POR TATIANA COLL
Para cerrar este año, aniversario de golpes de Estado significativos, resulta imprescindible recordar la intervención estadunidense directa sobre la pequeña isla de Granada –Gwenad, en créole– el 25 de octubre de 1983 con el nombre de Furia urgente, encubierta por la Organización del Caribe Oriental, dominada por Gran Bretaña y Estados Unidos, mediante el despliegue de 7 mil 300 soldados contra una supuesta alianza militar cubano-soviética con el golpista Hudson Austin que acababa de eliminar al legítimo presidente Maurice Bishop (verdadero aliado de Cuba), y presentada como operación de restauración de la democracia. Esta es, sucinta, la esencia de una trama fraguada al calor de la llegada de Ronald Reagan al poder en 1981 y encaminada desde Los documentos de Santa Fe que marcaron el retorno descarnado de la guerra fría, con objetivos, recursos y lenguaje ampliados a la circunstancia del naciente neoliberalismo, que pretendía, ya no la contención del comunismo, sino su rollback mediante una escalada militar y propagandística sin precedente. Apareció la Guerra de las galaxias para luchar contra el Imperio del mal, militarizar el Caribe y Centroamérica para, finalmente, liberar a Cuba.
Gwenad, en las Antillas Menores fue presa de continuos asaltos entre españoles, franceses y británicos, hasta 1763, cuando los anglos se impusieron sobre muchas de las islas caribeñas. Su independencia se dio sólo hasta 1967 bajo el acuerdo con Herbert Blaize y Eric Gairy, personajes corruptos y cómplices del imperio. Maurice Bishop –un joven líder, influido por la revolución cubana; autores caribeños, como Fanon y Césaire, y africanos, como Julius Nyerere– entró en contacto activo con el marxismo en la propia Inglaterra durante su formación profesional. Fraguado en movilizaciones contra el régimen despótico de Gayri, particularmente aquel Lunes sangriento del 74, cuando una marcha pacífica fue detenida a balazos y su padre asesinado. Pisó la cárcel, logró ser elegido al parlamento, se convirtió en dirigente indiscutible y enfrentó el gran fraude electoral mediante un llamado revolucionario que triunfó el 13 de marzo de 1979.
El Movimiento Nueva Joya encabezó el proceso. Su nombre en inglés resulta más significativo, pues Jewel, siglas de Joint Endevour for Welfare, Education and Liberation, es en traducción libre Unión de Lucha por el Bienestar, la Educación y la Liberación. En esa pequeña isla de 400 kilómetros, con 100 mil habitantes, cuya riqueza mayor es la nuez moscada, el nuevo gobierno creó el Centro de Educación Popular, y con apoyo de Cuba alfabetizó a la población e inició un sistema de salud y seguridad pública; una reforma agraria formando cooperativas, y construyó carreteras y tendido eléctrico. Inmediatamente inició el bloqueo económico de Estados Unidos, Gran Bretaña y el FMI, que forjaron el gran embuste paranoico de que se construía un “aeropuerto desmedido”, cuyas verdaderas intenciones eran armar una base de abastecimiento para las guerrillas centroamericanas.
Los documentos de Santa Fe construyeron la tesis de que la Cuba terrorista había logrado establecer un “triángulo hostil” que rompía el “triángulo de seguridad nacional” que protegía a toda América del mal. Este supuesto triángulo hostil corría desde Cuba hacia Granada, y de allí a Nicaragua sandinista para volver a cerrarse en Cuba. Se sobreponía rompiendo el triángulo “defensivo” trazado desde bases navales: de Guantánamo a la Roosevelt en Puerto Rico, a la del Canal de Panamá y de vuelta a Cuba. Las primeras acciones para desmantelarlo fueron el extraño accidente en el que perdió la vida Omar Torrijos, gran dirigente que logró acordar con Carter la devolución del canal, denostada por Reagan, a la par del reforzamiento de las dictaduras y sobre todo el calculado ascenso del depredador Ríos Montt en Guatemala y la preparación de la contra nicaragüense.
Los halcones, emplazados sobre el Caribe y Centroamérica, vieron o construyeron la oportunidad perfecta cuando Bernard Coard y Hudson Austin dieron un golpe de Estado a Bishop. Comenzaron el 12 de octubre con su destitución del Comité Central y determinaron prisión domiciliaria. Para el día 19, el pueblo se sublevó y lo liberó. Austin ordenó la represión inmediata, en la cual resultaron asesinados Bishop y 20 de sus compañeros. Las diferencias políticas internas se definían entre pro soviético-cubanos y pro maoístas estilo Polpot. Fidel Castro lo definió claramente en el discurso de despedida de los 24 cubanos caídos en desigual combate en Granada: “De las propias filas revolucionarias surgieron hienas. Es algo que o bien lo planificó la CIA y, si no fue así, no podría haberlo hecho mejor… Las relaciones entre Cuba y Coard se tensaron al grado de que, al momento de la invasión estadunidense, los trabajadores cubanos no tenían ningún contacto con el gobierno… Una situación compleja se abrió, pues incluso la evacuación de los cubanos era imposible… Los norteamericanos esgrimieron 19 mentiras al hilo; la mayor, que Granada estaba llena de armas y militares cubanos que habían tomado la isla… La instrucción a los 784 trabajadores, médicos y maestros cubanos fue tajante: sólo defenderse en caso de ser atacados”.
Esta pírrica victoria fue presentada al mundo como el primer gran triunfo de la democracia sobre la tiranía, que aseguraba el resurgimiento del gran poderío de la nación líder del mundo libre, para garantizar los derechos libertarios del nuevo proceso de globalización y neoliberalismo.
La Jornada, México.