Levantamiento popular en contra del gobierno neoliberal de Iván Duque

POR OSCAR TORRES

Colombia está en un momento de protestas sociales diarias, en medio de un Paro Nacional, con características indudables de un levantamiento popular. Iniciado el 28 de abril y declarado indefinido, por los propios protestantes, rebasó los planes de la dirigencia sindical y el comité de paro. Este último llamó a manifestarse el primero de mayo en forma virtual, siendo desoído por los marchantes con contundentes movilizaciones en las calles de las ciudades, tantos las grandes como intermedias y en lugares apartados de la geografía nacional; seguimos en movilizaciones todos los días, algunos medios de comunicación oficialistas, adeptos al gobierno, calculan entre 7 y 10 millones de personas en protestas en el territorio nacional.

El trasfondo del levantamiento popular está representado por el deterioro social de grandes franjas de la población, presente antes de la pandemia y agudizadas por la errática política del gobierno- Duque en el manejo de la crisis sanitaria. El retraso en la vacunación, la negativa a una renta básica digna para los hogares clasificados como pobres, y, groseramente, en medio de la pandemia, agencia un programa neoliberal de ajuste económico en contra de los más vulnerables; la reforma tributaria no es lo único en el paquetazo, está la nefasta reforma a la salud, la laboral y pensional.

Con la pandemia la pobreza ha crecido peligrosamente, según las propias metodologías y mediciones del DANE son alarmantes, de allí la explosión social incontenible del pueblo colombiano. Resumidamente este organismo oficial nos informa:

Entre 2019 y 2020 3,5 millones de personas entraron a la pobreza monetaria, y 2,8 millones de personas ingresaron a la pobreza monetaria extrema (…) en 2020, el 42,5% de los colombianos se encontraba en condición de pobreza monetaria, lo cual representa un aumento de 6,8 puntos porcentuales (p.p.) frente a 2019, cuando fue 35,7%. La pobreza en las cabeceras municipales en 2020 fue 42,4%, registrándose un incremento de 10,1 p.p. en comparación con el año inmediatamente anterior. Adicionalmente, en los centros poblados y rural disperso la pobreza monetaria presentó una reducción de 4,6 p.p., pasando de 47,5% en 2019 a 42,9% en 2020 (DANE, 2021).

La lucha contra la reforma tributaria fue el pretexto para iniciar un levantamiento popular en contra del gobierno neoliberal de Duque, ello es evidente cuando el gobierno al retirar el proyecto de ley tributario y renunciar el ministro de Hacienda Carrasquilla, las movilizaciones y protestas continúan con reclamos adicionales por la violencia policial, los asesinatos de jóvenes y satanización de la protesta social pacífica al calificarla de vandálica. La movilización se fortalece con la acción del Cali Rebelde y la Minga Indígena del suroccidente del país, esta región con su carga de conflictos históricos de racialismo, exclusión, explotación y genocidio, tiene en Cali su epicentro de luchas, así como Buenaventura, pero hoy Cali concentra este cúmulo de rebelión social, étnica y política en contra de un modelo económico y de sociedad discriminatorio y violento.

El conflicto está abierto no solo en Cali, en todo el país el detonante de la protesta está presente, en Bogotá la movilización es sostenida y masiva, lo mismo que en todas las capitales de Departamentos y ciudades intermedias. Los camioneros junto con los manifestantes han bloqueados las vías o carreteras, creando dificultades en el transporte y suministros de productos, para llamar la atención sobre los costos de los peajes y el pésimo estado de las vías en algunos tramos, recordándole al gobierno sus viejas reclamaciones; los taxistas han protestado por la competencia desleal de las plataformas Uber y similares, siendo ellos los que pagan impuestos y la costosa prima para adquirir un vehículo amarillo. Además, el sector salud con sus médicos y enfermeras(os), los artistas, lo mismo que maestros y sindicatos obreros; los campesinos, desempleados y muchos pobladores urbanos, con un componente fuerte de mujeres y jóvenes. Es la Colombia profunda la que está en las calles y carreteras exigiendo sus derechos.

La protesta ha logrado un nivel de organización y coordinación en todos los escenarios de movilización en forma horizontal, de lo contrario no se explicaría las concentraciones y movilizaciones sostenidas en todo el país. Los jóvenes no comulgan con los partidos y movimientos políticos tradicionales de la izquierda, no promueven caudillismos, ni se dejan imponer desde las altas cópulas los lineamientos de su acción. Es un reto la forma de acercarnos a ellos e intercambiar ideas; deben surgir propuestas audaces e inteligentes para que el movimiento tome un rumbo que interprete, de la mejor manera posible, el actual momento de crisis social y política.

La reflexión de Estefanía Martínez es pertinente:

Sería capaz el paro de transformar toda la ira, que ahora se desborda en las ciudades y en las barricadas, en un verdadero movimiento de masas, capaz de tirar abajo el régimen neoliberal, oligárquico y de excepción en Colombia, ¿que somete a las clases pobres urbanas, rurales e indígenas a la regla del éxito de unos pocos? Es muy pronto para saberlo. Lo cierto es que las movilizaciones han creado un precedente importante para repensar el presente y recuperar la conciencia de clase en un país que ha sido alienado de su propia historia. La lucha no es solo contra la reforma tributaria, es contra el modelo de acumulación y contra las injusticias que ciertas instituciones e individuos se empeñan en perpetuar (Viento Sur, Rabia Desbordada Colombia, 5 de mayo de 2021).

Estamos claros que la continuidad de la protesta, luego de la retirada de la tributaria y la renuncia de Carrasquilla, está dirigida a la renuncia de Duque y Marta Lucía Ramírez, de la Presidencia y Vicepresidencia de la República, respectivamente. El hundimiento del gobierno neoliberal debe ser el propósito explícito de la movilización popular, de allí se desprendería el surgimiento de un Gobierno de Transición que convoque, por adelantado, a nuevas elecciones presidenciales, y a una Asamblea Nacional Constituyente para realizar las reformas constitucionales de fondo que permita otro sendero al país. De todas maneras, independientemente que se produzca el gobierno de transición y las elecciones presidenciales adelantadas, debemos promover la convocatoria a una Constituyente democrática y soberana

Notas

DANE (2021). Disponible en: www.dane.org

Viento Sur (2021). Rabia Desbordada Colombia. Disponible en: www.vientosur.info

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.