POR ALFREDO SERRANO MANCILLA /
El Gobierno que preside el magnate bananero Daniel Noboa Azín perdió en las dos preguntas clave de la consulta popular llevada a cabo el pasado domingo 21 referidas al contrato laboral por horas y la implantación de los tribunales internacionales de arbitraje. Las demás eran puro relleno sobre aspectos de seguridad que podían ser tratadas en la Asamblea Nacional.
El pueblo ecuatoriano le dijo claramente NO a la propuesta económica de claro tinte neoliberal que pretendía implementar el mandatario Le dijo NO a ceder soberanía jurídica a favor de las transnacionales.
Noboa cometió un gran error: creerse que tenía más apoyo del que verdaderamente tiene. Es un error clásico de quien gana en segunda vuelta y se cree que todo ese porcentaje de votos es su apoyo real. Y no, no es así.
Su apoyo real, el de verdad, es el que obtuvo en ptimera vuelta, es decir, 23,47 % sobre voto válido (que sobre padrón electoral total equivale a 17,2 %).
El voto de segunda vuelta es siempre circunstancial y necesita mucho tiempo y buenas prácticas de gobierno para que sea apoyo propio. Y esto por ahora no hay sido el caso del Noboa.
El otro error de Noboa ha sido creerse que la imagen positiva elevada de los primeros días como Presidente es para siempre. Nunca es así. Siempre depende de cómo se gobierna.
Y precisamente Noboa ha comenzado desde muy pronto a dar claras señales de incapacidad. No ha sido capaz ni siquiera de garantizar un país con energía eléctrica, literalmente con luz.
Ni tampoco es capaz de respetar las normas internacionales. Noboa creyó que gobernar es lo mismo que hacer una campaña electoral. Y no. De ninguna manera.
Este resultado electoral adverso en la consulta es un revés importante para Noboa, y abre otro panorama distinto de cara a las elecciones presidenciales de febrero del 2025.
El mandatario también se equivocó en subestimar la fuerza del correísmo que defendió el NO precisamente en las preguntas en las que se ganó.
Ecuador vive una gran crisis desde 2017 cuando tras la traición de Lenín Moreno retornó el modelo económico neoliberal. Es una crisis institucional, política, social, económica, energética y de seguridad.
Es una crisis democrática, donde el Estado de Derecho brilla por su ausencia. Y en este contexto ‘catastrófico’, se celebra la consulta ciudadana con 11 preguntas. Con ella el presidente Noboa buscaba aprovecharse de esta coyuntura para tener el visto bueno para militarizar aún más el país, para vivir en un estado de excepción permanente.
Se rechazaron beneficios para la élite empresarial
Esta consulta ciudadana contenía tres temas: militarización y reforma penal, flexibilización laboral y resolución de conflictos con empresas trasnacionales. Y si en las dos últimas perdió Noboa, los analistas consideran que fue una clara derrota política fue para el Gobierno. Aunque la reacción del mandatario, vía Instagram, fue lacónica: “Hemos defendido al país, ahora tendremos más herramientas para luchar contra la delincuencia y devolverle la paz a las familias ecuatorianas”.
Es que ya lo advertían los sondeos de opinión hasta el sábado 20 abril: en las dos preguntas medulares, dentro del esquema ultraneoliberal, los electores dijeron No. Según los resultados oficiales, en la pregunta D: “¿Está usted de acuerdo que el Estado ecuatoriano reconozca el arbitraje internacional como método para solucionar controversias en materia de inversión, contractuales o comerciales?”, la negativa superó 63 por ciento, frente a 37 por ciento del Sí.
De la misma manera, en la pregunta E: “¿Está usted de acuerdo con enmendar la Constitución de la República y reformar el Código de Trabajo para el contrato de trabajo a plazo fijo y por horas, cuando se celebre por primera vez entre el mismo empleador y trabajador, sin afectar los derechos adquiridos de los trabajadores”, el No superó el66 por ciento, mientras el Sí logró apenas el 34 por ciento.
En el resto de las preguntas, el Sí ganó sin la distancia que anunciaron algunas empresas de sondeos de opinión. Fueron 11 preguntas las que los ecuatorianos tuvieron que responder. Una de reforma parcial a la Constitución, cuatro de referéndum a la Carta Política.
Con esto, a decir de los expertos en temas laborales y de arbitraje internacional para divergencias sobre inversiones extranjeras, el pueblo ecuatoriano rechazó un anhelo de los sectores empresariales y de las élites oligárquicas. De hecho, la adopción de un sistema laboral por horas habría sido un acontecimiento único en América Latina. De esta manera, se frena la precarización para los trabajadores, pero sobre todo le dice al Gobierno que no acepta la regresión de derechos, garantizados en la Constitución aprobada en 2008.
De haberse aprobado el arbitraje internacional los únicos beneficiados habrían sido los empresarios ecuatorianos que tienen sus negocios en paraísos fiscales y en el exterior, además de las grandes trasnacionales, como Chevron-Texaco, que tiene procesos contra Ecuador y que habrían significado pagos por más 10 mil millones de dólares.
Los dos principales promotores del No en esta jornada electoral, el expresidente Rafael Correa y el líder de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) Leonidas Iza, coincidieron en que las preguntas referidas a mayores garantías a los militares para la lucha antidelincuencial no tenían razón de ser, y con la decisión ciudadana ahora Noboa debe demostrar si efectivamente esa era su verdadera preocupación en esta consulta, pues ya no tiene pretextos para luchar contra el crimen organizado.
Sin embargo, parece difícil que las reformas en materia de seguridad pública puedan revertir la actual situación de desastre, toda vez que no están dirigidas a resolver la raíz de los fenómenos delictivos, sino a combatir sus síntomas. Por su parte, la crisis diplomática con México no ha hecho más que empezar y puede darse por descontado que sus consecuencias aún no han impactado del todo a los gobernantes de Quito.
En el balance general quedaron dos datos relevantes: baja participación. Siendo el voto obligatorio, apenas llegó a las urnas el 72 por ciento de los empadronados, nueve puntos menos de los que intervinieron en la consulta de febrero de 2023 y por ahora es la tercera más baja presencia en la historia electoral del país, pero también se redujo el porcentaje de apoyo a las preguntas relacionadas con la seguridad, pues la apuesta era superar 80 por ciento y en promedio quedó por debajo de 70 por ciento.