POR ÁLVARO RUIZ RODRÍGUEZ
Dadas las circunstancias específicas que se viven actualmente en Colombia, se escuchan voces de un golpe de Estado blando en marcha.
Se denomina golpe de Estado blando o golpe no tradicional al conjunto de técnicas no frontales y principalmente no violentas de carácter conspirativo, implementadas con el fin de desestabilizar a un gobierno y causar su caída, sin que parezca que ha sido consecuencia de la acción de otro poder.
La expresión ha sido atribuida al sociólogo y politólogo estadounidense Gene Sharp, quien escribió el Manual de técnicas para una revolución sin violencia. El golpe de Estado blando se relaciona con el llamado lawfare (guerra jurídica o guerra judicial), cuando la desestabilización o derrocamiento del gobierno se realiza mediante mecanismos aparentemente legales.
Carlos María Ciappina, argentino profesor de historia contemporánea de América Latina, señala que el golpe de Estado blando se utiliza como alternativa al golpe de Estado militar muy utilizado hasta los años 90, pero sustituido por otras técnicas a partir de esa década debido al rechazo internacional.
Naturalmente que la posibilidad para la ocurrencia de un golpe de Estado blando implica que los actores ostenten poder económico y apoyos en sectores del poder político y el poder judicial. El rol de los medios de comunicación es clave por cuanto es utilizada para la manipulación de la opinión pública sesgando la información en la dirección que convenga a los golpistas.
La caracterización de golpe blando alude a la estrategia mediante la cual se lleva adelante la destitución o provocar la renuncia de un presidente elegido por el voto popular.
Etapas para ejecutar un golpe blando
Gene Sharp describe 198 métodos para derrocar gobiernos mediante «golpes suaves», considera que la estrategia se puede ejecutar en cinco etapas:
La primera etapa es promover acciones no violentas para generar y promocionar un clima de malestar en la sociedad, destacando entre ellas denuncias de corrupción, promoción de intrigas o divulgación de falsos rumores.
La segunda consiste en desarrollar intensas campañas en “defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos”, acompañadas de acusaciones de totalitarismo contra el gobierno en el poder.
La tercera etapa se centra en la lucha activa por reivindicaciones políticas y sociales y en la manipulación del colectivo para que emprenda manifestaciones y protestas violentas, amenazando las instituciones.
La cuarta etapa pasa por ejecutar operaciones de guerra psicológica y desestabilización del gobierno, creando un clima de «ingobernabilidad».
La quinta y última etapa tiene por objeto forzar la renuncia del presidente de turno, mediante revueltas callejeras para controlar las instituciones, mientras se mantiene la presión en la calle. Paralelamente, se prepara el terreno para una intervención militar, mientras se desarrolla una guerra civil prolongada y se logra el aislamiento internacional del país.
Simultáneamente con la implementación de las diferentes etapas, la estrategia del “golpe suave” consiste en escalar los conflictos y promover el descontento y los factores de malestar (desabastecimiento, costo de vida, inflación, criminalidad, miedo, manipulación del dólar, denuncias de corrupción -reales o ficticias-, pánico económico, lockout patronal…), y en general todo lo que contribuya al caos que permita dar apariencia de legalidad que, a partir del apoyo del poder judicial y de acción mediática busca convencer a la sociedad civil y la sociedad internacional de que el gobierno surgido de dicho golpe será legítimo. La operación será posible cuando gobiernos extranjeros alineados al gobierno surgido del golpe apoyen la toma del poder político.
Se busca desestabilizar el Gobierno de Petro
Las circunstancias reales por las que este gobierno de Gustavo Petro ha tenido que transitar en sus primeros seis meses de vigencia, tienen una similitud impresionante con lo descrito en el manual para lograr un golpe de Estado blando. Se evidencian todas las etapas y las estrategias descritas por Gene Sharp.
Entonces se entiende la razón por la que el uribista Centro Democrático promueve en el Congreso moción de censura contra la Ministra de Minas y Energía, acusándola además de pánico económico. Por falta de argumentos objetivos no prosperó el primer intento, por lo que están alistando una segunda moción. Evidentemente en esencia lo que la oposición busca es desestabilizar al gobierno y generar ingobernabilidad, por lo que el intento de entrampamiento y la manipulación de la opinión pública estarán en el orden del día.
Son frecuentes las intervenciones de gremios como la Andi, haciendo anuncios económicos negativos, cuando las cifras realmente muestran lo contrario. Dada la volatilidad de la moneda local frente al dólar, entre otras por razones externas, la oposición hace gran ruido cuando se devalúa y calla cuando se revalúa.
La oposición todo lo magnifica o lo ignora a conveniencia apoyada por los grandes medios de comunicaciones con los que “juegan de pared”, por cuanto son parte del mismo poder económico afectados por las reformas en políticas públicas de este gobierno.
Venimos de más de treinta años de gobiernos neoliberales en los que lograron cooptar casi toda la institucionalidad del Estado y concentrar el poder económico en muy pocas manos. Los más notorios en su actuar sesgado son los entes de control como la Fiscalía, La Contraloría, la Procuraduría, la Defensoría del pueblo, la Registraduría, el Consejo Nacional Electoral (CNE) (por no mencionar al cartel de la toga).
Gracias a esas políticas neoliberales el país cayó sumido en una corrupción generalizada y en una de las mayores desigualdades sociales del mundo a pesar de registrar un crecimiento positivo constante en términos de PIB, en el mismo período.
Los monopolios y los oligopolios han venido manejando las políticas públicas apoyados en políticos corruptos tanto del poder legislativo como del ejecutivo, a espaldas de la mayoría de la población.
Por todas estas razones no es difícil concluir que el poder económico con su entramado enquistado en los entes de control conforma la oposición y es lo que los motiva a defender a como dé lugar su statu quo, por lo que todos están coludidos realizando los roles que les corresponde dentro del mismo libreto para lograr un golpe de Estado blando.
Recientemente la Procuraduría buscó suspender por tres meses al director de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), Daniel Rojas, por intentar evitar que se concretara la venta de las acciones de la triple A, transacción hecha en el gobierno anterior por un valor aproximado del 25 % de su valor real.
El CNE adelanta una investigación sobre violación de topes electorales en el Pacto Histórico que pueden tener consecuencias graves en sus representantes (incluyendo al Presidente y a la Vicepresidenta). ¿Parte del mismo libreto?
Justo ahora aparece el escándalo de Nicolás Petro que seguramente tiene el insumo complementario que requiere el CNE para terminar su tarea de imputación de cargos y concretar sanciones.
No hay duda de que hay un trabajo coordinado de la oposición y cada uno está cumpliendo su rol que le corresponde. Por el lado de la gran prensa hegemónica se destacan Semana y Caracol.
Naturalmente que el Presidente es consciente de los riesgos que se ciernen en torno a su estabilidad y gobernabilidad por la magnitud de los intereses económicos involucrados.
Por eso, en la manifestación del 14 de febrero, el primer mandatario envió el mensaje a la población que lo eligió indicándole que se requería de la presencia y de la movilización pacífica de la población para lograr las reformas que prometió en campaña.
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