino un golpe duro contra los pobres y un pillaje descarado del erario. El mismo Petro preguntó cómo Carrasquilla logró aumentar la deuda del país.
En el año 2020 el país aumentó su deuda en 120 billones de pesos, nos endeudamos en USD $28.000 millones en un solo año. ¿Qué hizo Carrasquilla con ese dinero? No fue a los hogares de los pobres para calmar el hambre, no fue a la pequeña y mediana empresa privada para mantener la mayor parte del empleo del país, no fue a comprar vacunas, pruebas, unidades de cuidados intensivos, o a financiar el personal de salud.
Así, nadie duda de la clase de hampones que nos gobierna. La CUT, Petro y demás saben perfectamente, hasta dependemos en parte de sus propias denuncias para recoger información. No les falta información ni la capacidad de analizar la situación. Así las propuestas frente a qué hacer ahora no son errores, malentendidos ni mucho menos un desconocimiento de la realidad.
El senador Iván Cepeda se ha destacado en el paro por las denuncias diarias que hace en sus redes sociales de las violaciones de los derechos humanos en el marco de las protestas y ha sido coherente con sus denuncias y puso su nombre a un informe presentado ante la Corte Penal Internacional.
El informe, contiene evidencias de delitos contra la población civil en la modalidad de homicidios, torturas, privaciones graves de la libertad física, violencia sexual y desapariciones forzadas. Da cuenta de al menos 1595 hechos, ocurridos en varios departamentos del país, que demuestran violaciones de DD.HH. De estos hechos se aportó la identidad de 315 personas. Se documentaron 24 casos de asesinato y 50 de víctimas de tentativa de asesinato; 16 víctimas de violencia sexual; 11 víctimas de desaparición forzada; 129 víctimas de tortura y 1365 víctimas de detención irregular.
Pero si Duque es un criminal, y no hay motivo alguno para pensar que no lo es, surge una pregunta, ¿Para qué negociar con un criminal de delitos de lesa humanidad? Los criminales de esa naturaleza se tumban, y se juzgan, sin más.
Hace poco, Petro publicó su última propuesta bajo el título de De la barricada… a la multitud. Como todo de Petro, está bien argumentado, pero peligroso. No representa un peligro para la burguesía sino para el pueblo alzado en el paro. Antes de mirar su propuesta valga recordar que en estos días Petro se jacta por Twitter de haberse reunido con empresarios para buscar una solución a la crisis y su nueva Directora de Comunicaciones, es María Antonia Pardo, una persona más bien de la derecha colombiana, quien no dudó en señalar públicamente a colaboradores de Petro de ser del ELN. Ella explicó su decisión de trabajar en el equipo de Petro como parte del llamado Pacto Histórico porque el candidato necesita una alianza entre empresarios y la ciudadanía. Y esa es la propuesta de Petro, una alianza con empresarios contra una reforma que beneficia a empresarios. Y realmente el artículo de Petro debe llamarse De la barricada… a las urnas, pues se trata de una llamada a que el Paro vaya sólo por las vías legales del estado. Sin embargo, plantea varios puntos acertados, y seguramente será en esos puntos que él y los demás intentan desmovilizar al paro.
Petro afirma, y no sin razón, que las barricadas en los barrios son defensivas. Eso es cierto, pero son una defensa contra el mismo Estado asesino que él mismo ha denunciado. Las barricadas no van a tumbar a Duque, dice. También es cierto, pero son parte de ese proceso de tumbarlo.
Saben que la juventud popular tenderá a quedarse en los barrios que consideran sus territorios en las zonas que conocen y que allí levantarán barricadas defensivas. Saben que las podrán golpear cada vez que quieran y que esa actividad al final no afectará a los dueños del poder y de la economía. La barbarie puede continuar durante meses y Duque se mantendrá impasible mientras aumenta el saldo mortal de la juventud.
Intenta desanimar a la gente con esa descripción que habla de las barricadas como si ocurrieran de forma aislada y no como parte de un conjunto de acciones a lo largo y ancho del país. Les pide pasar a otra clase de actividad no defensiva, pero tampoco ofensiva.
En la barricada barrial se termina enfrentando el tendero del barrio, el agente de policía y el joven entre sí, todos pobres. En la movilización activa hacia los centros del poder, se dirime una lucha entre la multitud y el poder. Se construye una opción. La gente de Colombia Humana debe dialogar con la juventud popular, y deliberar con ella para permitir que la movilización social pase a las grandes multitudes.
Quizás Petro no haya participado directamente en las marchas por temor por su seguridad, algo perfectamente entendible, pero ¿no ha visto en ninguna parte reportajes sobres las grandes marchas? Claro que sí, de hecho, él mismo ha comentado sobre estas marchas. Entonces ¿cuáles son esas movilizaciones masivas, las grandes multitudes de que habla? En una entrevista lo dejó claro que “más paz, más posibilidades de cambio, más violencia, más posibilidades que el siguiente presidente sea él que ponga Uribe”. Para Petro “entre más gente pudiera salir a las calles en multitudes pacíficas, más rápido se vería la solución… y lograríamos no sólo que el gobierno se escuchara sino que dialogara para pactar”. Es decir, la movilización es sólo un mecanismo para presionar a Duque y las élites a pactar algo. Pero en la calle, se escucha la frase Duque, Hpta, Renuncie. Si se renuncia no se puede pactar nada. Y Petro está en contra de forzar su renuncia. Dice, que si pasa eso, lo reemplaza Martha Lucía Ramírez. Es cierto. Pero eso es sólo un problema si nos limitamos a Duque y no al gobierno y todo el Congreso como tal.
Las juventudes populares deben realizar asambleas en sus puntos de resistencia, nombrar delegados y con ellos y ellas conformar coordinadoras por ciudad. Evitar la dislocación de las mesas locales de negociación como propone Uribe para dividir y diluir, y al contrario, nombrar delegados para integrase en el comité del paro y liderar una negociación nacional.
Es un buen punto, pero no requiere el desmonte de las barricadas. Petro en su artículo echa la culpa a los jóvenes por los tropeles cuando todos sabemos que en la mayoría de casos eran marchas pacíficas atacadas por el ESMAD. Sus marchas de multitudes, también pueden ser atacadas. Pero él quiere una negociación, sobre puntos específicos, que incorpora a los jóvenes.
El comité de paro ampliado es el instrumento de la negociación de una agenda de las multitudes. De ese pacto puede surgir la ampliación de la cobertura de la educación superior, el cambio del modelo de salud en las barriadas pobres, puede surgir la reestructuración de la policía para que el agente de policía pueda ascender en toda la carrera hasta ser general, puede lograr que cambie la política sobre consumo de drogas para que ésta deje de estar en el ministerio de defensa y pase a estar en el ministerio de salud pública. Y algo fundamental para la juventud popular: se puede lograr una política de empleo garantizado del estado.
Sí, deben elegir sus propios representantes pero no para entrar en un Comité Nacional de Paro, que muchos dicen una y otra vez que no les representa, sino para montar su propio comité que piensa a corto y largo plazo y cuyo éxito no se mide en curules en el Congreso. Esos comités deben tener su propia articulación nacional. El Paro logró la retirada de la reforma tributaria, las otras dos reformas tributarias de Duque pasaron por el Congreso y Petro y su gente no los paró. En un debate de control político el senador Iván Cepeda se vio obligado a regañar al general Artehortua para que le prestara atención y suplicarle que no irrespetara el Congreso. Artehortua le hizo caso omiso y siguió tratando al Congreso como una especie de Café de lujo donde reunirse y charlar con sus amigos. El Paro, sin embargo, logró que el comandante de Policía en Cali, Juan Carlos Rodríguez renunciara.
Petro, pide a la juventud que renuncie a su lucha y espere a su elección como presidente y apela al miedo a un golpe de Estado o un estado de conmoción interior para asustarles más. Termina su misiva con unas demandas, ninguna de las cuales incluye la renuncia de Duque, el juzgamiento de los altos mandos policiales o el desmonte del ESMAD, sino propuestas tibias sobre el empleo etc. pero nada de fondo.
Los invito jóvenes a deliberar sobre estas propuestas, y los invito también empresarios a tratar con mente abierta esta nueva realidad, e invito a Duque a estar en disposición de pactar.
Pero en las calles nadie está hablando de pactar sino forzar la renuncia de Duque. Han logrado más en poco tiempo que Petro y su gente en toda la legislatura. Cuando Petro era alcalde, no logró y de hecho no pretendió hacer cambios de fondo. Todos los cambios eran coyunturales y manejaba proyectos loables de su gobierno, como Territorios Saludables, como un botín electoral, y cuando llegó Peñalosa a la Alcaldía, simplemente no renovó esos proyectos. El cambio pasa por los jóvenes en la calle y no por personas pensando en cómo manejar el Estado como botín personal con fines electorales.
Este paro puede ser derrotado de muchas maneras, una es que Duque lo aplaste con el uso de la fuerza, algo que no debemos descartar, la otra manera es el desgaste, o la entrega mediante negociones dirigidas por la CUT, Petro y demás quienes sólo son capaces de ver esto como una oportunidad electoral. No se preocupe sr. Petro, con casi total seguridad Ud. será el siguiente presidente, mientras tanto, no obstaculice la lucha, que supera con creces la gestiones de Uds, en esta legislatura. Como dijo, el revolucionario cubano José Martí “Si no luchas, ten al menos la decencia de respetar a quienes sí lo hacen”. Esto es una oportunidad de los jóvenes de hacer historia y no de facilitar a Petro en su deseo de pasar a la historia como otro presidente quien dio esperanzas y terminó decepcionando a todos, menos los empresarios.
La burguesía teme el éxito del paro, no hay ejemplos del pueblo forzando la renuncia de un mandatorio y no quieren que sienten tener ese poder. La izquierda reformista tampoco quiere que el pueblo vea la posibilidad de tumbar a un presidente como algo real. Todo en Colombia, se negocia, se pacta, para que todo quede igual, aunque aparente un cambio y en medio de las apariencias alguien se lucra, generalmente quienes usurpan la vocería de otros.
* Fotografías del autor.
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