POR ALEJANDRO QUINTERO GALEANO
“Luchamos contra tres gigantes mi querido Sancho: la injusticia, el miedo y la ignorancia”, frase atribuida a Miguel de Cervantes.
En uno de sus artículos Yuval Noah Harari [1] nos hablaba de la posibilidad del hackeo mental con el avance de las tecnologías informáticas. Después de sustentar la no posibilidad real del libre albedrío, dejando en claro que ha sido un mito heredado por las sociedades liberales de la teología cristiana, identifica como una amenaza fuerte, la posibilidad de la modificación del pensamiento y gustos humanos desde la esfera interna personal: el hackeo mental, dirigido por los dueños de las grandes empresas que manejan la red virtual, quienes aprovechan los grandes acumulados en conocimientos sobre biología, la big data y una gran capacidad informática. El poder alcanzado por el dominio de la red y la inteligencia artificial, ha permitido el hackeo mental de sociedades enteras desde la esfera íntima-individual. Este elemento se ha convertido en crucial a la hora de enfrentar la disputa por el poder mundial actual, de ahí la importancia de la cibernética en las guerras a partir de la quinta generación.
La situación es que con la red virtual o cibernética no solo se induce al consumo y una forma de vida determinada, sino también se nos venden políticos e ideologías necesarias para la dominación de países, regiones y el mismo orden mundial. En palabras de Harari:
“Algunas de las mentes más brillantes del mundo llevan años investigando cómo piratear el cerebro humano para hacer que pinchemos en determinados anuncios y así vendernos cosas. El mejor método es pulsar los botones del miedo, el odio o la codicia que llevamos dentro. Y ese método ha empezado a utilizarse ahora para vendernos políticos e ideologías”.
Carl Sagan lo advertía desde antes:
“En pocos años, la economía, estará al servicio de la información. El poder de los medios tecnológicos estará concentrado en manos de élites financieras, y nadie que represente realmente una alternativa de cambio para el interés público, tendrá acceso libre a esas fuentes. Se conseguirá de esa forma ante la saturación de contenidos vacíos, que las sociedades pierdan su capacidad de establecer prioridades o de cuestionar con argumentos a los que ejercen la autoridad”[2].
Hoy el poder de las redes sociales en la sociedad mundial es innegable, sobretodo en nuestros países periféricos, donde la baja calidad educativa, la escasa formación en pensamiento crítico y en el método científico, es frecuente; donde la lectura, investigación y cuestionamiento están siendo desplazados por los contenidos cortos, emotivos y superficiales que estimulan pasiones e irracionalidad. La posibilidad de un teléfono móvil o de un aparato tecnológico con conexión al internet te conecta con cualquier parte del mundo, pero te hace presa fácil de sentimientos, comparaciones, consumo y, si no tienes las herramientas personales suficientes para depurar la información, de frustraciones. Los algoritmos que seducen tu cerebro, causan dependencia e incentivan el consumismo y también, inducen una visión de la vida, el mundo y la sociedad “ideal”.
Esta situación adquiere relevancia cuando del poder se trata. El poder político y económico en nuestra sociedad capitalista lo tiene claro: como influir en la visión sobre la vida y el pensamiento de la gente, en sus conceptos políticos e ideológicos, sus gustos, sus pasiones incluyendo sus odios; el saber manipular los sentimientos desde la intimidad de cada cual, permite dominar la sociedad. Hoy el concepto de Gramsci de hegemonía ideológica, de la disputa por el sentido común, debe analizarse desde la perspectiva de la influencia de la educación, las iglesias, los medios masivos de comunicación y muy especialmente, desde el nuevo papel de la cibernética con sus variaciones en la cultura.
La disputa por el poder mundial actual entre uno unipolar (G-7) y otro multipolar (BRICS +) conoce que para su dominio ya no es suficiente con el poder de los ejércitos y los medios masivos de comunicación sino con el dominio de la tecnología y la informática. Así mismo, el imperio conoce que debe manipular la red con la guerra cibernética para lograr sus objetivos geopolíticos. Un ejemplo de ello es el reciente caso de las elecciones en Venezuela 28J, donde desde plataformas como WhatsApp, Facebook y X, se inundó la red de mensajes instalando la idea de fraude y dictador tanto al interior como exterior del país hermano[3].
Guerras de quinta, sexta y séptima generación
El concepto de generación de guerras, GW por sus siglas en inglés generation warfare, se inicia en 1989 en el artículo “El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación” de William Lind [4], [5], donde se establece está clasificación por generaciones:
1GW: desarrollo y consolidación del concepto de Estado post paz de Westfalia 1648 desarrolla una cultura militar con tácticas de líneas y columna para maximizar el poder del ejército. Ejemplos: la Guerra Napoleónica, civil inglesa. Años 1648-1850.
2GW: aumento de cantidad de soldados, compromiso de la sociedad, se empieza con cultura del orden en los ejércitos, el mando, batalla conducida, guerra de trincheras, descarte. Ejemplos: Guerra civil americana y Primera Guerra Mundial. 1865- 1918.
3GW: aparición de la tecnología y la revolución industrial generadora de nuevo armamento, carro de combate, aviación, armas nucleares. Busca la debilidad del enemigo y el aumento de la potencia del fuego. Aparece la guerra relámpago, movimiento-maniobra por jefes de unidad. Ejemplos: Segunda Guerra Mundial, guerras de Corea, Afganistán, Iraq. Años 1945-2003.
4GW: Globalización, intereses globalizados y retorno a la persona, guerra psicológica. Tecnología, la información juegan un papel fundamental. Guerra contra la retaguardia del enemigo, guerras tácticas. Conflictos de baja intensidad, insurgencia y terrorismo. Requiere apoyo de la sociedad, cultural, económico. Especialización de los ejércitos para integrarse y conseguir el apoyo de la población. Conocimiento del enemigo. Inteligencia militar. Papel de los medios de comunicación. Ejemplo: Visión Estratégica de la OTAN.
Las siguientes GW son extensiones de la cuarta generación.
5GW: guerras sin contacto, silenciosas. Uso elementos tecnológicos para producir ventajas comparativas. Atacar el enemigo a distancia. Estrategia de influencia en la opinión pública que genere posición de ventaja absoluta sobre el oponente. Genera confusión e incertidumbre en las tropas enemigas. Afecta la capacidad de mando y control. Dominio de la mente. Donde aparece la manipulación de los medios de comunicación y la guerra cibernética como elemento sobresaliente.
6GW: busca tres objetivos fundamentales: 1. Derrotar las fuerzas armadas de los enemigos 2. Destruir la economía y 3. Cambiar el sistema político del enemigo. Ataques dentro de la guerra psicológica e informativa en el territorio del oponente.
7GW: prolongación de la 4GW con ciberataques, atacar la cultura del enemigo, lucha por hegemonía ideológica. Nueva arquitectura internacional.
Los países que han intentado un sistema económico diferente al de los intereses del imperio alejándose de sus mandatos han sido víctimas de las nuevas generaciones de guerra e incluso, se han utilizado en su contra los bloqueos económicos, comerciales y financieros que asfixian a la población (caso de Cuba con más de 60 años y Venezuela con más de 10, entre otros), situación que puede ser catalogada como delito de lesa humanidad según la legislación de las Naciones Unidas ONU:
“Tal práctica viola el numeral 4 del artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas, el cual dispone: “Los Miembros de la organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los propósitos de las Naciones Unidas”. ¿Y que son las medidas coercitivas sino uso de la fuerza y amenaza contra la independencia política del Estado víctima?
Se trata, pues, de la aplicación intensiva de dolor por un Estado para imponerle sus propios objetivos a sujetos no sometidos a sus leyes. Tal conducta contraviene además la Convención contra la Tortura de Naciones Unidas. Con el agravante de que en este caso no se trata de víctimas individuales: sino de aplicación intensiva, prolongada e indiscriminada de dolor contra toda una población, sin distinción de sexos, edades ni ideas, que puede culminar y de hecho en ocasiones ha culminado en genocidios masivos.
Por otra parte, el Estatuto de Roma considera crímenes de lesa humanidad en el ordinal k de su artículo 7 k): “Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física”. ¿Qué finalidad tienen actos como las mal llamadas sanciones sino infligir dolor, privaciones e incidentalmente muerte a poblaciones enteras? [6]
Poco que hacer en el mundo actual donde la caída del orden unipolar lo llena de violencia. Ejemplo de ello, es la aberración del genocidio al pueblo palestino, vamos a ajustar un año y nos siguen llegando todos los días imágenes cruentas de exterminio a esa población por parte del gobierno sionista; violaciones al derecho internacional humanitario que se han puesto al orden del día sin posibilidad de detención y de sanción, en esta época del resurgir de la extrema derecha, delitos ejecutados con la complicidad del poder dominante occidental: EE.UU., Unión Europea, Gran Bretaña.
Estado liberal, democracia y hackeo mental
La construcción del Estado liberal basado en las premisas de la Revolución Francesa de libertad, igualdad y fraternidad, fueron deglutidas por el liberalismo económico. El transcurrir histórico del capitalismo mundial le ha dado la razón a Marx con sus premisas sobre el Estado liberal: 1. “El Estado es un órgano de dominación de clases, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del orden que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando la lucha de clases”. 2. “Hoy el Estado se limita a ser un consejo de administración que defiende los intereses de la clase burguesa”. La libertad, en las sociedades capitalistas, se ha limitado a la libertad económica, en beneficio de los dueños del capital y en contra de la mayoría de la población, de esta forma, la democracia liberal al estar vaciada de los derechos, al depender de la posesión de capital, es una democracia formal (ficticia). Bien lo expresó Walter Benjamin para denotar la intencionalidad de la clase dominante frente a la democracia liberal, sobre todo en condiciones como las actuales de demo-fascismo: “Ningún sacrificio es demasiado grande para nuestra democracia, y menos que nunca el sacrificio temporal de la democracia misma”.
De esta forma “libertad, derechos humanos, democracia” dentro del sistema capitalista no son sino sofismas para el hackeo mental, slogans para justificar invasiones, apropiación ilegal de recursos naturales, guerras y tumbar gobiernos no afines. Porque como si algo faltara, utilizando las herramientas de la “democracia” misma, surgen además las famosas “revoluciones de colores” en donde, si el candidato de sus intereses (pro-occidental) gana es “legal”, pero si pierde, se impulsa la idea del fraude, se incentiva movimientos de protesta, mítines y manifestaciones antigubernamentales para tumbar la elección del candidato no deseado [7].
La izquierda y el panorama internacional
El surgimiento de los BRICS+ con un orden multipolar representa una oportunidad para los países emergentes al permitir desarrollar un bloque que posibilite una salida a los bloqueos, sanciones e intenciones golpistas violadoras de la soberanía y de la autodeterminación de los pueblos por el imperio occidental, es la posibilidad de un comercio internacional bajo condiciones más equitativas y de un desarrollo soberano de los países.
Los partidos progresistas y de izquierda deben tomar nota de las guerras de quinta, sexta y séptima generación, así como de las revoluciones de colores, con el papel de la cibernética y la inteligencia artificial, aunado a los medios de comunicación corporativos, todos agentes del poder de la derecha, lo que hace que la guerra cultural por la hegemonía ideológica requiera prioritariamente de estrategias para la neutralización del hackeo mental como efecto de la red sobre nuestras poblaciones.
Para superar el sistema capitalista con su Estado y democracia liberal el trabajo debe de seguir basándose en la educación, la formación, el incentivo del pensamiento crítico y la construcción del poder popular como nos lo recuerda el compañero Raúl Zibechi [8].
Notas
[1] https://elpais.com/internacional/2019/01/04/actualidad/1546602935_606381.html
[2] Sagan C. El Mundo y sus demonios. La ciencia como una luz en la oscuridad. Editorial crítica. 2017.
[3] https://youtu.be/y75gR_ezF40?si=MOh5ucMheKBLDMY7
[4] https://geopolitica.iiec.unam.mx/sites/default/files/2018-08/Lind_comprendiendo%20la%20guerra%20de%20cuarta%20generacio%CC%81n.pdf
[5] https://youtu.be/h2r2CPRLL9o?si=MqbDKlYkY4RrmQlg
[6] https://rebelion.org/el-arte-de-las-sanciones/
[7] https://actualidad.rt.com/actualidad/168235-revoluciones-colores-golpe-estado
[8] https://www.youtube.com/watch?v=r7URZb8HHKo