POR ALBERTO MALDONADO COPELLO /
Las categorías de la crítica de la economía política no se limitan a expresar una determinada estructura de las relaciones capitalistas. Implican también una dinámica específica de este modo de producción, tematizada por Marx como aumento de la composición orgánica del capital, ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia y, más en general, como crisis. (p. 425). Aunque se trata de tendencias seculares en el desarrollo del capitalismo son obtenidas al nivel de abstracción de las determinaciones económicas formales y no consisten en afirmaciones sobre estados particulares de desarrollo o fases históricas. Se trata de tendencias que deben ser características del capitalismo desarrollado en cuanto tal.
Equilibrio y dinámica
En el centro de las teorías económicas modernas, sean neoclásicas, neoricardianas o keynesianas, se encuentran los modelos de equilibrio. Usualmente se entiende en estos contextos por equilibrio una situación en la cual las expectativas de todos los agentes encuentran satisfacción, por lo cual se plantea la hipótesis de que ningún agente tiene motivos para cambiar su comportamiento. El sistema es estable hasta que no aparece algún motivo de disturbio desde el exterior. Se asume igualmente que en caso de una perturbación del equilibrio se ponen en movimientos fuerzas que tienden a restablecerlo. (p. 425). Heinrich en las páginas 425 y 427 examina algunos aspectos generales de estos modelos y señala que no tienen la capacidad de explicar la dinámica del modo de producción capitalista.
Afirma que Marx incorpora el concepto de dinámica en su crítica de la economía política. Marx pone en discusión la propia dicotomía de equilibrio y desequilibrio. Desde el capítulo cuarto al plantear el concepto general del capital Marx caracteriza el capital como un proceso: valor que se valoriza (p. 428). Este proceso solo conoce diferencias cuantitativas y su fin no es el consumo del capitalista sino la valorización del valor, razón por la cual se trata de un movimiento desmesurado, infinito. No hay valorización ya alcanzada que pueda ser suficiente, dado que no existe una medida que establezca qué es una valorización suficiente.
Este concepto de capital corresponde a la tendencia al aumento del grado de valorización (es decir, al aumento de la tasa de ganancia o de la tasa de plusvalor) como de la magnitud del capital a valorizar (es decir, de la acumulación de la ganancia obtenida, sea en capital productivo o capital productivo de intereses). El aumento de la tasa de plusvalor puede provenir de una prolongación de la jornada de trabajo (plusvalor absoluto) o de una disminución del valor de la fuerza de trabajo (plusvalor relativo). La búsqueda del plusvalor relativo determina una revolución del proceso de trabajo y presupone la subsunción real del trabajo bajo el capital (p. 428).
El método más relevante para el desarrollo de la fuerza productiva es el empleo de maquinaria mejor, lo cual requiere inversiones; por tanto, el aumento de la tasa de plusvalor no solo crea mejores condiciones de acumulación sino que presupone así mismo la acumulación de capital. Mientras que en los modelos de equilibrio de la economía dominante se excluyen la acumulación y la transformación constante de la base técnica y organizativa del proceso productivo, en el marco de la crítica de la economía política de Marx son entendidos como tendencias centrales derivadas de la especificidad de la forma social del proceso productivo como proceso de valorización capitalista. El modo de producción capitalista y la acumulación están unidos inseparablemente.
Es necesario distinguir entre las causas de estas tendencias y la forma en la cual se afirman en la actuación de los capitalistas. Los capitalistas individuales están interesados, ante todo, en aumentar su propia tasa de ganancia. Un aumento de la fuerza productiva introducido por un capitalista individual, que solo como consecuencia de su generalización a nivel social reduce el valor de la fuerza de trabajo y aumenta así la tasa de ganancia de todos los capitalistas, no hace parte del cálculo de la ganancia individual, dado que su efecto cuantitativo es leve y se siente solo después de un cierto tiempo. Para el capitalista individual que introduce un nuevo modo de producción la motivación es la ganancia extra que puede apropiarse mientras los demás productores no introducen la nueva técnica. Su precio de costo individual es más bajo que el de sus competidores, los cuales se ven forzados a mejorar su capacidad productiva lo cual lleva a la desaparición de la ganancia extraordinaria. (p. 429).
Del lado del proceso productivo surgen el aumento de la fuerza productiva y la acumulación de capital real. Al nivel del proceso total de la reproducción capitalista resulta relevante la función directiva del sistema crediticio; la interacción entre la tasa de interés y la tasa media de ganancia pone en juego un elemento dinámico.
Desarrollo de la fuerza productiva y composición de valor del capital
Marx explica el aumento de la composición de valor del capital en el largo plazo por el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo. La magnitud de la composición de valor es clave para la dinámica del modo de producción capitalista. Marx ve en este aumento: a) la razón esencial para la producción progresiva de una sobrepoblación relativa con relación a las exigencias de valorización del capital; b) la razón de la ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia.
Marx utiliza tres conceptos: la composición técnica, la composición de valor y la composición orgánica del capital, las cuales define en el capítulo 23 el tomo primero. Considera Heinrich que las tres definiciones no son suficientemente convincentes. Señala que la definición de composición de valor no presenta problemas, dado que es una relación entre dos magnitudes de valor previamente determinadas conceptualmente. Le parece más problemática la composición técnica, es decir, la contraposición entre la masa de medios de producción y la cantidad de trabajo. Puesto que se trata del lado material del proceso, se tiene de una parte cantidades de valores de uso heterogéneos y del otro cantidades de trabajo concreto; de hecho, la comparación entre medios de producción diversos en términos de masa es imposible. ¿Cuál masa de medios de producción es mayor? Una máquina a vapor, X quintales de carbón o un motor diésel? Plantea que como categoría cuantitativamente determinada la composición técnica no tiene sentido, no solo empíricamente sino también conceptualmente.
A continuación explora las razones por las cuales Marx pudo haber introducido este concepto. En primer lugar, el aumento de la fuerza productiva del trabajo significa que un trabajador puede producir más productos en el mismo tiempo que antes; por tanto, se transforman más materias primas del mismo tipo. En conclusión, con respecto a la materia prima se puede hablar efectivamente de un aumento de la masa de medios de producción con respecto a la cantidad de trabajo. Igualmente, puede observarse un masa mayor de medios de producción, por ejemplo, con el desarrollo de las máquinas. Pero no es tan claro el asunto cuando se examinan cambios tecnológicos fundamentales.
Sobre el concepto de composición orgánica del capital señala que los efectos sobre la composición de valor pueden provenir de cambios técnicos en el proceso de producción en cuestión, o de cambios en el valor de los medios de producción o de la fuerza de trabajo. Considera que la composición de valor cambia por las dos razones y no es posible mantener la separación a nivel de la producción social total (p. 432). Heinrich considera que el concepto de composición orgánica media y de su cambio como concepto distinto de la composición de valor no tiene sentido. Señala que el concepto apropiado es el de composición de valor.
Afirma que el concepto sufre algunos cambios en el propio Capital. El concepto utilizado en el manuscrito del tercer tomo no es idéntico a la definición del libro primero. La definición citada del capítulo 23 aparece por primera vez en la edición francesa del primer libro y fue adoptada por Engels (siguiendo una indicación de Marx) en la tercera edición alemana. La definición literalmente idéntica de composición orgánica que se encuentra en la edición del tercer libro por Engels es una adición de Engels, quien ha hecho ajustes en el resto del texto para adaptarlo a la adición realizada. En la primera edición no hay una definición de la composición de valor al inicio de la sección sobre la ley general de la acumulación, pero unos párrafos luego Marx se refiere a la composición orgánica, pero la entiende como la relación entre capital constante y capital variable, relación que sería principalmente expresión de las condiciones técnicas del proceso de producción. En el manuscrito del tercer tomo define la composición orgánica también como la relación entre capital variable y capital constante. (p. 433). Antes de la primera edición francesa, por tanto, Marx no distinguía entre composición de valor y composición orgánica; mencionaba solo dos diversas causas de los cambios en la composición orgánica: modificaciones técnicas o puros cambios de valor. En el manuscrito para el tercer libro Marx considera la composición orgánica como composición de valor. Heinrich plantea que por lo anterior, utilizará en la medida de lo posible solo el concepto de composición de valor (p. 434).
Sobre el aumento de la fuerza productiva
En el capítulo 13 del primer libro de El Capital Marx examina el carácter particular del aumento de la fuerza productiva obtenido mediante el uso de maquinaria. El objetivo inmediato del aumento de la fuerza productiva para el capitalista es la reducción de los precios de las mercancías. Mientras que el desarrollo de la fuerza productiva mediante la cooperación y la división del trabajo es gratuito para el capital, el uso de maquinaria adicional implica algunos costos y hace el producto más costoso.
De otra parte, es necesaria una menor cantidad de trabajo empleado directamente. La cantidad total de tiempo de trabajo requerido para la producción de una cierta cantidad de mercancía disminuye si el gasto adicional en maquinaria es inferior al ahorro de trabajo vivo. Pero, en condiciones capitalistas, el límite es más restringido. Aquí no cuenta la cantidad total de trabajo vivo, sino solo la parte retribuida de este trabajo. El gasto adicional en capital constante debe ser inferior al ahorro de capital variable.
Costo de la mercancía para el capitalista:
- antes del aumento de la fuerza productiva: k1= c+v.
- después del aumento de la fuerza productiva: k2= c + Δc + v – Δv
Existe una reducción de los costos cuando Δc < Δv. Esto significa que en condiciones capitalistas el empleo de maquinaria depende del nivel de los salarios. Entre más altos sean los salarios, mayor será el ahorro de capital variable obtenido con el reemplazo de un trabajador, y mayor, por tanto, podrá ser el gasto adicional necesario en capital constante. Mediante el empleo más masivo de maquinaria se modifica la composición de valor del capital utilizado.
Heinrich examina a continuación diferentes situaciones con relación a los cambios en la composición de valor. La composición de valor del capital individual aumenta inicialmente como consecuencia de la introducción del nuevo método de producción y al cambio relativo de la base técnica del proceso productivo; con la generalización del aumento de la fuerza productiva, cambian también las relaciones de valor:
- Si el aumento de la fuerza productiva se refiere a los medios de consumo que entran en la reproducción de la fuerza de trabajo, entonces disminuye el valor de la fuerza de trabajo; su composición de valor por tanto aumentará aún más.
- Si el aumento de la fuerza productiva se da en la producción de medios de producción, ahora la disminución de su precio disminuirá de un lado el valor de la fuerza de trabajo (si estos medios de producción entran en la producción de medios de consumo de los trabajadores), pero también disminuirá el valor de otros elementos del capital constante.
- Por tanto, se puede reducir tanto el numerador (capital constante) como el denominador (capital variable) de la composición de valor; si la reducción del numerador es mayor porcentualmente, la composición de valor disminuye. Si la disminución porcentual del denominador es mayor que la del numerador, la composición de valor aumenta.
Al examinar como se desarrolla la composición de valor del capital social total como consecuencia del desarrollo de la fuerza productiva, se encuentran tres momentos. En primer lugar, un aumento del capital constante y una disminución del capital variable debido a los cambios técnicos y la introducción de nuevos métodos de producción. En segundo lugar una disminución del valor de la fuerza de trabajo. En tercer lugar, una disminución del valor de los elementos del capital constante. Mientras que los dos primeros momentos implican un aumento de la composición de valor, el tercero equivale a una disminución. Por tanto, si este tercer momento predomina, podría verificarse, con el desarrollo de la fuerza productiva una disminución de la composición de valor (p. 436).
En El Capital Marx se conforma con afirmar que la reducción del valor de los componentes del capital constante no puede compensar el aumento de su masa. En las Teorías sobre el plusvalor aborda el asunto con mayor profundidad; ahí Marx considera la maquinaria y las materias primas separadamente. Sostiene que una máquina individual podría ser menos costosa pero que un sistema de maquinaria sería más costoso; sin embargo, a juicio de Heinrich, esta es una afirmación que debería demostrarse. Concluye esta parte afirmando que el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo lleve a una composición de valor creciente no es, por tanto, una proposición demostrada, sino una hipótesis absolutamente plausible. El asunto es, sin embargo, si la composición de valor creciente puede efectivamente ser el fundamento de todo aquello que Marx quiere concluir de ella.
Ejército industrial de reserva y teoría de la pauperización
Marx ve en la creciente composición de valor del capital social total la razón de una tendencia a la progresiva producción de una sobrepoblación relativa, una población trabajadora que excede las necesidades medias de valorización del capital y, por tanto, superflua. Marx plantea una alternativa a la tesis demográfica de Malthus y quiere demostrar que el propio desarrollo capitalista produce una sobrepoblación independientemente del desarrollo biológico (p. 437).
Marx identifica una contradicción inmanente en el uso de la maquinaria para la producción de plusvalor dado que mediante esto se aumenta uno de los dos factores del plusvalor, la tasa de plusvalor, mediante la disminución del otro factor, el número de trabajadores. Sobre esta base Marx quiere fundamentar la tesis de que el número de trabajadores de un capital de determinada magnitud disminuye, sino también que en presencia de acumulación, con un capital creciente, disminuye el número de trabajadores en modo absoluto. (p. 438). Se cruzan dos efectos: el efecto ocupación debido al aumento del capital y el efecto expulsión debido al aumento de la composición de valor. Este aumento de la composición de valor se produce por la acumulación y concentración del capital, pero se acelera por la centralización de los capitales.
Considera Heinrich que dado un capital creciente el desarrollo de la fuerza productiva y con ella el aumento de la composición de valor procede más rápidamente que en el caso de un capital de magnitud constante puede ser en efecto cierto; pero esto no es suficiente para probar la corrección de la tesis de Marx, porque sería necesario demostrar que los efectos de expulsión derivados de esta composición creciente son mayores que los estímulos a la ocupación generados por la acumulación (p. 438). Esto puede ser cierto en muchos casos, pero es una intuición y no es suficiente para fundar una ley general.
Considera que no es posible probar de modo riguroso la producción de un ejército industrial de reserva siempre creciente, pero si es posible concluir, que en promedio, en los ciclos industriales se crea continuamente un ejército industrial de reserva de cierta magnitud, dado que la plena ocupación no solo hace aumentar los salarios, sino que obstaculiza la posterior acumulación debido a la penuria de mano de obra disponible, constituyendo así un fuerte estímulo para el ahorro de trabajo. Igualmente es plausible que la plena ocupación represente solamente una situación excepcional en el capitalismo, por cuanto usualmente existe un cierto ejército industrial de reserva, cuya magnitud depende no solo de razones económicas, sino también políticas. Considera que, a pesar de lo anterior, no es demostrable que este ejército industrial de reserva deba crecer en el largo plazo (p. 439).
La ley general de la acumulación capitalista
Marx desarrolló su ley general de la acumulación capitalista sobre la base de la tesis de un ejército industrial de reserva en crecimiento, ley que ha sido entendida a menudo en el sentido de una teoría de la pauperización. Se ha discutido mucho sobre si se trata de una pauperización absoluta o de una pauperización relativa. Marx y Engels sostuvieron una teoría de la pauperización absoluta en el Manifiesto del Partido Comunista de 1848, en el cual daban por descontada la transformación del trabajador en pobre. En El Capital se distingue entre el desarrollo de las condiciones del ejército industrial de reserva y de su estrato inferior, el pauperismo, por un lado, y de las condiciones de la mano de obra empleada por el capital, por el otro.
Considera Heinrich que la ley general de la acumulación capitalista se refiere a la expansión de estos estratos más pobres del proletariado como resultado de la expansión del ejército industrial de reserva. Señala que Marx no plantea de hecho una teoría de la pauperización en el sentido indicado antes.
Pero algunos autores han sostenido la tesis de la pauperización basándose en citas del propio Marx en las cuales afirma que la situación del trabajador debe empeorar y que se configuran un polo de riqueza y un polo de miseria. (p. 441). Especialmente la última frase según la cual a la acumulación de riqueza se contrapone una acumulación de miseria parece confirmar la existencia de una teoría de la pauperización. Heinrich sostiene que en la frase que se cita de Marx se está hablando del ejército industrial de reserva y que, por tanto, resulta claro que la acumulación de miseria se refiere a la situación de este ejército industrial de reserva. Sin embargo, en la primera parte de la cita se habla de un empeoramiento de las condiciones del trabajador; pero Marx no ve este empeoramiento como resultado de una disminución del salario, porque en la misma frase añade “cualquiera que sea su retribución.” Lo que Marx entiende aquí por empeoramiento no es, de hecho, una mayor o menor cantidad de bienes de consumo a disposición de la familia de los trabajadores, sino las condiciones generales de su existencia como consecuencia de la deshumanización (en sentido netamente literal y no moral) del modo de producción capitalista. (p. 441).
El fin de la producción capitalista no tiene nada que ver con los seres humanos sino con la valorización del valor. Como las materias primas y las máquinas, la mano de obra es solo un medio para esta valorización y, en consecuencia, las personas y la satisfacción de sus necesidades cuentan para el capital -propiamente como el cuidado de las máquinas- solo en la medida en la cual son absolutamente necesarias para el proceso de valorización. (p. 441). Si los trabajadores son necesarios en el proceso de producción solo como seres humanos parciales y apéndices de la máquina, entonces el capital en sí mismo no conoce otra tendencia que reducirlos a esta condición. Se trata de una deshumanización de los trabajadores, pero no de un juicio moral.
Señala Heinrich que a esta deshumanización se le puede poner algunos límites por parte de la resistencia de los trabajadores. Considera, sin embargo, que es una fantasía pensar que con tales límites el capitalismo pueda ser domesticado o que se transforme en una economía social de mercado. Además, la tendencia del capitalismo a las crisis periódicas y a una crisis profunda conduce a los capitalistas (incluso a aquellos con mejores sentimientos) a realizar todo tipo de acciones para limitar los salarios y las condiciones de trabajo. (p. 442).
La ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia- una crítica
Señala Heinrich que el aumento de la composición de valor del capital determinado por el incremento de la fuerza productiva por medio del uso de maquinaria le sirve a Marx para fundamentar la ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia. Con esta ley Marx quiere resolver uno de los grandes enigmas de la economía política clásica. Con relación al hecho empírico de una disminución de la tasa de ganancia en el largo plazo no había dudas; pero las explicaciones de este hecho no eran muy convincentes.
Marx considera que encontró una explicación que formula sobre un plano muy general, exponiendo esta ley justo después de la transformación de la ganancia en ganancia media, esto es, antes de la subdivisión de la ganancia media en intereses, ganancia del empresario y renta. Por tanto, la caída de la tasa de ganancia no debería pertenecer solo a una cierta fase de desarrollo del modo de producción capitalista, sino al modo de producción capitalista en sí; debería ser deducida de la esencia de la producción capitalista. Es una ley inherente (p. 443).
Con esta ley Marx considera que ha captado un elemento central del desarrollo capitalista. Además permite poner en evidencia el carácter auto contradictorio de este modo de producción, dado que la caída no resulta de una falla en la explotación de la fuerza de trabajo sino justamente de su éxito. El medio necesario (el desarrollo de la fuerza productiva para aumentar la explotación) está en una contradicción irresoluble con el fin deseado (la valorización). La caída en la tasa de ganancia revela un límite al desarrollo del capital que es producto del capital mismo, que hace evidente la limitación histórica de este modo de producción.
Marx le atribuyó mucha importancia a esta ley. En la recepción del texto varios autores la atribuyeron una importancia aún mayor, dado que justo después de esta ley Marx expone reflexiones sobre la teoría de la crisis, las reflexiones más profundas que se pueden encontrar en El Capital. A menudo se entienden las tendencias a la crisis analizadas por Marx como una consecuencia directa de la caída de la tasa de ganancia, de lo cual se ha extraído la conclusión de que sin esta caída de la tasa de ganancia no habría siquiera crisis (p. 444).
Desde que Engels publicó el tercer libro ha habido acalorados debates sobre la validez de la demostración hecha por Marx de esta ley; lo que es esencialmente motivo de controversia es en qué consiste realmente esta demostración. A juicio de Heinrich la importancia de esta ley se ha sobrevalorado notoriamente; con frecuencia en los debates se asume que sobre este asunto se juega la existencia de la crítica entera de la economía política.
Heinrich se propone mostrar que la demostración expuesta por Marx sobre esta ley es insuficiente y que ocurre lo mismo con los diferentes intentos complementarios. Considera que no se ha logrado demostrar lo que Marx quería demostrar, la existencia de una tendencia derivada de la esencia del modo de producción capitalista que se afirma en el largo plazo a la caída de la tasa de ganancia. La tasa puede efectivamente caer, pero también puede aumentar. Sin embargo, el problema es si es posible deducir una tendencia dominante en el largo plazo a partir de las determinaciones de fondo de la dinámica del modo de producción capitalista.
Heinrich plantea en la nota a pie de página 24 que este es un debate esencialmente teórico que no se puede resolver por la vía empírica. Señala que el hecho de que la tasa de ganancia caiga durante 20 años no significa que disminuirá también en los siguientes 20 años; si se observa que la tasa de ganancia aumenta durante un período de 20 años, esto no desmiente la ley. Es un período demasiado corto. Pero además sobre el desarrollo de la tasa de ganancia no es justamente posible producir, sin mediaciones posteriores, algún enunciado empírico porque los datos estadísticos a disposición no se basan en las categorías marxistas, sino sobre las magnitudes de la contabilidad económica nacional (p. 444).
De otra parte, en el resto del capítulo dedicado a la crisis debería resultar claro que las tendencias del capitalismo a la crisis no se basan en una tendencia a la caída de la tasa de ganancia (p. 444).
Marx basa la ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia sobre aquello que en el primer libro de El Capital llama el modo de producción específicamente capitalista: producción de plusvalor relativo por medio del incremento en el uso de maquinaria. De un lado, esto aumenta el grado de explotación del trabajo y por tanto la tasa de plusvalor, pero del otro requiere un mayor empleo de capital constante, que se refleja en una tendencia a la disminución de la tasa de ganancia.
Marx propone tres aproximaciones distintas para la demostración más precisa de la caída de la tasa de ganancia. En opinión de Heinrich las diversas contribuciones se han mantenido en el marco de estas tres aproximaciones.
Primera variante. Si se hace abstracción de la existencia de capital fijo y de diferentes tiempos de rotación del capital variable y constante, entonces la fórmula para la tasa de ganancia p es la siguiente (m es el plusvalor):
- p= m / c+v
Si se divide esta fórmula por v, obtenemos
- p= m/v / c/v + 1
La tasa de ganancia se presenta ahora como una función de la tasa de plusvalor y de la composición de valor y es con estas dos magnitudes que Marx argumenta al comienzo del capítulo sobre la caída tendencial de la tasa de ganancia. Proporciona un ejemplo numérico en el cual una tasa de plusvalor constante se compaña de una composición orgánica creciente. En este caso es claro que la tasa de ganancia cae y Marx sostiene que este ejemplo refleja la tendencia del desarrollo capitalista (p. 446).
Dado que Marx menciona el aumento del grado de explotación del trabajo solo en un segundo momento, en las causas contrarrestantes, desde muchos sectores se tuvo la impresión de que basara la ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia presuponiendo una tasa de plusvalor constante; esto ha llevado a acusar a Marx de cometer un error metodológico fundamental, al separar arbitrariamente los dos momentos inescindibles vinculados al aumento de la fuerza productiva (el aumento de la composición de valor y el aumento de la tasa de plusvalor) y al considerar el primer momento como el dominante y subvalorando el segundo como una mera causa contrarrestante.
Heinrich considera que esta crítica no es justa con la argumentación de Marx. En primer lugar, Marx menciona desde el comienzo la tasa de plusvalor y sostiene que la tasa de ganancia disminuirá aunque aumente la tasa de plusvalor; queda por verificar si se puede justificar esta afirmación, pero el hecho es que no formula la ley sobre el presupuesto de una tasa de plusvalor constante. En segundo lugar, aquello que Marx menciona como causa contrarrestante no es el aumento del grado de explotación debido a un incremento de las fuerzas productivas, sino debido a otras causas como la prolongación de la jornada de trabajo o la intensificación del trabajo.
Considera Heinrich que hay problemas en la argumentación de Marx. Es claro que aumenta la tasa de plusvalor en el curso del desarrollo capitalista; pero no se puede formular con la misma certeza la hipótesis de que aumente la composición de valor, pero el análisis realizado en un punto anterior ha clarificado que son necesarias circunstancias excepcionales para que la composición de valor no aumente. Por tanto, es plausible que en el curso del desarrollo capitalista no solo aumente la tasa de plusvalor sino también la composición de valor. Es necesario entonces demostrar que la composición de valor (la expresión c/v+1) aumenta más rápidamente que la tasa de plusvalor (p. p. 447).
No es posible hacer afirmaciones generales sobre la velocidad de crecimiento de la composición de valor. En algunos casos un aumento determinado de la fuerza productiva puede requerir mucho capital constante adicional, en otros casos poco; no se puede hacer una afirmación general.
Un argumento planteado con frecuencia en este contexto es que si la tasa de plusvalor es ya demasiado alta, un aumento posterior de la fuerza productiva puede aumentar el plusvalor solo en una medida mínima, de modo tal que la caída de la tasa de ganancia no puede ser detenida por un aumento en la tasa de plusvalor. Para Heinrich aquí se confunde la masa del plusvalor con la tasa de plusvalor. Muestra que aunque la tasa de plusvalor sea alta puede seguir creciendo en gran proporción sin que se reduzca la parte de trabajo necesaria; puede crecer indefinidamente no porqué la masa de plusvalor, que aparece como numerador de la tasa de plusvalor, aumente indefinidamente, sino porque el valor de la fuerza de trabajo, el denominador, disminuye.
Si el asunto se aborda desde la masa del plusvalor entonces el aumento de la masa que puede proporcionar un trabajador se contrasta con el aumento del capital total anticipado (por trabajador y día trabajado). Para demostrar la caída de la tasa de ganancia se necesitaría demostrar que el capital total no solo crece, sino que crece más rápidamente que la masa de plusvalor. Pero dado que v disminuye (para que aumente el plusvalor) es necesario que c crezca tanto como para compensar la disminución de v. Que esto ocurra no se puede dar por descontado.
Segunda variante. Marx quiere demostrar que incluso una tasa de plusvalor creciente no puede detener la caída de la tasa de ganancia. Marx afirma antes que nada que el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo afecta en dos modos: a) en el aumento del plustrabajo, es decir, en la disminución del tiempo de trabajo necesario que es requerido para la reproducción de la fuerza de trabajo; b) en la reducción de la cantidad de la fuerza de trabajo (número de operarios) que se emplea para poner en funcionamiento un capital determinado (p. 449). Estos dos factores actúan en forma opuesta sobre la tasa de ganancia: el incremento del plustrabajo la hace aumentar, mientras que la reducción del número de trabajadores utilizado por un capital lo hace disminuir.
Expone lo anterior en la siguiente fórmula:
p= e N / c+v
en la cual e define el plusvalor por trabajador y N el número de trabajadores empleados Marx cree ahora poder demostrar que la disminución de N en definitiva compensaría cualquier posible aumento de e.
Marx plantea la comparación entre 2 trabajadores que trabajan 12 horas al día y 24 trabajadores que trabajan 2 horas al día. Los 2 trabajadores no podrían producir la misma masa de plusvalor que los 24 trabajadores aunque solo trabajaran 2 horas. La posibilidad de compensar la disminución del número de trabajadores aumentando el grado de explotación del trabajo tiene límites insuperables: la caída de la tasa de ganancia puede ser obstaculizada pero no anulada. Heinrich comparte la primera parte de la argumentación pero señala que no se tiene en cuenta la reducción del capital (variable) empleado, que es muy distinto según se trate de 2 trabajadores o de 24. Al reducir el número de trabajadores de 24 a 2 el valor de la fuerza de trabajo también disminuye y por tanto el capital variable necesario.
Por tanto, para que el capital anticipado permanezca el mismo, no es suficiente que el capital constante necesario haya aumentado, debe aumentar en una cifra bien determinada, es decir, por lo menos la magnitud en la cual ha disminuido el capital variable. En otras palabras, Marx presupone implícitamente un determinado aumento de la composición de valor que compense el aumento de la tasa de plusvalor; pero no ha demostrado que este aumento en la composición sea efectivamente necesario, simplemente lo ha tomado como un presupuesto. En este ejemplo, la tendencia de la tasa de ganancia depende de cuál de las dos magnitudes disminuye más fuertemente en términos porcentuales: el capital constante y la masa del plusvalor.
Tercera variante. Marx aquí contrapone el trabajo vivo total, expresado como v+p, al trabajo objetivado en el capital constante c; considera aquí por tanto la relación (v+p) / c. La disminución de esta relación es solo otra forma de decir que la fuerza productiva del trabajo aumenta. De la disminución de v+p con relación a c Marx deduce que tarde o temprano p debe disminuir no solo con respecto a c sino con relación al capital total. Se plantean aquí dos cosas:
- La magnitud (v+p)/ c disminuye con el desarrollo de la fuerza productiva;
- De la disminución de (v+p) se genera en el largo plazo la disminución de p/c+v.
Heinrich comienza examinando el segundo punto. Es claro que p /c+v < v+p / c.
La relación entre trabajo vivo y trabajo objetivado constituye el límite máximo del posible nivel de la tasa de ganancia; dicho límite máximo se alcanzaría si v tiende a cero. De la caída del límite máximo de la tasa de ganancia, Marx concluye que en un cierto punto la tasa de ganancia misma deba caer. Pero esta conclusión es rigurosa solo si este límite máximo se encoge a voluntad; porque si el límite máximo se limita a acercarse a un valor límite positivo desde arriba, entonces la tasa de ganancia podría incluso aumentar constantemente acercándose a este límite desde abajo. Esto aclara lo que se quiere demostrar en el primer punto: no solo se debe demostrar que la relación (v+p)/ c disminuye, sino también demostrar que esta disminución no tiene un límite inferior positivo, pero tiende a cero.
Vuelve al primer punto. El aumento de la fuerza productiva del trabajo significa que la misma cantidad de trabajo vivo produce una cantidad siempre mayor de productos, esto es, trabaja una cantidad siempre mayor de materias primas y utiliza máquinas siempre más caras. Sin embargo, no es la cantidad de medios de producción transformados lo que cuenta, sino su valor, y con el aumento de la fuerza productiva el valor, tanto de las materias primas como de las máquinas, disminuye. Para entender si el valor de c aumenta o disminuye es necesario primero comprender si el aumento de la cantidad de medios de producción es compensado o no por la disminución de su precio.
En el libro primero de El Capital Marx presupone que no es posible una compensación completa, pero no ofrece razones sobre esto. En el manuscrito del tercer libro en la parte de las causas contrarrestantes aborda el asunto pero se contenta con la afirmación según la cual por la vía del aumento de la fuerza productiva el valor del capital constante no aumenta en la misma proporción que crece su volumen material (p. 452). En algunos casos particulares puede ocurrir que la masa de los elementos del capital constante crezca mientras su valor no varía o incluso disminuye. La compensación del aumento de la cantidad con la reducción de los precios debería ser, por tanto una excepción, pero Marx no explica por qué.
El problema de la caída o no de la relación (v+p)/c en el curso del desarrollo recuerda el examen del desarrollo de la composición de valor examinado en la segunda parte de este capítulo. En muchas contribuciones se presume que una composición de valor creciente sea sinónimo de una relación decreciente entre trabajo vivo y trabajo objetivado. Esta conclusión, sin embargo, es errada: la composición de valor puede aumentar al tiempo que la relación (v+p)/c permanece constante. La tendencia depende de c y v, por cuanto crece simplemente a causa de la disminución de del valor de la fuerza de trabajo pero también c permanece constante (si la mayor economía de los elementos de c compensa su aumento).
El desarrollo de v no tiene ninguna influencia sobre la relación entre trabajo vivo y trabajo objetivado porque en esta expresión toda disminución de v es compensada por un correspondiente aumento de p (plusvalor). Este es el precio, por así decirlo, de haber escogido la expresión (v+p) en forma tal que la tasa de plusvalor no juega ya ningún papel: la variación de esta expresión depende ahora enteramente de c. (p. 453).
Los elementos del capital constante empleados consisten, de un lado, en materias primas, y del otro, en maquinaria. La cantidad de materias primas aumenta con la fuerza productiva del trabajo; si la fuerza productiva se duplica, esto es si se produce el doble de producto en el mismo tiempo de trabajo, es necesaria una cantidad doble de materias primas y de materias auxiliares. Pero si el aumento de la fuerza productiva ocurre también en la producción de materias primas en términos de valores la duplicación de la cantidad es compensada por la duplicación de la fuerza productiva. Por tanto, un aumento del valor de c se debería a la utilización de maquinaria más costosa. Pero en este caso no se pueden hacer afirmaciones generales; al momento de la introducción de la nueva máquina puede ser más costosa pero luego con su generalización esta maquinaria baja de precio. Por tanto, no se puede fundamentar a partir de aquí alguna ley. Es cierto que tal aumento puede verificarse pero no se puede demostrar que se trate de una tendencia constante derivada de la naturaleza del desarrollo capitalista de la fuerza productiva. El presupuesto planteado para la caída de la tasa de ganancia es, por tanto, incierto, así como el supuesto de que el capital constante crezca sin límites.
Dice Heinrich que en las tres variantes se encuentra siempre el mismo problema. Se encuentran dos variables (tasa de plusvalor y composición de valor; masa de plusvalor y magnitud de capital; aumento de la cantidad y disminución de los precios de los elementos del capital constante), de las cuales conocemos la dirección en el largo plazo. Pero la dirección del movimiento de la tasa de ganancia, en cambio, depende de la relación entre los movimientos de estas dos magnitudes, de cuál de las dos evoluciona más rápidamente respecto a la otra, dominando así los eventos. (p. 453). Esta comparación, sin embargo, no puede realizarse con información cualitativa, que se refiere únicamente a la dirección del movimiento de las cantidades a comparar. Por tanto, la demostración general a la que apuntaba Marx, según la cual la tasa de ganancia debe necesariamente tener una tendencia a disminuir a causa del desarrollo capitalista de la fuerza productiva, sencillamente no es posible. (p. 454). Los argumentos para fundamentar la caída tendencial de la tasa de ganancia son insuficientes.
Señala Heinrich que en el primer libro se encuentra un argumento adicional que en el tercer libro es mencionado solo de pasada. Se trata del hecho de que cuando se introduce un nuevo método de producción el gasto de capital constante adicional está limitado por el ahorro de capital variable. En otras palabras, el aumento original del capital constante no puede ser arbitrariamente grande.
El capitalista que introduce un nuevo método aumenta la magnitud del capital constante pero disminuye la magnitud del capital variable (en una cantidad mayor); si vende la mercancía al valor de la situación original obtiene entonces un plusvalor extraordinario y su tasa de ganancia individual aumenta, dado que aumenta la masa de plusvalor de la cual se apropia y disminuye la magnitud del capital total. Cuando se generaliza el nuevo método de producción desaparece el plusvalor extraordinario y la tasa de ganancia superior, y se establece un nuevo valor social, inferior al anterior. Heinrich realiza en las páginas 455 y 456 un ejercicio de comparación del valor inicial con el valor nuevo mediante el cual compara las tasas de plusvalor y de ganancia; concluye a partir de este ejercicio que la tasa de ganancia no cae y por el contrario aumenta. Al nivel de abstracción escogido por Marx no solo no es posible demostrar alguna caída tendencial de la tasa de ganancia, sino por el contrario es demostrable una tendencia al crecimiento de esta. Una caída de la tasa de ganancia puede resultar plausible solo si se abandona este nivel de abstracción. (p. 456).
A continuación Heinrich considera la determinación del valor de la fuerza de trabajo y el salario real. Menciona que el valor de la fuerza de trabajo incluye un elemento histórico moral y que por tanto con el aumento de la fuerza productiva el valor de la fuerza de trabajo no disminuirá necesariamente en la misma proporción. El aumento del salario real reduce el plusvalor y aumenta el anticipo de capital, dos factores que conjuntamente determinan una disminución de la tasa de ganancia. En este caso, la tendencia sería a una disminución de la tasa de ganancia, un argumento que Marx no utiliza en el tomo III. Pero tampoco en este caso es posible obtener una ley general: no se puede fundamentar alguna afirmación sobre la tendencia de la tasa de ganancia en el largo plazo (p. 457).
De otra parte, considera Heinrich que si en el marco de la crítica a la economía política es necesario renunciar a la ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia no se trata de una gran pérdida. Como se aclarará en el resto del capítulo, la teoría de las crisis de Marx no depende de hecho de esta ley (p. 457). Se ha sugerido por algunos autores que en los años 70 Marx se dio cuenta de la insostenibilidad de esta ley. Esto lo prueba una nota a pie de página que Engels introdujo con base en una nota a mano de Marx en una copia del libro. En esta nota Marx menciona que la tasa de ganancia se mantendrá en proporción a la magnitud del capital anticipado cuando el crecimiento es solo cuantitativo, pero que si este crecimiento se acompaña de cambios cualitativos aumentará al mismo tiempo la tasa de ganancia para los capitales mayores.
Marx cuando habla de ampliación cualitativa se refiere al aumento de la composición de valor. Destaca Heinrich que aquí Marx dice lo contrario de lo que plantea en el tomo III. No es posible saber si esta nota indica un cambio en la opinión de Marx; esta nota lo que muestra es el nivel incompleto de la tarea de Marx.
Adición de 2023: ¿en los años 70 Marx abandonó la ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia?
Menciona Heinrich que después de haber escrito lo anterior fueron publicados en MEGA cuatro manuscritos de Marx sobre el cálculo de la tasa de ganancia. Aquí Marx explora las relaciones entre la tasa de plusvalor y la tasa de ganancia. Estos análisis muestran que son posibles muchos resultados y no solo la tendencia a la caída de la tasa de ganancia. Según la forma en como cambie el capital constante, una tasa de plusvalor en disminución puede acompañarse de una tasa de ganancia en aumento o en disminución. Queda claro que no se puede partir del presupuesto de que el movimiento de una simple magnitud determina el desarrollo de la tasa de ganancia, ni siquiera como tendencia o en el largo plazo. Lo que cuenta siempre es la interacción de múltiples factores y ya en el primer libro Marx había mostrado que estos factores actúan sobre la tasa de ganancia en forma contradictoria: el aumento capitalista de la fuerza de trabajo determina tanto un aumento de la composición de valor del capital (que tiende a disminuir la tasa de ganancia) como un aumento de la tasa de plusvalor (que tiende a aumentarla).
Parece que Marx se dio cuenta que con base en el resultado de estos efectos contrapuestos no es posible hacer alguna afirmación general. En estos cuatro manuscritos la ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia no aparece más, aunque Marx en el manuscrito más largo, de 1875, se pone el objetivo de encontrar las leyes que determinan el crecimiento, la disminución o el permanecer constante de la tasa de ganancia, es decir, las leyes de su movimiento. Marx mencionó por última vez la ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia en una carta de 1868 a Engels. Todo lo anterior conduce a Heinrich a concluir que es muy probable que Marx se hubiera dado cuenta de la insostenibilidad de esta ley en los años 70 del siglo XIX. En este contexto, la nota trascrita por Engels tomada de una nota de Marx escrita sobre un ejemplar de Marx, no sería una afirmación aislada, sino un resultado del abandono de la ley. (p. 459).