POR OCTAVIO QUINTERO
El principal representante del empresariado colombiano, Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, se perfila como vocero de la oposición a los cambios políticos y sociales que propone el gobierno Petro.
Ya los colombianos tienen claro que el primer cuatrienio del cambio va a ser duro… y lleno de acaloradas polémicas donde la verdad se entraña en elaborados tecnicismos y falacias difíciles de descifrar. El propio presidente Petro se pone al frente del combate dialéctico mientras insiste en “consolidar su triunfo” apoyado por organizaciones empresariales –no hegemónicas–, los sindicatos, la sociedad civil y los ciudadanos de a pie.
Como respuesta, el presidente de la ANDI, Mac Master, desplegó toda su beligerancia, hasta el punto de acusarlo de “liderar una campaña de desprestigio y estigmatización contra las empresas de Colombia”. Grave, temeraria y falsa acusación, por lo indemostrable. Y cuando la Casa de Nariño señala que es “peligroso fomentar lo que no es cierto”, el Consejo Gremial exige respeto. Vaya ironía: “los pájaros tirándole a las escopetas”.
La discusión en marcha tiene al ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, atrapado entre los medios de comunicación y redes sociales conteniendo la artillería de la gran empresa contra la reforma tributaria… Atizan el fuego reformas más polémicas que vienen en camino, como la sanitaria, la laboral y la de pensiones; lo mismo, decisiones sobre transición energética que toca con la industria extractiva (petróleo y minas); la regla fiscal, que toca con la disponibilidad del gasto social y la deuda pública; la fracasada guerra al narcotráfico, que toca con la estrategia interna de combatir la producción y exportación de cocaína; o, la que se abre ya sobre el incremento del salario mínimo en medio de una fiera inflación y de una pobreza general que ronda el 42,5% de la población. Entra también en liza la estrategia de lucha contra la inflación anclada a la tasa de interés de referencia que amenaza con provocar una recesión económica, como lo advierte Petro, por lo que lo acusan de “intervención indebida” en la autonomía del Banco de la República.
En síntesis, el gobierno quiere trazarle al país un rumbo hacia un capitalismo con responsabilidad social que está generado lógica confrontación con los grupos económicos dominantes y sus corifeos atrincherados en los tanques de pensamiento, de donde saltan a los medios de comunicaciones con sus tecnicismos y falacias bien elaboradas que, posteriormente, los periodistas y columnistas se encargan de inflar y masificar.
Por citar solo el problema de la desigualdad que agobia a Colombia y la pone en el indeseado primer lugar en Latinoamérica, un estudio de Garay & Espitia 2020, muestra que el ingreso del uno por mil de las personas más ricas del país, es 1.302 veces superior al ingreso promedio de los más pobres; y, con relación al patrimonio, es 3.606 veces mayor; o el estudio de la OCDE, de marzo 2022, que indica que una familia de estrato bajo en Colombia (1, 2 y 3) “tarda 11 generaciones para salir de la pobreza”: ¡UFF!
A lo largo de su carrera política Petro ha demostrado ser tenaz… Por más que alce la voz Mac Master no parece amilanarse. En lo más álgido de este debate, trinó desde Turbo, Antioquia, y en medio de multitudinaria asistencia al segundo Diálogo Regional Vinculante: “El único dueño del gobierno es el pueblo”. Es una constante señal que lanza Petro en todas sus intervenciones populares, como buscando empoderar a la gente en defensa del cambio. El Día de la Resistencia, 12 de octubre, fue más claro al pedir “millones y millones de personas en las plazas, en las calles, en la universidad, en el campo y en la gran ciudad dispuestas, de verdad, a presionar los cambios…”.
Ante el avance de la cizaña del conglomerado económico y sus medios de comunicación, la referencia de Petro al pueblo, en la perspectiva de una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones políticas, es diciente, si es en lo que está pensando; porque, en la variante del Estado de opinión, que también puede ser, ya es otro cuento… El registro histórico no muestra buenos resultados y, en el presente, los gobiernos que se atornillan al poder, así estén rodeados de pueblo, están llenos de dudas.
Fin de folio.- La paradoja política universalizada es que los oligarcas defiendan su statu quo como un bien democrático; y que el pueblo, primer damnificado, les crea y respalde.
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