POR RICARDO SÁNCHEZ ÁNGEL* /
Estamos ante el holocausto sionista de los palestinos.
En la guerra de exterminio, en el genocidio permanente del Estado Sionista de Israel contra el pueblo, la nación y la sociedad en Gaza y Cisjordania, se evidencia una conspiración contra la humanidad palestina.
También obligándolos al éxodo, en una diáspora mayor al número de los habitantes de Gaza y Cisjordania. Anexando mediante una ocupación colonial del Ejército israelí, los territorios históricos de Palestina acordados en 1948, reducidos hoy al 23 %.
Van por las riquezas del agua, el valle del río Jordán, el gas y otros minerales. Se trata de una expansión capitalista prosaica, del propósito delirante del Gran Israel que amenaza las fronteras de Jordania, el Líbano y Egipto, hacia una nueva geopolítica para el oriente próximo. Un empujón hacia la guerra mundial. Porque al final, está el propósito, de destruir Irán como nación y poder que ejerce una gran influencia en toda la región.
Este momento concentrado de la maldad, esta destrucción de la dignidad humana, este asalto a la razón para hacer de ella una máquina de guerra, expresa y constata una crisis de la conciencia histórica de lo humano y un triunfo de la barbarie en toda su línea. Estamos ante el holocausto sionista de los palestinos.
No obstante, esto es sólo la dimensión dominante de la historia de esta tragedia. Están logrando triunfar porque la manipulación mediática y la sociedad del espectáculo con sus usufructuarios dominadores, han desarmado la conciencia crítica, histórica y actual de las mayorías planetarias. Y lo acompañan de una maquinaria de guerra global, que incluye la existencia de una dimensión atómica y una amenaza nuclear permanente por parte de las potencias, Estados Unidos y Rusia principalmente.
Incluye, el que Israel posee ojivas nucleares y Palestina carece de ejército, policía, aparato de defensa porque esta confinada a un apartheid.
Las movilizaciones en todo el planeta, indican que la humanidad responde a un principio esperanza, buscando su salvación. Los palestinos tienen en los judíos su inmediata semejanza ya que ambos pueblos son semitas, pero tienen condiciones desiguales, asimétricas de existencia. Los judíos no serán libres hasta que su Estado no libere plenamente a Palestina y el objetivo de matar civiles israelíes desaparezca de los escenarios de la confrontación. Lo que procede es diáfano, devolver los territorios ocupados por Israel, garantizar el retorno libre de la diáspora Palestina, la reparación justa de lo destruido y la verdad plena. De fondo un Estado binacional donde judíos y palestinos, jurídicamente ciudadanos y libres, convivan. Es la utopía de Edward Said en su clásica obra Crónicas Palestinas. Said recoge la tradición de los pensadores judíos de entre guerras: Hanna Arendt, Judah Magnes, Buber y otros.
Nos parece que la política internacional del presidente Gustavo Petro de apoyar a la causa Palestina es acertada y justa. Se trata de una actuación en un momento dramático de la historia humana donde están en juego todos los asuntos de la existencia y de nuestros valores como civilización. Más allá, de los inevitables errores en la apreciación de tal o cual aspecto de la dinámica política, que están siendo utilizados como pretexto, para descalificar la postura del Gobierno. ¡Claro que se condena la masacre de civiles y niños israelitas a manos de Hamas! Lo que sí es fariseo es el silencio de los acusadores del presidente Petro, frente al holocausto en curso de miles y miles de palestinos por parte del gobierno de Israel, a lo sumo dicen que hay violación del Derecho Internacional Humanitario (DIH).
En mi opinión, si es correcta la comparación realizada por Petro entre la masacre ocurrida en el gueto judío de Varsovia (1943) con su levantamiento revolucionario y lo que está ocurriendo en Gaza.
*Profesor Emérito Universidad Nacional de Colombia.