
POR JOSÉ ARNULFO BAYONA* /
Sub-agencia de la CIA que promueve, organiza y financia golpes de Estado por todo el planeta.
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), creada en 1961 por el entonces presidente John F. Kennedy, pretextando el objetivo de “promover ayuda económica, reducir la pobreza y fortalecer la gobernabilidad en países en desarrollo”. Se supone que la cooperación al desarrollo que promueve dicha agencia es la que conviene a los intereses económicos y políticos de la gran potencia y subordinan los países “beneficiados” a los negocios de las multinacionales norteamericanas que explotan, extraen, refinan, expolian y comercializan sus riquezas naturales.

En los últimos tiempos, EE.UU., ha intensificado la disputa con China, por el acceso y control de las tierras raras; ligeras, como, el lantano, el cerio, el neodimio, el prometio; etc. y las más escasas y valiosas, como europio, godolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, etc. utilizadas en el desarrollo de la industria de la guerra, la transición energética y las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. Elementos clave para baterías de autos eléctricos, turbinas eólicas y paneles solares; así como, para las nuevas tecnologías de telefonía celular, computadoras y fibra óptica. La disputa con China, es porque se ha consolidado como la nueva potencia mundial, que además controla más del 70 % de la producción mundial de dichas tierras, lo cual le da una ventaja estratégica considerable frente a los Estados Unidos.
El imperio gringo ha definido como sus zonas estratégicas a la América Latina, por sus reservas de litio y tierras raras; África, principalmente República Democrática del Congo, Madagascar y Sudáfrica, Australia y Canadá.
Según analistas de la geopolítica mundial, la USAID nació como una sub agencia de la CIA, dedicada a “promover el desarrollo” en los países bajo dominación imperial, mediante la inversión de millones de dólares en apoyo a programas dirigidos a las poblaciones vulnerables, la asistencia técnica agrícola y sostenible, la equidad de género, etc.; así como, para fortalecer gobiernos lacayos, autoritarios, neoliberales, funcionales a su hegemonía; a los cuales, en palabras del expresidente Obama, se les pueda “torcer el brazo” cuando se desvíen de los causes definidos por el estado profundo imperialista.
En Colombia, la intervención USAID incluye dentro de su objetivos misionales, además de los programas de cooperación al desarrollo, centra su énfasis en la erradicación y sustitución de los cultivos ilícitos (hoja de coca, marihuana; etc.), (Chat GPT) centrada principalmente en la fumigación con Glifosato, de miles de hectáreas sembradas de hoja de coca, sin importar la vida y los graves daños causados, tanto en la salud de la población, como en el medio ambiente, en los cultivos de pan coger, las fuentes de agua y la biodiversidad. Dichas acciones son presentadas como “ayuda”, no como su obligada participación en el combate contra este alucinógeno consumido por millones de jóvenes norteamericanos. Que, además, robustece las arcas de Wall Street y las fortunas de las mafias gringas y, por supuesto, a los narcotraficantes colombianos; también, a los carteles mexicanos, con creciente presencia en nuestro país.
Además de la fumigación, la política de guerra contra el narcotráfico ha estado centrada en la persecución a los campesinos cultivadores de la hoja de coca, que ponen los muertos y atiborran la cárceles del país; mas no en la persecución a los grandes capos de las mafias de narcotraficantes, quienes, al tiempo que atesoraron grandes fortunas, contribuyeron con Álvaro Uribe en la creación, financiamiento, entrenamiento y apertrechamiento de las bandas paramilitares; amén de los miles de millones aportados a sus dos campañas presidenciales y las de sus cómplices, a gobernaciones, alcaldías, al congreso, las asambleas departamentales y los concejos municipales.
Pero la historia que no cuentan los medios corporativos, es la intervención soterrada de la USAID en la promoción, organización, y financiamien of commodities that labor produces the value of commodities.” (p. 21, Moseley)
[6] “However, the property of labor that Marx now claims as its value-creating character, the expenditure of labor in the physiological sense, is by no means bound to commodity production.” (Moseley, p. 86).
[7] “However, I argue that Marx does not assume that physiological labor per se is abstract human labor, but rather that historically specific physiologically equal labor in a commodity economy -understood as the expenditure of human brains and muscles, etc., and the ability to perform labor in any concrete form- is a prerequisite of abstract human labor in a commodity economy.” (Moseley, p. 86).