POR MARINO CANIZALES PALTA /
Un hilo rojo atraviesa la historia de la sociedad académica de este país: la lucha por la autonomía universitaria y la emancipación de la enseñanza pública de los controles autoritarios y clericales impuestos por la nueva República conservadora, instaurada en 1886 bajo la hegemonía política liderada por Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro. El bonapartismo presidencial del nuevo régimen político, sustentado en la Constitución Política de 1886, articulado al despotismo religioso, también de rango constitucional, reforzados luego por el Concordato de 1887, suscrito por el Vaticano y el presidente de la República, dominaron con mano de hierro la dirección y control del sistema educativo en lo público y en lo privado a nivel nacional. Esto, de conformidad con el Título III – paradójicamente denominado “De los derechos civiles y garantías sociales”-, específicamente el Articulo 41, que estableció en forma tajante que la educación pública sería “…organizada y dirigida en concordancia con la Religión Católica”, y el Título IV, “De las relaciones entre la iglesia y el Estado”, que vertebraron y regularon todo lo relativo a la comunidad académica de entonces y de gran parte del siglo XX. Y de conformidad también, y de qué manera, con el uso permanente del Estado de sitio, Articulo 121, institución central de dicho ordenamiento constitucional, hasta su derogatoria por la Asamblea Nacional Constituyente de 1991.
Atrás quedaron tendidas, producto de la intolerancia y de las confrontaciones bélicas que sacudieron la vida republicana durante el siglo XIX, en el contexto de una aguda lucha de clases, instituciones y normas de rango constitucional que, de un modo u otro, habían establecido en Colombia los atisbos y elementos constitutivos de un Estado laico, articulados al ejercicio del pensamiento libre. Como fue el caso de las constituciones políticas de 1853, Capítulo l, Artículo 5º, Numerales 5º, 7º y 10º, y el Artículo 6º que prohibió la esclavitud; de 1858, Capítulo V, Artículos 4º, 7º, 9º y 10º, y la de 1863, Sección Segunda, Artículos 15 y 16, consagraciones normativas que se dieron en contravía de las resonancias clericales de la Constitución de Cúcuta de 1821.
El libro del profesor emérito de la Universidad Nacional, Ricardo Sánchez Ángel, titulado Universidad y Política. De la Reforma de Córdoba a mayo del 68, es justamente eso: la historia de la autonomía universitaria como campo de lucha en su doble manifestación: nacional e internacional. Esta investigación, nos dice su autor, se inscribe en un específico marco de época cuyo contexto lo constituyen “Dos aniversarios cruciales para la historia de la universidad: (…) a escala de América Latina, el centenario de la Reforma de Córdoba y, a escala internacional, los cincuenta años de la rebelión de la juventud en 1968”. Deja claro al lector que no se trata de “…la historia de la universidad como realidad internacional, pero sí de una aproximación incompleta de lo que es significativo en su existencia: la biblioteca, el museo, la libertad investigativa y de cátedra, la censura, la autonomía, las reformas, los estudiantes, las mujeres, la revolución sexual y cultural y el gobierno de la universidad”, y precisa, también, que destaca “…la relación de lo internacional con lo nacional y, de manera específica, con lo colombiano, centrado en la Universidad Nacional y en la Universidad Libre”.
Imposible desconocer que la lucha por la autonomía universitaria y el ejercicio del pensamiento libre son, y seguirán siéndolo, una dura pelea por la construcción de la juventud como sujeto colectivo, portadora de una subjetividad que le es propia y en constante transformación, generadora de múltiples imaginarios, libre de tutores y anacronismos autoritarios, sean estos seculares o religiosos. La ambición teórica desplegada por Ricardo Sánchez en la composición del libro objeto de estas notas, nos permite comprender la significación política y moral de algunos de los hitos de ese proceso histórico, siendo uno de ellos la lucha por la Reforma Universitaria de Córdoba de 1918. “En nuestra América”, nos dice, “la autonomía universitaria existe desde la Reforma de 1918, producto de la reunión en Córdoba del Primer Congreso de Estudiantes Universitarios de Argentina, organizado por la Federación Universitaria Argentina (FUA) entre el 20 y el 31 de julio de 1918”. Este evento de carácter fundacional es ricamente analizado en todas sus implicaciones políticas y culturales en la segunda parte del libro, constituyendo un acierto la incorporación del Manifiesto de Córdoba: “La Juventud Argentina de Córdoba a los Hombres Libres de Sud América. Manifiesto de la Federación Universitaria de Córdoba, 1918”.
Atención especial merece la tercera parte de dicha investigación histórica, relativa a las tensiones, luchas y conflictos por la construcción de la autonomía universitaria en el ámbito de la sociedad colombiana, a partir de la fundación de la Universidad Nacional en virtud de la Ley 66 de l867, luego de la Universidad Libre, fundada en 1922. Es una historia de avances y retrocesos ocurridos durante distintos gobiernos, marcados de diversa manera por la impronta autoritaria y clerical ya referida antes, hasta el reconocimiento de la autonomía universitaria y la libertad de cátedra como norma en la Constitución de 1991. Historia en la que destaca la personalidad política, intelectual y académica de Gerardo Molina, como uno de sus rectores más notables. Al respecto, es preciso anotar que se ganó una batalla de larga duración, y que hoy son otras las amenazas que se ciernen sobre la universidad pública, las cuales aparecen claramente caracterizadas por el autor, y que por limitaciones de espacio, no puedo describir.
Sin embargo, no quiero terminar esta breve reseña sin antes decir que el autor de Universidad y Política. De la Reforma de Córdoba a mayo del 68, fue uno de los dirigentes más brillantes durante las luchas por la autonomía universitaria y la libertad de cátedra que tuvieron lugar en Cali, en febrero de 1971, y luego a nivel nacional.
Vivamente influenciado por los sucesos del movimiento de Córdoba de 1918, y por las jornadas del movimiento estudiantil en mayo de l968 en Francia, de las cuales da cuenta en dicho libro, en su Cuarta Parte, no sólo defendió con pasión los intereses y demandas del movimiento estudiantil, sino también, y ante todo, las ideas y el programa de marxismo revolucionario.
Hoy, 50 años después de aquellas luchas y resistencias, Ricardo Sánchez Ángel, mantiene esa doble dimensión de su personalidad, que desde entonces y ahora sigue construyendo con carácter : la del educador y defensor público de una juventud libre en el ejercicio de su autonomía, y la del escritor e intelectual revolucionario. El libro objeto de esta notas, es plena prueba de ello.
La Palabra, el periódico cultural de la Universidad del Valle, edición No. 322, marzo 2021, Santiago de Cali.
Descargar el libro
Para descargar el libro de autoría del profesor Ricardo Sánchez Ángel, en archivo PDF, ingresar al siguiente enlace:
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