POR LUIS EDUARDO MARTÍNEZ ARROYO
Se veía venir desde hacía cierto tiempo, pues un rumor sordo azotaba el espectro mediático sin que los promotores se decidieran a dar el zarpazo final. Hoy los medios de la costra mostraron al parecer su última carta al dar a conocer de oyentes, televidentes y lectores los planes siniestros del Pacto Histórico (PH) para destruir, no sólo el orden institucional que tan buenos réditos ha entregado a la sociedad en su conjunto, nuestro sagrado sistema económico y social, sino a sus opositores ‘Fico’, Fajardo, Alejandro Gaviria durante la campaña presidencial en la primera vuelta.
El asunto había adquirido características de drama y suspenso. Se habló en los inicios de publicar un video que mostraba algunas escenas sexuales de Petro, pero al parecer se desestimó esa opción porque la calidad del material no demostraba contundencia de lo que se quería hacer saber, y el propósito era causar daño, pero con suficiencia. No acompañaba mucho que las denuncias antañosas penales, fiscales y disciplinarias contra el candidato alternativo fueron casi que en fila india desmoronándose, a pesar de la acuciosidad de sus denunciantes y de la diligencia mostrada por los operadores encargados de tramitarlas. En esta ocasión también son más las bullas que las cabuyas.
Los discursos en las plazas públicas colmadas de expectantes asistentes de Petro y sus demoledores debates televisivos con los otros candidatos, se convirtieron en el mejor de los antídotos, para arribar a buen puerto el 13 de marzo y el 29 de mayo. Y hélo ahí, invicto ante las ofensivas derechosas de pelambre diverso. La rotundidad del discurso reivindicador levantado en las dos recientes campañas presidenciales (2018-2022), ha rebatido todas las argucias de la costra y sus aliados circunstanciales. El gran problema de la costra colombiana es el discurso de Petro y contra él no hay poder que valga.
Los aliados coyunturales de Petro hoy no son recomendables, pero sí lo fueron para AUV antes cuando le patinaban sus proyectos de leyes en el Congreso y fueron reeleccionistas; que Petro hubiera faltado a uno o dos debates televisivos esta vez, es una falta al respeto a la democracia, mas no cuando Álvaro Uribe Vélez con el rabo entre las piernas rehuyó polemizar en televisión con Carlos Gaviria, a quien por cierto acusó de recibir una multimillonaria mesada pensional, sin que recibiera la reconvención social de los catones criollos; conducta que también asumió Duque en 2018 frente a Petro, sin que la media dijera: “esta boca es mía”. Sólo El Espectador, este año, censuró a Yoyo por su negativa a debatir con Petro en televisión.
El premio mayor del Baloto tanto tiempo esperado (aunque estaba a buen recaudo hace un cierto tiempo) está en las manos de los manipuladores: los audios varios de la campaña presidencial del Frente Amplio por la vida, la democracia y la libertad que dan cuenta de la organización y planes de la campaña y de la conducta a asumir ante los otros candidatos, son hoy el auto de cabeza de proceso, como se decía antes en el argot del derecho penal, para enjuiciar al PH.
La media costrosa, como la costra misma, endilga a la víctima el delito propio. La campaña del PH que es sujeto pasivo de chuzadas ilegales, es entregada a la jauría ávida de sensacionalismo y de alimentarse de confusión como la cabeza de Juan el Bautista a Salomé. Terminada la primera vuelta, y conocidos los categóricos resultados que daban a Petro como ganador indiscutible de la jornada, la costra decidió difundir la especie de que el triunfador fue Hernández y de inmediato lo puso a encabezar las encuestas, al punto que al día siguiente de la jornada superaba a Petro en más de doce puntos, que fueron los que éste le aventajó el día anterior. Ecuanimidad y sindéresis que caminan de la mano.
Que a una escasa semana de realizarse la segunda vuelta presidencial la jauría hubiera decidido sacar su as debajo de la manga, no es sino señal de que su pupilo Yoyo Hernández, como Gutiérrez, no dio la talla y que cada día que pasa la aureola de cruzado anticorrupción que ostenta no es sino una opaca llamita, ante sus categóricas acciones ejecutadas contra el sistema legal colombiano en materia de contratación pública, por las cuales está imputado. Y no son suposiciones. Y no sólo son esas sus faltas.
Su asesor estrella lo ha mandado a guardar sepulcral silencio, ante la cascada de manifestaciones equívocas de estadista barato que produce y de las cuales debe estarse retractando a cada momento. Su independencia de Uribe Vélez se hizo notoria en estos días en su visita a Barranquilla, desde donde anunció que su Ministro de Hacienda sería el actual superintendente Financiero, Jorge Castaño Gutiérrez. De las entrañas del uribismo-duquista.
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