La desindustrialización en Colombia: un falso problema

POR ALBERTO MALDONADO COPELLO /

Sostiene Aurelio Suárez en su columna en Semana [1] que el gobierno de Petro “socava bastiones nacionales claves, construidos por siglos”. Uno de estos bastiones en proceso de destrucción es la industria. Y afirma que “La industria manufacturera arrastra una tendencia en declive desde 2022, con retrocesos en la mayoría de los 26 sectores y cierres y apuros en históricas factorías.” Esto hace parte de un proceso de destrucción y de mala intención por parte del gobierno Petro. No nos precisa, sin embargo, Aurelio desde hace cuántos siglos se empezó a construir el baluarte de la industrialización.

Edgar Quintero en La Silla Vacía [2] examina los avances del gobierno de Petro en sus dos primeros años en cinco dimensiones, una de las cuales es la política industrial. Titula el punto 5 de su análisis “Industria: el gobierno no ha detenido su progresivo declive”.  Recuerda que el presidente Petro prometió detener esta tendencia y “reindustrializar” al país y señala que hasta el momento está fracasando. Reconoce que la disminución del peso de la industria en el producto total es una tendencia mundial según plantea el estudioso de la industrialización en Colombia el economista Javier Mejía. Entre mayo de 2023 y mayo de 2024 la producción de la industria manufacturera cayó 3,6%. Colombia tiene una industria raquítica (en 2020 su consumo de energía eléctrica per cápita fue 1.390 kW, el de Argentina 2,661kw), dice Carlos Jiménez en Revista Sur [3].

Jaime Acosta examina el tema de la reindustrialización en La Silla Vacía [4]. Plantea que “La reindustrialización es la respuesta seria a los grandes problemas nacionales, pero en Colombia desmontamos la industria y las acciones del actual gobierno han sido pocas”. Pero es una situación que viene de atrás relacionada con la política neoliberal: la naciente industrialización murió en 1991. Para Acosta la reindustrialización tendría un conjunto de efectos benéficos: “es la única acción estatal que puede garantizar un crecimiento alto y sostenido de la economía, una productividad en alza, una mayor inversión y calidad en investigación, educación, salud, una balanza comercial positiva en valor y contenido, y un desarrollo endógeno de los territorios”. Además “los indicadores sociales serían otros: menos pobreza, informalidad, ilegalidad y analfabetismo funcional, mejor salud, y abatimiento significativo de la violencia originada y alimentada por factores asociados con la captura de rentas públicas, con la idea de negocios y del poder de actividades primarias extensivas (agricultura, ganadería y minería)”. En lugar de profundizar en los límites de la desindustrialización simplemente la justifica por sus potenciales efectos benéficos.

El debate sobre la desindustrialización no es nuevo. José Antonio Ocampo ha mostrado desde hace rato el declive de la participación del PIB manufacturero en el total del PIB nacional[5]. En el período 1975-79 era 23 % en 2005-06 bajo a 19 % sobre lo cual afirmaba: “El gran perdedor fue el sector más dinámico de la fase anterior de desarrollo: la industria manufacturera. El estancamiento en la participación de la industria en el PIB en la segunda mitad de los años setenta fue sucedido en las dos siguientes y, particularmente, en los años noventa, por un abierto proceso de desindustrialización”.

Todos estos autores coinciden en que se trata de un problema y un mal proceso.

Con base en datos recientes del DANE se puede observar lo siguiente:

  1. Disminución de la participación en el PIB: en 2022 la industria manufacturera representó el 11,2 % del PIB y el 12,5 % del valor agregado. Fue el segundo sector en importancia, superado por el conjunto de administración pública y defensa, seguridad social, educación y salud.

  2. Elevada participación en el excedente bruto de explotación: no le fue tan mal a la industria manufacturera en la apropiación del excedente bruto de explotación: se quedó con el 18 % ocupando el primer lugar entre todos los sectores.

  3. Tasa de explotación bastante alta. De acuerdo con la Encuesta Anual Manufacturera del total del valor agregado de $117 billones correspondió el 20 % a sueldos y salarios y el 80 % a excedente bruto de explotación. En términos de tasa de explotación de los trabajadores esto representa casi el 400% muy superior al promedio del 100 % del conjunto de la economía.

  4. Elevada concentración del excedente bruto de explotación: 805 establecimientos que representan 11,3 % del total de 7.138 registrados por el DANE, se quedan con 68% de todo el excedente bruto de explotación. Los 106 establecimientos más grandes (1,5 % del total) se apropian del 22 % del total.

  5. Elevada participación en las ganancias: en 2022 según la Superintendencia de Sociedades las ganancias de las 1.000 empresas más grandes del país fueron $138 billones, de los cuales el sector manufacturero se quedó con $61,9 billones, el 45 %.

En conclusión, ha habido desindustrialización, pero el sector industrial es una fuente de excedentes y ganancias enormes para un puñado de empresas capitalistas y sus dueños, nacionales y extranjeros.

La participación de la industria manufacturera en el PIB y el valor agregado 2022

Esta tabla resume el producto total y su distribución por grandes ramas de producción en las cuales se elaboran los valores de uso que necesitan las personas. La agricultura representa el 8,9%% del total, la industria manufacturera el 11,2 %, la minería el 7,2 %, la construcción el 3,9 %, el comercio 10,3 % y las actividades financieras y de seguros 3,9 %.

La distribución del excedente bruto de explotación por ramas de producción.

En la siguiente tabla se presenta la distribución del excedente bruto de explotación por grandes ramas de actividad económica, organizadas de mayor a menor.

En 2022 la industria manufacturera, a pesar de aportar solamente el 12,5 % del valor agregado, obtuvo el 18% del excedente bruto de explotación, ocupando el primer lugar entre todas las ramas económicas. En segundo lugar, se encuentran la explotación de minas y canteras (16,6%), y una categoría que agrupa comercio, transporte, almacenamiento, alojamiento y servicios de comida (13,1 %) Estas tres ramas concentran casi el 48 % del total del EBE.

La explotación en la industria manufacturera

Además de las cuentas nacionales el DANE mide el excedente bruto de explotación en algunos sectores específicos, como la industria manufacturera, el comercio interno y los servicios, con base en investigaciones que se concentran en los establecimientos que superan un determinado tamaño en número de empleados, estudiando por tanto la actividad formal y con predominio de las relaciones capitalistas [6].

El conjunto de empresas investigado en la Encuesta Anual Manufacturera (EAM) concentra una gran proporción de la producción total; por ejemplo, en 2021p, 7.138 establecimientos industriales aportaron $117 billones, el 86% del valor del PIB industrial total ($136 billones), establecimientos que ocuparon un total de 681.603 personas de los 2.366.000 que trabajan en la industria manufacturera [7]. Estos datos muestran las enormes diferencias en productividad: el valor agregado por trabajador industrial en el sector capitalista fue de 171 millones anuales, mientras que en el sector no capitalista fue de apenas 11,3 millones. En la tabla siguiente se presenta la distribución de la producción y del valor agregado para el año 2021.

Considerando que la tasa de explotación P es igual a p (excedente bruto de explotación) / v (sueldos y salarios más prestaciones), con base en los datos de la tabla se encuentra la siguiente tasa de explotación de los trabajadores:

P= p/ v = 93.257 / 23.712= 393 %

Esto significa que: el trabajador asalariado en la industria manufacturera trabaja 20 % para generar el valor de su fuerza de trabajo y 80 % para generar plusvalía; si su jornada es de 8 horas, dedica 1 hora y 36 minutos para él mismo y 6 horas y 24 minutos para el capitalista. La plusvalía y la ganancia generada en la industria manufacturera es enorme, en términos absolutos, pero especialmente en términos relativos.

En términos absolutos se encuentra que el ingreso promedio de un trabajador es de $35 millones al año (esta cifra es un promedio que esconde muchas diferencias porque dentro del conjunto del personal ocupado se encuentran todos los trabajadores y empleados de las distintas categorías); valor que equivale a $2,9 millones mensuales, cifra que duplica en ese año el salario mínimo incluyendo las prestaciones sociales. Cada empresa, por su parte, recibe una plusvalía promedio de $13.064 millones anualmente. Como puede verse, se trata de un ingreso enorme que además está muy concentrado por tamaños de empresas.

Concentración del excedente bruto de explotación en la industria manufacturera

En el año 2021 el 11% de las empresas manufactureras (805 establecimientos), aquellas que ocupan a más de 200 empleados, concentraron el 62 % de la producción.

De las 7.138 empresas estudiadas por el DANE, 106 que tienen 800 o más empleados, que equivalen a 1,5 % del total, concentran el 22% del EBE y de la remuneración a los asalariados y el 21 % del personal ocupado. Las 232 empresas con 500 o más empleados, concentran 38% del EBE y 32 % del personal ocupado. Las mayores de 100 empleados que son 22 % del total de empresas concentran 82% del EBE. Es decir, 1.649 empresas se apropian de casi la totalidad del excedente generado en la industria manufacturera capitalista.

Participación de la industria manufacturera en las ganancias

A los capitalistas les interesa obtener la mayor cantidad de ganancias, pero principalmente están pendientes de la tasa de ganancia, es decir, de la relación entre la cantidad de ganancia obtenida y la magnitud del capital invertido. A esto se le denomina también la rentabilidad del capital. Los inversionistas hacen todo lo posible por invertir sus capitales en aquellas actividades que les pueden generar la mayor rentabilidad posible para sus inversiones.

Datos de las 1.000 empresas más grandes del país según la Superintendencia de Sociedades

La masa de ganancias. En 2022 las 1.000 empresas más grandes obtuvieron un total de ganancias de $138 billones. Las 50 empresas más grandes, que representan apenas 5% obtuvieron $77 billones, el 56 % del total de las ganancias.

Los sectores que concentraron una mayor proporción del total de ganancias ($138 billones), fueron el manufacturero con $61,9 billones, el comercio con $39,2 billones y los servicios con $12 billones, para un total de $113 billones, el 82 %.

La rentabilidad. En 2022 la rentabilidad, medida como la relación entre la ganancia y el patrimonio, fue de 18,1%, una cifra bastante alta. Entre 2018 y 2022 presenta variaciones, comenzando en 13 %, disminuyendo en 2020 (año de la pandemia) a 7,6 % y creciendo nuevamente en 2021 y 2022. La rentabilidad del patrimonio, ROE, ha sido 13 % en promedio en los últimos cinco años y cerró 2022 en 18.1 %.

Rentabilidad por sectores. La rentabilidad (ganancias sobre patrimonio) por sectores fue la siguiente: agropecuario 15,8%, comercio 14,5%, construcción 19,6%, industria manufacturera 11,6 %, minería e hidrocarburos 39,6 % y servicios 12 %.

No le va nada mal a la industria manufacturera en materia de excedente bruto de explotación y ganancias. Tampoco le va nada mal al puñado de capitalistas que concentra la mayoría de dichos excedentes. Dentro de la industria manufacturera se encuentran “gigantes” a escala nacional como Bavaria, la Nacional de Chocolates y muchas otras empresas que obtienen enormes ganancias y no desde hace siglos, como dice Aurelio Suárez, pero si desde hace varias décadas. Utilizando una expresión propia del mercadeo se trata de vacas lecheras que son ordeñadas sin descanso; también podría decirse que son gallinas que ponen huevos de oro.

Una lectura inadecuada

Los analistas que se enfocan en la desindustrialización y proponen la reindustrialización se enfocan en el valor de uso y no en el valor de cambio. Se preocupan por la producción física y dejan de lado, consciente o inconscientemente, la forma de producción, las relaciones de producción. Abordan el tema como si se tratara de la producción en general. Es como si se tratara de una economía cuya finalidad fuera producir valores de usos para satisfacer necesidades de los habitantes y los capitalistas fueran abnegados funcionarios responsables de esta labor.

Pero en la realidad la industria es un campo para la valorización del capital. Es un conjunto de actividades económicas en las cuales los capitalistas han invertido y siguen invirtiendo con el objetivo de obtener las mayores ganancias posibles. Y efectivamente obtienen ganancias muy grandes.

Si se compara con otros países es una industria enana, poco desarrollada, sin grandes avances tecnológicos. Pero el objetivo fundamental se cumple. Los capitalistas industriales no tienen como propósito satisfacer necesidades. No producen cervezas para alegrar a los bebedores, ni leche para alimentar a los niños, ni alimentos procesados para nutrir a las personas, ni  camisas para vestir a los colombianos, o muebles, o vehículos, etc., etc. Aunque seguramente la mayoría de dueños y gerentes de dichas empresas son católicos o cristianos convencidos, su misión no es dar de comer al hambriento o de beber al sediento. Su objetivo es más prosaico y concreto: conseguir las ganancias más grandes posibles, año tras año.

Los economistas como Ocampo o los diversos analistas que juzgan negativamente la desindustrialización y proponen diversas quimeras para reindustrializar el país o desconocen la realidad o quieren ocultarla. Parecería que juzgan la sociedad capitalista como si fuera una sociedad socialista y piensan que el propósito es producir más para satisfacer necesidades. O simplemente no quieren reconocer que el objetivo y motor de la producción es la ganancia.

Afirmar que la industria manufacturera es la gran perdedora es una frase vacía. Las cifras muestran que ganan mucho.

Notas

[1]  https://www.semana.com/opinion/articulo/petro-2022-2024-destruirlo-y-acabarlo-todo/202400/

[2]  https://www.lasillavacia.com/silla-nacional/balance-de-dos-anos-asi-van-las-cinco-banderas-del-gobierno-petro/

[3]  https://www.sur.org.co/nuestro-modelo-neoliberal/

[4]  https://razonpublica.com/la-politica-nacional-reindustrializacion-mision-imposible/

[5] En las diferentes versiones de sus textos en Historia Económica de Colombia.

[6] Los datos del punto anterior se refieren al conjunto de la producción nacional, los datos presentados aquí para algunos sectores se refieren a las empresas de cierto tamaño, dejando de lado las microempresas. Las tres investigaciones del DANE son la Encuesta anual manufacturera, la Encuesta anual de servicios y la Encuesta anual de comercio.

[7] El dato de total de personas trabajando en la industria manufacturera proviene de la Gran Encuesta Integrada de Hogares. El dato de personas trabajando en los establecimientos industriales con más de 10 personas ocupadas proviene de la Encuesta Anual Manufacturera

[8] En este año en cuentas nacionales el DANE reportó una producción de 312.595 miles de millones, lo que indica que el sector formal aportó 78% del total de la producción, quedando el saldo a cargo de empresas muy pequeñas o artesanales.

Revista Sur, Bogotá.