La responsabilidad criminal de EE.UU. y sus aliados en la destrucción de Ucrania

POR JEFFREY D. SACHS*

Al reconocer que la cuestión de la ampliación de la OTAN está en el centro de esta guerra, entendemos por qué el armamento estadounidense no terminará con esta guerra. Solo los esfuerzos diplomáticos pueden hacer eso.

George Orwell escribió en 1984 que “quien controla el pasado controla el futuro: quien controla el presente controla el pasado”. Los gobiernos trabajan sin descanso para distorsionar las percepciones públicas del pasado. Con respecto a la guerra de Ucrania, la administración Biden ha afirmado repetida y falsamente que ella comenzó con un ataque no provocado de Rusia el 24 de febrero de 2022. De hecho, la guerra fue provocada por EE.UU. en formas que los principales diplomáticos estadounidenses anticiparon, lo que significa que podría haberse evitado y ahora debe detenerse mediante negociaciones.

Reconocer que la guerra fue provocada nos ayuda a comprender cómo detenerla. No justifica la invasión de Rusia. Un enfoque mucho mejor para Rusia podría haber sido intensificar la diplomacia con Europa y con el mundo no occidental para explicar y oponerse al militarismo y el unilateralismo estadounidenses.

De hecho, el implacable impulso de EE.UU. para expandir la OTAN encuentra una gran oposición en todo el mundo, por lo que la diplomacia rusa en lugar de la guerra probablemente habría sido efectiva.

Los principales medios de comunicación amigos de Biden simplemente repiten como un loro a la Casa Blanca. El New York Times es el culpable principal, describiendo la invasión como “no provocada” no menos de 26 veces, en cinco editoriales, 14 columnas de opinión y siete artículos de opinión invitados.

De hecho, hubo dos provocaciones estadounidenses principales. La primera fue la intención de EE.UU. de expandir la OTAN a Ucrania y Georgia para rodear a Rusia en la región del Mar Negro con los países de la OTAN (Ucrania, Rumania, Bulgaria, Turquía y Georgia, en sentido contrario a las agujas del reloj). La segunda fue el papel de EE.UU. en la instalación de un régimen rusofóbico en Ucrania mediante el derrocamiento violento del presidente prorruso de Ucrania, Viktor Yanukovych, en febrero de 2014. La guerra de disparos en Ucrania comenzó con el derrocamiento de Yanukovich hace nueve años, no en febrero de 2022 como el gobierno de EE. UU., la OTAN y los líderes del G7 nos quieren hacer creer.

Biden y su equipo de política exterior se niegan a discutir estas raíces de la guerra. Reconocerlos socavaría la administración de tres maneras. En primer lugar, expondría el hecho de que la guerra podría haberse evitado o detenido antes de tiempo, evitando a Ucrania su actual devastación y a EE.UU. le habría ahorrado más de 100 mil millones de dólares en desembolsos hasta la fecha. En segundo lugar, expondría el papel personal del presidente Biden en la guerra como participante en el derrocamiento de Yanukovych y, antes de eso, como partidario acérrimo del complejo militar-industrial y de la ampliación de la OTAN. En tercer lugar, empujaría a Biden a la mesa de negociaciones, lo que socavaría el impulso continuo de la administración para la expansión de la OTAN.

Los  archivos muestran de manera irrefutable que los gobiernos de EE.UU. y Alemania prometieron repetidamente al presidente soviético Mijaíl Gorbachev que la OTAN no se movería “ni una pulgada hacia el este” cuando la Unión Soviética disolviera la alianza militar del Pacto de Varsovia. No obstante, la planificación estadounidense para la expansión de la OTAN comenzó a principios de la década de 1990, mucho antes de que Vladimir Putin fuera presidente de Rusia. En 1997, el experto en seguridad nacional Zbigniew Brzezinski  detalló  el cronograma de expansión de la OTAN con notable precisión.

Los diplomáticos estadounidenses y los propios líderes de Ucrania sabían muy bien que la ampliación de la OTAN podría conducir a la guerra. El gran estratega y estadista estadounidense George Kennan calificó la ampliación de la OTAN como un “error fatídico”, en un artículo que escribió para el  New York Times, en el que además señaló que, “se puede esperar que tal decisión inflame las tendencias nacionalistas, antioccidentales y militaristas en la opinión rusa; tener un efecto adverso en el desarrollo de la democracia rusa; restaurar la atmósfera de la Guerra Fría en las relaciones Este-Oeste e impulsar la política exterior rusa en direcciones que decididamente no son de nuestro agrado”.

El secretario de Defensa del presidente Bill Clinton, William Perry, consideró renunciar en protesta contra la ampliación de la OTAN. Al recordar este momento crucial a mediados de la década de 1990, Perry  dijo lo siguiente en 2016: “Nuestra primera acción que realmente nos puso en una mala dirección fue cuando la OTAN comenzó a expandirse, incorporando naciones de Europa del Este, algunas de ellas fronterizas con Rusia. En ese momento, trabajábamos estrechamente con Rusia y se estaban empezando a acostumbrar a la idea de que la OTAN podría ser un amigo en lugar de un enemigo… pero se sentían muy incómodos con tener a la OTAN justo en su frontera e hicieron un fuerte llamadoa que no sigamos adelante con eso”.

En 1998, el entonces embajador de Estados Unidos en Rusia y ahora director de la CIA, William Burns,  envió un cable a Washington advirtiendo extensamente de los graves riesgos de la ampliación de la OTAN: “Las aspiraciones de Ucrania y Georgia en la OTAN no solo tocan un nervio sensible en Rusia, sino que generan serias preocupaciones sobre las consecuencias para la estabilidad en la región. Rusia no solo percibe el cerco y los esfuerzos para socavar la influencia de Rusia en la región, sino que también teme consecuencias impredecibles y descontroladas que afectarían seriamente los intereses de seguridad rusos. Los expertos nos dicen que Rusia está particularmente preocupada de que las fuertes divisiones en Ucrania sobre la membresía de la OTAN, con gran parte de la comunidad étnica rusa en contra de ella, puedan conducir a una división importante, que involucre violencia o, en el peor de los casos, una guerra civil. En esa eventualidad, Rusia tendría que decidir si interviene; una decisión que Rusia no quiere tener que enfrentar”.

Los líderes de Ucrania sabían claramente que presionar por la ampliación de la OTAN a su país significaría la guerra. El exasesor de Zelensky, Oleksiy Arestovych, declaró en una  entrevista de 2019  “que nuestro precio por unirnos a la OTAN es una gran guerra con Rusia”.

Zelenski

Durante 2010-2013, Yanukovych impulsó la neutralidad, en línea con la opinión pública ucraniana. Estados Unidos trabajó de manera encubierta para derrocar a Yanukovych, como se captura vívidamente  en la cinta  (grabación) de la entonces subsecretaria de Estado de Estados Unidos,  Victoria Nuland  y el embajador estadounidense Geoffrey Pyatt planeando el gobierno que se instalaría luego el derrocamiento violento del mandatario ucraniano. Nuland deja en claro en la llamada que estaba coordinando de cerca con el entonces vicepresidente Biden y su asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan.

El mismo equipo Biden-Nuland-Sullivan ahora está en el centro de la política de EE.UU. con respecto a Ucrania.

Después del derrocamiento de Yanukovych, estalló la guerra en Donbás, mientras Rusia reclamaba Crimea. El nuevo gobierno ucraniano apeló a la membresía de la OTAN, y EE.UU. armó y ayudó a reestructurar el Ejército de Ucrania para hacerlo inter-operable con la OTAN. En 2021,  la OTAN  y la  Administración Biden  volvieron a comprometerse firmemente con el futuro de Ucrania en la OTAN.

En el período previo inmediato a la invasión de Rusia, la ampliación de la OTAN fue al centro del escenario. El borrador del tratado entre Estados Unidos y la Rusia de Putin  (17 de diciembre de 2021) pedía que se detuviera la ampliación de la OTAN.

Los líderes de Rusia señalaron la ampliación de la OTAN como la causa de la guerra en la reunión del Consejo de Seguridad Nacional del 21 de febrero de 2022 . En su  discurso a la nación  ese día, Putin declaró que la ampliación de la OTAN era una razón central para la invasión.

Biden y su ‘perro faldero’, el ucraniano Zelenky.

El historiador Geoffrey Roberts  escribió recientemente“¿Podría haberse evitado la guerra mediante un acuerdo ruso-occidental que detuviera la expansión de la OTAN y neutralizara a Ucrania a cambio de sólidas garantías de independencia y soberanía de Ucrania? Muy posiblemente”. En marzo de 2022, Rusia y Ucrania informaron avances hacia un rápido fin negociado de la guerra basado en la neutralidad de Kiev.. Según Naftali Bennett , exprimer ministro de Israel, que fue mediador, estuvo cerca de alcanzarse un acuerdo antes de que Estados Unidos, Reino Unido y Francia lo bloquearan.

Si bien la administración Biden declara que la invasión de Rusia no fue provocada, Rusia buscó opciones diplomáticas en 2021 para evitar la guerra, mientras que Biden rechazó la diplomacia e insistió en que Rusia no tenía nada que decir sobre la cuestión de la ampliación de la OTAN. Y Rusia impulsó la diplomacia en marzo de 2022, mientras que el equipo de Biden volvió a bloquear la vía diplomática de la guerra.

Biden y Putin disputan su poderío bélico y su liderazgo como potencias en territorio ucraniano.

Al reconocer que la cuestión de la ampliación de la OTAN está en el centro de esta guerra, entendemos por qué el armamento estadounidense no terminará con este conflicto. Rusia escalará según sea necesario para evitar la ampliación de la OTAN a Ucrania.

La clave para la paz en Ucrania es mediante negociaciones basadas en la neutralidad de Kievy la no ampliación de la OTAN. La insistencia de la administración Biden en la ampliación de la OTAN a Ucrania ha convertido a esta nación  en una víctima de las equivocadas e inalcanzables aspiraciones militares estadounidenses. Es hora de que cesen las provocaciones y de que las negociaciones restablezcan la paz en Ucrania.

*Profesor de la Universidad de Columbia, director del Centro para el Desarrollo Sostenible de este mismo centro educativo estadoiunidense y presidente de la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Se ha desempeñado como asesor de la Secretaría General de la ONU. Actualmente se desempeña como Defensor de los Objetivos de Desarrollo Sostenible bajo el secretario general António Guterres. 

www.jeffsachs.org

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