POR REINALDO GIRALDO DÍAZ Y FERNANDO PANESSO JIMÉNEZ /
Si sembramos árboles
Si sembramos 100 árboles por hectárea, tendríamos una cantidad aproximada de 30 millones de árboles en un territorio de 300,000 hectáreas sembradas en caña de azúcar. Esto tendría implicaciones importantes para la cacareada mitigación del cambio climático:
Captura de carbono
Árboles
Los árboles son conocidos por su capacidad de capturar y almacenar dióxido de carbono (CO₂) durante largos periodos de tiempo. La cantidad de carbono que un árbol puede secuestrar depende de su tamaño, especie y edad, pero, en general, los árboles tienen un impacto significativo en la reducción del carbono atmosférico.
Se estima que, en promedio, un árbol puede absorber entre 10 y 22 kg de CO₂ por año. Con 30 millones de árboles, estaríamos hablando de una captura anual de 300,000 a 660,000 toneladas de CO₂.
Caña de azúcar
La caña de azúcar, al ser un cultivo de ciclo corto, no tiene la misma capacidad de secuestro de carbono a largo plazo que los árboles. Aunque las plantas de caña también absorben CO₂ durante su crecimiento, este carbono se libera nuevamente cuando el cultivo es procesado o quemado.
La caña se utiliza para la producción de bioetanol, lo que genera un beneficio indirecto al reducir las emisiones de combustibles fósiles. Sin embargo, este beneficio depende de la eficiencia del proceso y de las prácticas en el cultivo y producción.
Biodiversidad y conservación del suelo
Árboles
Los bosques con 30 millones de árboles proporcionan hábitat para una amplia variedad de especies, aumentando la biodiversidad. Además, los árboles previenen la erosión del suelo, mejoran la calidad del agua y promueven ecosistemas saludables.
Los árboles también mejoran el microclima, regulan la temperatura y favorecen la retención de humedad en el suelo.
Caña de azúcar
Las plantaciones de caña de azúcar suelen ser monocultivos, lo que implica una baja biodiversidad. Además, el uso intensivo del suelo puede causar problemas de degradación del suelo, erosión y pérdida de nutrientes, especialmente si no se implementan prácticas agrícolas regenerativas.
El impacto en la biodiversidad es mucho menor en comparación con los árboles, ya que los monocultivos no suelen proporcionar un hábitat adecuado para muchas especies.
Agua
Árboles
Los árboles pueden mejorar la eficiencia en el uso del agua al reducir la evaporación del suelo y regular los ciclos hidrológicos. En muchos casos, los árboles ayudan a recargar acuíferos y proteger fuentes de agua dulce.
Sin embargo, algunas especies de árboles pueden requerir grandes cantidades de agua, por lo que la selección de especies es clave.
Caña de azúcar
La caña de azúcar es un cultivo intensivo en agua, especialmente en áreas donde se practica riego. Esto puede ejercer una presión considerable sobre los recursos hídricos locales, lo que genera problemas de escasez de agua en regiones ya vulnerables.
El uso de pesticidas y fertilizantes también puede contaminar cuerpos de agua cercanos, afectando la vida del agua.
Uso de la tierra y emisiones
Árboles
Los bosques de árboles, especialmente si se manejan adecuadamente, requieren menos intervención humana una vez establecidos.
A largo plazo, los árboles ayudan a mitigar las emisiones de carbono, aunque el proceso es lento. Las áreas boscosas también tienen el beneficio de ser más resilientes frente a eventos climáticos extremos.
Caña de azúcar
La producción de caña de azúcar genera emisiones asociadas con el uso de maquinaria agrícola, transporte y procesamiento. La quema de caña, una práctica común en algunas regiones, también libera gases de efecto invernadero y otros contaminantes a la atmósfera.
La producción de bioetanol puede compensar parcialmente las emisiones, pero la sostenibilidad de la cadena depende de prácticas eficientes y de la evitación de la deforestación para la expansión del cultivo.
Conclusión
Treinta millones de árboles ofrecen un enfoque a largo plazo para la captura de carbono, la preservación de la biodiversidad, y la protección del suelo y el agua. Los árboles actúan como un sumidero de carbono más estable y de largo plazo en comparación con los cultivos agrícolas.
Trescientas mil hectáreas de caña de azúcar tienen un rol económico importante, especialmente en la producción de bioetanol y otros derivados, pero a menudo a costa de un mayor uso de recursos naturales (agua, tierra) y un impacto más significativo sobre la biodiversidad y el suelo.
Los problemas tratados anteriormente apuntan a destacar los graves daños que afronta el Valle del Cauca a causa del monocultivo de la caña de azúcar, que va en contravía de las condiciones climáticas que se aspira a cambiar, mediante estas reuniones mundiales sobre el cambio climático y la biodiversidad en todas sus expresiones.
La COP16, la oficial o la alternativa, no puede pasar por alto estas problemáticas y no aportar soluciones efectivas que permitan salvar de la catástrofe ambiental y biodiversa en la que se encuentra este hermoso valle del Cauca. Esperamos que este escenario sea una respuesta real y concreta a los desafíos que afronta la madre tierra ante la actividad productiva depredatoria y que por fin se ponga coto a la desmesura de los agronegocios del monocultivo de la caña de azúcar, como uno de los lunares más aberrantes que asola hace años a nuestros territorios.