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Líderes de algunos de países representativos de América Latina y África tomaron el podio ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) este martes 19 de septiembre para demandar cambios fundamentales a un sistema económico y político global que sigue invirtiendo en guerras mientras continúa fracasando en cumplir con sus propias promesas para abordar la pobreza, la desigualdad y el cambio climático.
El creciente poder de gobiernos que rechazan la agenda neoliberal de las últimas décadas se manifestó en las primeras horas de la sesión de apertura del debate de alto nivel anual ante la Asamblea General, con diversos líderes del Sur global dejando entrever que están dispuestos a desafiar el orden internacional encabezado por el autoproclamado líder mundial, Estados Unidos, a través de iniciativas impulsadas dentro de otras asociaciones multilaterales como los BRICS, el G-77 e incluso el G-20, entre otras.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva –Brasil tradicionalmente es el primer país en tomar el podio al arrancar la sesión– empezó declarando: “mantengo mi confianza inquebrantable en la humanidad, al pintar una crisis ambiental sin precedente que toca a nuestras puertas, destruye nuestros hogares, todas las ciudades, todos los países e impone daños y sufrimiento a nuestros hermanos, en especial a los pobres”.
Lula señaló que la crisis climática es acompañada por otra dentro del actual sistema de libre mercado: los 10 multimillonarios más ricos tienen más riqueza que 40 por ciento de la humanidad, y acaso que hay una falta de voluntad política de quienes gobiernan el mundo para sobrellevar la igualdad.
El mandatario brasileño anunció que cuando su país asuma la Presidencia del G-20 en diciembre, “no vamos a dejar de hacer un esfuerzo para poner la lucha contra la inequidad en todas sus dimensiones en el fondo de la agenda internacional”. Concluyó que con el motor de construir un mundo justo y un planeta sostenible, el Presidente del G-20 coordinará la inclusión social y la lucha contra el hambre, el desarrollo sostenible y la reforma de las instituciones del gobierno global.
Desde el primer día de las sesiones del debate de alto nivel que durarán una semana en la ONU quedó clara la falta de consenso sobre cómo abordar crisis urgentes; por ejemplo, la guerra en Ucrania, con Estados Unidos insistiendo en que el mundo necesita enviar más fondos y armas a Kiev y colocar ese conflicto en el centro de la agenda mundial, y otros mandatarios argumentando que hay diversas cuestiones apremiantes que deberían ser atendidas por la comunidad internacional.
No tienen 100 mil millones de dólares para entregar a los países que posibilite defenderlos de inundaciones, tormentas y huracanes, declaró el presidente colombiano Gustavo Petro en referencia a un compromiso incumplido por países ricos, al tomar su turno ante la Asamblea General, pero sí tienen (fondos) en un solo día para que se maten rusos y ucranios entre sí. Ahora no se necesitan 100 mil millones de dólares, se necesitan 3 billones de dólares para superar la crisis climática y la cuenta asciende cada segundo.
Petro, en tal vez el discurso más categórico y lúcido del día, también expresó un sentir compartido por muchos otros países en torno a los exhortos de Washington a alinearse con Estados Unidos detrás de Ucrania.
“No estamos pensando en cómo expandir la vida en las estrellas, sino en cómo acabarla en nuestro planeta. Nos hemos dedicado a la guerra. Nos han convocado a la guerra. A Latinoamérica la han llamado para entregar máquinas de guerra, hombres para ir a los campos de combate. Se olvidaron que a nuestros países los invadieron varias veces los mismos que hoy hablan de luchar contra invasiones. Se olvidaron que por petróleo invadieron Irak, Siria, Libia… Se olvidaron que las razones que se expresan para defender a Zelensky son las mismas con las que se debería defender a Palestina”, sostuvo el mandatario de Colombia.
Petro enfatizó que las guerras y el colapso climático también están relacionadas con la otra gran crisis de migración sin precedente. El éxodo de los pueblos hacia el norte mide con excesiva exactitud la dimensión del fracaso de los gobiernos. En lo que va este año ha sido un tiempo de derrota de los gobiernos, de derrota de la humanidad, afirmó.
Ese fracaso ante los retos globales continuó en el mensaje de otros jefes de Estado. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, quien ofreció parte de su discurso como presidente del G-77, señaló que en la reciente reunión de esa agrupación “más de 100 representantes de las 134 naciones que integran el Grupo levantaron sus voces para demandar cambios que ya no pueden posponerse más en el injusto, irracional y abusivo orden económico internacional, que ha profundizado, año tras año, las enormes desigualdades entre una minoría de naciones muy desarrolladas y una mayoría que no logra superar el eufemismo de ‘naciones en desarrollo’”.
“No estamos pidiendo limosnas –continuó- ni rogando favores. El G-77 reclama derechos y continuará demandando una transformación profunda de la actual arquitectura financiera internacional, porque es profundamente injusta, anacrónica y disfuncional. Porque fue diseñada para lucrar con las reservas del Sur, perpetuar un sistema de dominación que acrecienta el subdesarrollo y reproducir un modelo de colonialismo moderno”.
Quedó claro que estas demandas, las cuales Cuba, entre otros, ha presentado de forma repetida ante la ONU durante décadas, ahora gozan de mayor energía y poder con el nuevo liderazgo en países como Brasil, Colombia, Sudáfrica y otros del Sur global. En su discurso, Lula subrayó los fracasos de los países ricos de otorgar los 100 mil millones de dólares anuales prometidos para abordar los efectos del calentamiento global. “El año pasado, el FMI hizo disponibles 160 mil millones… para países europeos, y sólo 34 mil millones a los africanos”, contrastó.
Un orden económico injusto basado en el mercado
El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, hizo eco de estas críticas al declarar: “Podemos gastar tanto en guerras, de hecho billones se gastan en guerras, pero no podemos gastar más para atender las necesidades básicas de miles de millones de personas en el mundo”.
El orden económico basado en mercados libres, dejaron claro varios mandatarios, no tiene la solución para los grandes problemas del planeta, y algunos indicaron que, en parte, es incluso fuente de esos problemas. El mercado puede ayudar en algo, pero no se le puede pedir soluciones a un mecanismo que se queda sin humanidad, cuando fue éste el que produjo el problema. Fondos privados sí, pero serán limitados por su propia lógica. El esfuerzo de hacerlo vendrá de los fondos públicos y éstos están hoy debilitados por la deuda. “La gran batalla de nuestra generación, defender la vida para nuestros hijos y nietos, sólo se puede financiar a cabalidad desde lo público, desde lo de todos y todas”, declaró Petro.
Al rendir su informe anual ante la Asamblea General, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pareció estar de acuerdo con gran parte de estas evaluaciones de un cambio en el llamado orden internacional. Señalando un mundo al borde de ruptura por divisiones entre norte, sur, este y oeste sin precedente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando nació esta institución, y ante fracasos en cumplir con promesas y compromisos para abordar la crisis climática y las metas de desarrollo social.
Guterres declaró que “el mundo ha cambiado… No podemos abordar los problemas de manera efectiva si nuestras instituciones no reflejan el mundo como es. En lugar de solucionar problemas, (las instituciones) arriesgan volverse parte de éstos”.
De hecho, el Secretario General de la ONU se atrevió a decir que los cambios necesarios ante la crisis climática son los que se expresan en las calles. A los que están marchando: “Ustedes están del lado correcto de la historia. Estoy con ustedes”, dijo en referencia a las movilizaciones y acciones de los últimos días tanto en EE.UU. como en otras partes del mundo exigiendo el fin a los combustibles fósiles.
Pronunciamientos en la ONU de mandatarios latinoamericanos contra el injusto orden económico imperante
“El neoliberalismo agravó la desigualdad”: Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil
“Éxodo hacia el norte mide el fracaso de los gobiernos”: Gustavo Petro, presidente de Colombia
“Urge un nuevo y más justo contrato global”: Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba
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