POR EDWIN ANDRÉS MARTÍNEZ CASAS
No se dejen engañar: las fuerzas económicas del mercado capitalista no se dejan influir tanto por los trinos de un presidente de una economía dependiente. Los reales factores que explican la devaluación en Colombia, así como en el resto del mundo, son internacionales. Una combinación entre un elemento geopolítico, ligado a la invasión rusa a Ucrania, junto a la política de dólar fuerte de los Estados Unidos, expresada en los sucesivos incrementos de la tasa de interés. Sí, Petro tiene razón cuando dice que, en la práctica, con esa política los Estados Unidos le trasladan la crisis al resto del mundo. Esa es una de las ventajas de ser la potencia hegemónica.
Los economistas críticos del gobierno, esos a los que tanto les gusta usar ideas de manual de economía para cuestionar la transición energética o para señalar que el Presidente no debe pronunciarse sobre las decisiones del Banco de la República, ahora de forma interesada olvidan lo que cualquier manual de macroeconomía presenta sobre el funcionamiento de una economía pequeña y abierta como la colombiana: cuando la tasa de interés internacional sube, se produce una salida de capitales que devalúa la moneda y, dado el elevado componente importado de la canasta de bienes del país, esto se traduce en inflación.
Es decir, coyunturalmente, la inflación es consecuencia de la política económica internacional, y estructuralmente es consecuencia de la política neoliberal, vigente desde hace treinta años, y que nos volvió una economía importadora de bienes básicos, y nos volvió una economía rentista. Por eso los grandes poderes económicos y sus medios de bolsillo, intentan sabotear la transición energética propuesta por el actual gobierno.
¿Están nerviosos los “mercados” solo con Colombia? No. Como mostró hace varios años el Premio de Ciencias Económicas del Banco de Suecia en memoria de Alfred Nobel (mal denominado premio Nobel de Economía), Paul Krugman, al analizar la crisis de finales de los noventa en las denominadas economías emergentes, cuando existe un escenario de incertidumbre y se anuncia debilidad de las economías no desarrolladas, el gran capital internacional ve como un todo a las economías subdesarrolladas y su nerviosismo frente a ellas es generalizado, de modo que la salida de capitales resulta afectando a todas las economías débiles. Esos capitales que salen en desbandada de las economías “emergentes” van a parar a las economías más fuertes, en este caso, a la norteamericana. Por esta vía se mitiga el impacto de la futura recesión en Estados Unidos, pero a costa de la recesión en el resto del mundo.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.