POR ÁSTOR GARCÍA
En Occidente, y en general en todos los países capitalistas, estamos viendo cómo se desarrolla una gran operación para salvaguardar un modelo social que se basa en la explotación, en la guerra y en la rapiña. Las condiciones de vida y trabajo de la clase social que genera toda la riqueza están empeorando con rapidez y los capitalistas y sus gobiernos solamente promueven medidas que van dirigidas a subordinar todavía más a los explotados a sus explotadores.
Nos dicen que, debido a la crisis, debido a la guerra, debido a los problemas que genera el mismo capitalismo, debemos realizar sacrificios y debemos resignarnos. Nos exigen que nos acostumbremos a vivir sin saber si durante el invierno vamos a poder calentar nuestra casa, a vivir sin saber si la próxima semana vamos a poder llenar la despensa para alimentar a nuestra familia, a trabajar muchos más años para conseguir una pensión más pequeña si llegamos a jubilarnos. Nos dicen que los trabajos estables y con jornadas y horarios fijos son cosa del pasado, nos hablan de flexibilidad en las empresas pero esa flexibilidad solamente beneficia a nuestros explotadores.
Los Estados regalan miles de millones a las empresas con el objetivo de garantizar las inversiones y las ganancias de los capitalistas, pero lo disfrazan como si fuera para mantener los empleos. Pero nosotros sabemos bien que a los patrones no les preocupan nuestros empleos, sino sus beneficios. Por eso mueven sus fábricas de país a país buscando mano de obra más barata, por eso nos amenazan con despedirnos cuando exigimos nuestros derechos, por eso nos amenazan con que otros harán lo mismo que nosotros por menos dinero.
Son unos hipócritas.
El poeta turco Nazim Hikmet decía: “yo soy comunista porque detesto la hipocresía y porque amo la verdad”. Como él, nosotros amamos la verdad y detestamos la hipocresía y a los hipócritas. Detestamos a quienes dicen que se preocupan por nosotros, por nuestra clase, pero al mismo tiempo se aseguran de que sigamos siempre bajo la bota de los patrones, que apelan al patriotismo mientras someten a nuestros países a los planes de la OTAN, que nos llevan a guerras en las que morimos nosotros y no sus hijos.
Este orden social, el orden social de los hipócritas y de los ladrones, debe cambiar. El primer paso para que eso ocurra lo tenemos que dar nosotros mismos, nadie lo va a dar por nosotros. Debemos abandonar la resignación y dejar de aceptar lo que nos dicen que es la única opción posible.
¿Por qué aceptamos seguir sufriendo por saber si podremos calentar la casa? ¿Por qué aceptamos que los jefes de las grandes empresas nos llamen tontos? ¿Por qué aceptamos que nuestros salarios valgan cada vez menos? ¿Por qué aceptamos que se considere normal que la empresa nos llame a trabajar cuando le interese y nos mande al paro en los períodos en que no nos necesita? ¿Por qué aceptamos que nuestra estabilidad dependa de los beneficios de los empresarios? ¿Por qué aceptamos que se diga que los intereses de nuestros patrones son los mismos que los nuestros? ¿Por qué aceptamos que se condene a la pobreza a millones de personas para que unas pocas puedan ser escandalosamente ricas?
¿Por qué?
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.