Explotó relación entre Trump y Musk: amenazas, reproches y una acusación de pedofilia

Trump dice estar “muy decepcionado” con Musk y al confirmar su ruptura con el magnate.

RESUMEN AGENCIAS /

Ruptura de los dos magnates de la ultraderecha estadounidense: Donald Trump y Elon Musk, tan intensa y publicitada como cuando comenzó.

La alianza entre el presidente Trump y el billonario Musk despegó como uno de los cohetes de SpaceX: con gran impulso y alcanzando alturas impresionantes… Y luego explotó.

La espectacular ruptura alcanzó su punto más álgido el pasado jueves 29 de mayo cuando Trump amenazó con cancelar los contratos que tiene Musk con el Gobierno y el empresario respondió afirmando —sin presentar evidencias— que la Casa Blanca no ha publicado todos los registros relacionados con el abusador sexual Jeffrey Epstein porque Trump aparece en ellos.

La caótica ruptura entre el Presidente de Estados Unidos y el hombre más rico del mundo se desarrolló en sus respectivas plataformas de redes sociales después de que, durante una reunión en la Casa Blanca con el nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, un periodista le preguntó a Trump sobre las críticas de Musk a su proyecto de ley de gastos.

El distanciamiento ocurrió menos de una semana después de que ambos aparecieron juntos en el Despacho Oval durante una discreta despedida en la que Trump le agradeció a Musk por su breve periodo como empleado del Gobierno federal, entregándole una simbólica llave dorada.

Trump había permanecido en gran medida en silencio en los últimos días mientras Musk se quejaba en su plataforma de redes sociales X, condenando el llamado “enorme y hermoso proyecto de ley” del Presidente. Sin embargo, Trump respondió diciendo que estaba “muy decepcionado con Musk”.

Musk respondió en tiempo real a través de X. Trump, quien se suponía que debía pasar la jornada del jueves 29 de mayo discutiendo la guerra entre Ucrania y Rusia con el canciller alemán Friedrich Merz, aumentó las apuestas cuando recurrió a su propia red social, Truth Social, y amenazó con usar al Gobierno federal para perjudicar las finanzas de Musk, atacando los contratos de su empresa de internet Starlink y su compañía de cohetes SpaceX.

“La forma más fácil de ahorrar dinero en nuestro presupuesto, miles y miles de millones de dólares, es cancelar los subsidios y contratos gubernamentales de Elon», escribió Trump en su red social.

“Esto se pone cada vez mejor”, respondió rápidamente Musk en X. “Adelante, hazme el día”.

Musk luego declaró, sin ofrecer evidencia de cómo podría tener esa información, que Trump aparecía “en los archivos de Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos. ¡Que tengas un buen día, DJT!”.

La insinuación tocó las viejas sospechas de conspiranoicos y detectives de internet, quienes creen que el Gobierno aún no publica documentos delicados e incriminatorios que están en su poder.

La creciente brecha surgió tal como comenzó su relación: de forma rápida, intensa y pública. Y no tardó en afectar las finanzas de Musk, incluso antes de las amenazas de Trump.

Después de que el prepotente inquilino de la Casa Blanca comenzó a hablar sobre Musk, las acciones de su empresa de vehículos eléctricos Tesla cayeron más del 10 %, su más reciente fluctuación desde la jornada electoral. El precio de las acciones se duplicó pocas semanas después de que Trump fue electo, pero cedió esas ganancias con creces durante el periodo que Musk permaneció al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE por sus iniciales en inglés), sólo para luego recuperarse después de que en abril prometió enfocarse mucho más en Tesla y sus demás compañías.

Donald Trump: la versión del neofascismo en el siglo XXI.

Políticos y sus donantes rara vez coinciden en todo. Pero la magnitud del apoyo de Musk a Trump, quien gastó al menos 250 millones de dólares en su campaña, y el alcance de la libertad que le otorgó el presidente para recortar e investigar al Gobierno mientras estuvo al frente del DOGE sólo ha quedado eclipsado por la velocidad de su ruptura.

La época de luna de miel

Musk lanzó un insulto particularmente hiriente a un Presidente que se ha mostrado sensible sobre su posición entre los votantes: “Sin mí, Trump habría perdido la elección”, replicó Musk. “Qué ingratitud”, dijo Musk en otra publicación.

Musk anunció su apoyo a Trump poco después de que el entonces candidato sobrevivió a un intento de asesinato en un acto de campaña en Butler, Pensilvania, en julio del año pasado. Pocos días después, Musk anunció la creación de un comité de acción política en apoyo a la elección de Trump.

Musk pronto se convirtió en un asesor cercano y compañero frecuente, y se le recuerda por saltar entusiastamente durante un mitin de Trump en octubre. Una vez que Trump fue elegido, el multimillonario de la industria tecnológica estuvo de pie detrás del Presidente mientras era juramentado al cargo; lo acompañó a bordo del Air Force One para estancias de fin de semana en la finca de Mar-a-Lago de Trump en Palm Beach, Florida; durmió en el dormitorio Lincoln de la Casa Blanca por invitación del mandatario y asistió a sus reuniones del gabinete con una gorra del movimiento “Hagamos grande a Estados Unidos otra vez” (Make America Great Again) de Trump.

Elon Musk salta en el escenario durante un mitin de campaña electoral de Donald Trump en Pensilvania.

Hace tres meses, Trump le compró a Musk un Tesla rojo que fue estacionado en la entrada de la Casa Blanca como una muestra pública de apoyo a su compañía mientras enfrentaba reacciones adversas.

Musk se despidió de Trump la semana pasada en una discreta conferencia de prensa en el Despacho Oval, donde lucía un ojo morado que dijo que fue causado por su hijo pequeño, pero que parecía ser una metáfora de su desordenado periodo en el Gobierno.

Trump, quien rara vez pierde la oportunidad de burlarse de la apariencia de la gente, lo mencionó el jueves.

“Le dije, ‘¿quieres un poco de maquillaje? Te conseguiremos un poco de maquillaje’. Lo cual es interesante”, relató Trump.

La ruptura

Los comentarios del Presidente se produjeron mientras Musk se quejó durante varios días a través de redes sociales sobre el “enorme y hermoso proyecto de ley” de Trump, advirtiendo que aumentará el déficit federal. Musk calificó a la iniciativa como una “repugnante abominación”.

“No ha dicho nada malo sobre mí personalmente, pero estoy seguro de que eso será lo siguiente”, sostuvo Trump en el Despacho Oval. “Pero estoy muy decepcionado con Elon. He ayudado mucho a Elon”.

Más tarde en redes sociales, Trump señaló que “Elon estaba ‘desgastado’, le pedí que se fuera». Sin embargo, el estatus de empleo gubernamental de Musk lo limitó para continuar trabajando.

“¡Simplemente se volvió loco!”, subrayó Trump.

Donald Trump y Elon Musk: la codicia y lo grotesco que gobierna a EE.UU.

Los analistas se habían preguntado durante mucho tiempo si la amistad entre los dos multimillonarios, conocidos por lanzar insultos en línea, se extinguiría de manera espectacular. Y así fue, y en menos de un año.

Trump declaró que tenía una gran relación con Musk, pero aclaró: «No sé si la tendremos más”.

El mandatario aseveró que algunas personas que dejan su Gobierno “lo extrañan tanto” y “en realidad se vuelven hostiles”.

“Es una especie de, supongo que lo llaman, síndrome de trastorno de Trump”, puntualizó.

Desestimó los esfuerzos del multimillonario para que fuera elegido el año pasado, incluido un sorteo entre votantes de un millón de dólares al día en Pensilvania. La enorme cantidad de dinero que Musk demostró que estaba dispuesto a gastar parecía posicionarlo como un aliado muy codiciado para los republicanos en el futuro, pero su ruptura con Trump, el líder del partido, plantea preguntas sobre si ellos o cualquier otro verán tal bonanza en futuras campañas.

El magnate Elon Musk tenía gran poder destructivo al interior del Gobierno de Donald Trump.

Trump dijo que Musk “simplemente desarrolló un problema” con el proyecto de ley porque revierte los créditos fiscales para vehículos eléctricos.

“Falso”, respondió Musk en su plataforma de redes sociales mientras el Presidente continuaba hablando. “¡Este proyecto de ley nunca se me mostró ni una sola vez y se aprobó tras bambalinas tan rápido que casi nadie en el Congreso pudo siquiera leerlo!”.

En otra publicación, indicó que Trump podría mantener los recortes de gastos, pero “deshacerse de este repugnante despilfarro en la iniciativa».

Además de que Musk estaba “perturbado” por los créditos fiscales para vehículos eléctricos, Trump dijo que otro punto de contención fue la promoción de Musk de Jared Isaacman para dirigir la NASA.

Trump retiró la nominación de Isaacman durante el fin de semana, días después de que Musk dejó su cargo en el Gobierno.

“No pensé que fuera apropiado”, indicó Trump, llamando a Isaacman “un absoluto demócrata”.

Musk continuó con sus respuestas a través de redes sociales. Compartió algunas publicaciones que Trump hizo hace más de una década en las que criticaba a los republicanos por su gasto, reflexiones que hizo cuando él también era solo un multimillonario que expresaba sus ideas en las redes sociales.

“¿Dónde está el hombre que escribió estas palabras?”, preguntó Musk. “¿Fue reemplazado por un doble?”.

Nadie lo vio venir

En publicaciones de la red social X, Musk escribió acerca de la relación de Jeffrey Epstein con Donald Trump.

Musk acusa a Trump de estar en los papeles de Epstein. No es justicia: es venganza entre viejos cómplices que ya no se soportan.

“Es hora de lanzar la gran bomba”, dijo Musk. Y la lanzó. Acusó a Trump de estar implicado en los documentos secretos del caso Epstein. Lo hizo desde X, su juguete favorito, no por principios, sino porque ya no le sirve callar.

Trump calla. Luego amenaza. Como siempre. Amaga con cortar los contratos públicos con SpaceX mientras sus asesores apagan fuegos en la Casa Blanca. Y Steve Bannon, como caricatura de sí mismo, pide deportar a Musk.

El caso Epstein, durante años enterrado por todos, reaparece no por justicia, sino como arma. Como chantaje. Como ajuste de cuentas entre quienes se creían intocables.

Tesla se desploma. Wall Street tiembla. Y la democracia estadounidense, cada vez más, parece una serie de HBO escrita por sociópatas con acceso nuclear.