POR ANDRÉS GIUSSEPE
El pasado 4 de julio de 2024, arrancó la campaña electoral presidencial. Los comandos de campaña de los dos candidatos con mayor opción se lanzaron a las calles de Caracas, para medir fuerza y liderazgo. Ambas marchan fueron multitudinarias.
Es una campaña electoral corta, que gira en un ambiente político electoral lleno de intereses ocultos y con la participación indirecta de Estados Unidos en el desenlace durante, el día de las votaciones del 28J, y después. Son varios los escenarios, Pero más allá de los resultados electorales, del ganador, los intereses foráneos están jugando a qué saldrán beneficiados sea como sea.
No es casualidad que periodistas de medios oficiales resalten la noticia que Nicolás Maduro está ganando las apuestas en las principales casas de apuestas en New York. Evidentemente que la banca internacional para las elecciones del 28J está jugando a ganador y a perdedor a la vez, como siempre ha jugado en la geopolítica mundial de los últimos 120 años.
La banca internacional y los intereses petroleros occidentales tienen sus ojos puestos en Venezuela. Ellos están en todos los frentes de batalla, financian a la oposición y ponen a ganar a Nicolás en las apuestas mundiales. Sus ansias es controlar la banca, posicionar sus intereses industriales en el mercado de bienes y servicios nacional, administrar gran parte de los recursos naturales y las exportaciones petroleras y tener aliados en el Gobierno que venga. Gane quien gane los intereses de la Casa Blanca saldría ganando.
La licencia 44 de la OFAC es el patrón de dominación imperial impuesta para el futuro económico venezolano que Maduro ni ningún candidato de la oposición dice cómo va a superarlo. Su táctica es infalible, el que quiera producir petróleo en Venezuela tiene que pedirme permisos, porque gana quien gane, cualquiera de los dos bandos que puentean las encuestas deberán sentarse con ellos para negociar cada concesión futura sobre el petróleo venezolano. Ellos nunca perderán, siempre saldrán ganando.
Pero el juego está trancado para los venezolanos y venezolanas que están dentro y fuera del país. El 28J se juega la continuidad de una política gubernamental que ha preferido sacrificar la defensa del salario y derechos de los pensionados y jubilados, y entre una opción que será la representación en el sistema político nacional de las potencias extranjeras, de las grandes compañías transnacionales y de la banca internacional.
Al final un gobierno títere o en la sombra será la vía directa para la colocación de préstamos internacionales a nuestros país a cambio de concesiones de explotación de recursos naturales y todo tipo de facilidades a las transnacionales para apoderarse de nuestras industrias. Estaríamos regresando a los tiempos de Juan Vicente Gómez, un gobierno represivo con apoyo de los medios internacionales, la CIA y las compañías petroleras.
Contra lo que muchos piensan, un gobierno de la ultraderecha en Venezuela es la esperanza de la conspiración financiera internacional y la persecución política contra todos los chavista y madurista juntos.
Por eso el juego está trancado para la población. Pareciera que no hay salida positiva con Nicolás o con Edmundo. Estamos de rodillas, sino no nos agarra el chingo nos agarra el sin nariz.
Porque tener un candidato que dice llamarse socialistas y Comandante Obrero que aplica mantiene una política económicas donde se sacrifica el salario, las pensiones y los beneficios contractuales de larga data de lucha revolucionaria, que son derechos constitucionales, más allá que se diga luchar contra el imperialismo, el capitalismo y las injusticias sociales, desde una perspectiva de izquierda es políticamente incorrecto.
Asimismo, la ultraderecha en disputa electoral, que busca derrotar al ejército bolivariano y al Gobierno de Nicolás para instaurar un Estado liberal, pero con un legado de traiciones a la patria y con propuestas abiertas de privatizar PDVSA y entregarles nuestro futuro al Fondo Monetario Internacional y a los intereses extranjeros, también es algo jalado por los pelos, que los hace ver como políticamente erráticos.
En ambas propuestas presidenciales para el 28J el gran perdedor que seguirá sufriendo es el pueblo llano. Porque al final, en sus propuestas ambos bandos ideológicos apuestan a la apertura de los mercados, a la traída de inversionistas y su capitales extranjeros a Venezuela, que la única forma que lo hagan es creándoles condiciones donde el capital se multiplique de forma rápida generando desigualdad de ingresos. Valga decir, que el ritmo de crecimiento de la participación porcentual de los empresarios en los ingresos agregados (PIB), sea cada vez mayor al ritmo de crecimiento de las Remuneraciones de Empleados.
Y allí están ellos, la banca internacional, las transnacionales petroleras y comerciales globales de cualquier parte del mundo, que se moverán en función de lo que les indique sus jefes: la oligarquía financiera mundial. Allí estarán latentes de lo que pasará con uno y otra bando ideológico que salga victorioso el 28J.
En ninguno de los proyectos plantean el crecimiento con inclusión social y laboral, simplemente crecer como sea, que aumente la producción y exportaciones petroleras, a fin de que el Estado disponga de más recursos para seguir entregándoselos a particulares, empresarios y gremios amigos, como siempre se ha hecho. En fin, nos espera más crecimiento con desigualdad de ingresos, una de las grandes fallas estructurales de nuestra economía. Y eso nadie lo puede negar.
Por eso insistimos, después del 28J toca seguir luchando. La “Otra campaña” continuará porque los problemas nacionales y estructurales no están en la agenda de los dos principales candidatos a la presidencia de Venezuela para los próximos 6 años.
Ojala que después del 28J el país no entre de nuevo en tiempos de inestabilidad política que es el escenario ideal que apuestas los grandes intereses bancarios internacional. Ojalá que el CNE logre un pacto nacional de reconocimiento y reconciliación post 28 de Julio, para que los resultados más bien no cuesten miles de vida en el país y más migración.