POR CARLOS NORIEGA /
Un día después de entrar en funciones, el gobierno de Pedro Castillo ha enfrentado su primera crisis, que ha llegado con el nombramiento del primer gabinete ministerial. En un hecho inédito, el gabinete se rompió antes de que los ministros asuman sus cargos. El conflicto fue gatillado por la sorpresiva designación del congresista del oficialista partido Perú Libre (PL), Guido Bellido, como presidente del Consejo de Ministros. Su nombramiento, realizado la tarde de este jueves, desató las críticas de la derecha, algo esperable, pero también cuestionamientos de sectores que respaldaron la elección de Castillo. Los designados por el presidente para encabezar el estratégico sector de Economía y para Justicia y Derechos Humanos se bajaron en el último momento del gabinete por sus discrepancias con Bellido. Hasta el cierre de esta nota esas dos carteras continuaban vacantes. Un inicio complicado para el campesino y maestro rural que ha llegado a la presidencia con una propuesta de cambio que ha despertado las esperanzas de los sectores populares. Entusiasmo popular que se mantiene intacto.
“Nuestro gabinete es del pueblo, se debe al pueblo y va hacia él. Nuestro compromiso es con el Perú y con ningún otro interés que no fuera el de dedicar todos y cada uno de nuestros esfuerzos a construir un país más justo, libre y digno. No defraudaremos su confianza”, escribió Castillo en respuesta a los cuestionamientos a su jefe de gabinete.
La juramentación del primer gabinete de Castillo se produjo cerca de la medianoche del pasado jueves 29 de julio, casi tres horas después de la hora anunciada. Disconforme con el nombramiento de Bellido, el economista Pedro Francke, principal asesor económico de Castillo y considerado seguro en el Ministerio de Economía, se retiró minutos antes de la ceremonia, dejando al sector sin ministro. Francke, que fue jefe del equipo económico de la excandidata presidencial Verónika Mendoza de la coalición progresista Juntos por el Perú, hoy aliada de Castillo, ha sido el encargado de armar las propuestas económicas del nuevo gobierno y en las últimas semanas se venía reuniendo con inversionistas y agentes financieros para informarles sobre esas políticas. Su renuncia en el último momento abre un vacío y es un duro golpe para el gobierno.
El personaje que está en el centro de esta primera crisis gubernamental, Guido Bellido, de 41 años, es el principal dirigente de PL en la andina región de Cusco y considerado cercano al fundador y secretario general del partido, Vladimir Cerrón, que se define como marxista-leninista. Cerrón es un cuestionado exgobernador con una sentencia suspendida de tres años por cargos de corrupción. El viernes 30 de julio se anunció que le Fiscalía lo ha incluido en una investigación por otro caso de corrupción y que ha pedido que su condena se cambie a prisión efectiva. Bellido y Cerrón han criticado a los aliados de centroizquierda de Castillo, y se han pronunciado por que el presidente aplique el ideario partidario que habla de estatizar la economía. Francke había asegurado que no habrá estatizaciones, postura hecha suya por Castillo.
Se habla mucho de una pulseada entre Castillo y Cerrón por espacios de poder en el gobierno. Impedido de postularse a la presidencia por su sentencia de corrupción, Cerrón invitó a Castillo a que tome ese lugar. Ahora busca un espacio protagónico en el poder. Sus problemas legales lo complican seriamente. El presidente busca abrir su gobierno más allá del partido, moderar posturas radicales del ideario marxista-leninista de PL, mientras el secretario general de la agrupación oficialista presiona para que el partido tenga la hegemonía en el gobierno y muestra su disgusto con las alianzas que Castillo busca construir mirando a la centroizquierda. La designación de Bellido en un puesto clave de jefe del gabinete ministerial ha sido vista como un avance de Cerrón en este pulseo. Sin embargo, Cerrón no ha podido colocar al ministro de Economía, como pretendía. Luego de la salida de Francke, Castillo optó por dejar el cargo vacante. Estaría tratando de convencerlo para que reconsidere su decisión. El viernes ambos se reunieron por dos horas.
La derecha señala a Bellido como un radical y lo acusa de tener supuestas simpatías con el derrotado grupo armado Sendero Luminoso. Tiene una investigación abierta en una fiscalía por apología al terrorismo, una figura legal que se presta a abusos contra la libertad de expresión, por unas declaraciones dadas hace unos meses en las que calificó a los senderistas como “peruanos que han tomado un camino equivocado” y que “también tienen derechos”. También se le cuestiona haber enviado por redes sociales un mensaje de elogio sobre la guerrillera Edith Lagos, senderista muerta en un enfrentamiento hace casi cuarenta años, en 1982. Aliados de centroizquierda de Castillo le critican a Bellido expresiones homofóbicas y machistas.
“Han resistido la presión enorme para que renuncie Bellido. Acusar a Bellido de apología al terrorismo es una típica campaña de la derecha. Sus cuestionables posiciones homofóbicas y machistas le generan un conflicto a Castillo con sus aliados de centroizquierda. El gobierno tiene que ordenarse, no puede seguir jugando a sorprender a sus aliados, como ha hecho con el nombramiento de Bellido. Es preocupante que un gobierno que recién empieza tenga una crisis de esta naturaleza. Lo ocurrido revela que el gobierno tiene conflictos internos y eso le da armas a la derecha”, declaró a Página/12 el sociólogo y analista político Alberto Adrianzén.
Aunque Francke abandonó el gabinete, la coalición de centroizquierda JP, a la que pertenece, ha ratificado su respaldo al gobierno y tiene dos ministros: el congresista y presidente del partido Roberto Sánchez en Comercio Exterior y Turismo, y la socióloga Anahí Durand, quien fue jefa del plan de gobierno de Verónika Mendoza, en Mujer y Poblaciones Vulnerables. Se espera que Durand, defensora de los derechos de las mujeres y la comunidad LGTBI, pueda actuar en su sector poniéndole freno a las cuestionadas posturas de Bellido.
Como lo había adelantado Página/12, en Salud asumió el médico y excongresista del izquierdista Frente Amplio Hernando Cevallos, quien estudió medicina en la Universidad Nacional de La Plata de Argentina y viene de la salud pública, y en Educación el maestro Juan Cadillo, profesor de una escuela pública del interior del país, como Castillo, y reconocido por su trabajo con varios premios a nivel nacional e internacional. Son dos sectores que Castillo ha anunciado serán prioridad en su gestión. En Desarrollo Agrario, un ministerio de especial significado para un presidente de origen campesino, asume el presidente de la organización campesina Confederación Nacional Agraria, Víctor Maita.
En Relaciones Exteriores fue designado el sociólogo Héctor Béjar, un exguerrillero de 85 años y reconocido intelectual. Fundador del Ejército de Liberación Nacional participó en las guerrillas guevaristas de 1965. Detenido en 1966 estuvo en prisión hasta 1970 cuando fue indultado por el gobierno del general de izquierda Juan Velasco, en cuyo régimen trabajó hasta la caída de Velasco en 1975. Ha escrito varios libros y trabajado en la docencia universitaria.
Es un gabinete con solo dos mujeres -además de Anahí Durand está la vicepresidenta Dina Boluarte en el Ministerio de Inclusión y Desarrollo Social- de diecisiete ministros ya nombrados, y con muchos rostros desconocidos.
“La prolongación de la proclamación de Castillo como presidente por los reclamos sin fundamento del fujimorismo de un supuesto fraude electoral no le ha permitido el tiempo suficiente para coordinar un mejor gabinete, que es una incógnita porque la mayoría son desconocidos. Me parece que Béjar en Relaciones Exteriores es una muy buena decisión, creo que va a retomar una política exterior más soberana, más independiente de Estados Unidos, que el Perú se va a salir del Grupo de Lima y va a estar más cercano a la Argentina, Bolivia y México, que va a respaldar la propuesta de una OEA sin Estados Unidos, apostar por reflotar UNASUR y fortalecer la CELAC. Me parece que Béjar y Cevallos son los que tienen más peso político en el gabinete. En ese grupo estaría Francke, que si regresa sería muy bueno para el gobierno”, opina Adrianzén.
Página/12, Buenos Aires.
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