Prontuario de un expresidente imputado

POR CATALINA OQUENDO B. /

Se suele abusar de la palabra “histórica”. La vemos en cada hecho que se quiere resaltar como si la realidad necesitara aún más drama. La verdad es que las “noticias históricas” son contadas. Esta semana sí ocurrió una significativa: por primera vez en más de medio siglo, un expresidente colombiano se sentará en el banquillo de los acusados.

Además, no es cualquier exmandatario: el incombustible Álvaro Uribe, el que logró que el Congreso cambiara un artículo en la Constitución para reelegirse y que es la sombra política de las últimas décadas en Colombia, afrontará un juicio que podría durar meses e incluso años.

Se trata de un caso por soborno, fraude procesal y soborno a testigos en actuación penal que ha dado tantas vueltas y ha durado tanto tiempo que aún no es claro en qué terminará. Detrás de esa investigación está una de las acusaciones más graves que le persiguen desde hace años: sus presuntos vínculos con grupos paramilitares, como se contaba en este extenso perfil.

‌Por eso, como dice el periodista Juan Pablo Vásquez, la jueza Sandra Liliana Heredia, que tomó la decisión, pasará a la historia. A ella se le recordará también por un “gracias, señor imputado”, la frase con la que respondió al expresidente durante la audiencia y no el usual “gracias, presidente”, como lo suelen llamar muchos en distintos ámbitos políticos, aunque Uribe terminara su mandato en 2010. Para un sector de los colombianos, él es su presidente eterno.

‌No así para muchas víctimas de los llamados falsos positivos. Bajo el principio de jurisdicción universal, Uribe ha sido denunciado por víctimas y organizaciones que piden que se investigue su responsabilidad penal en al menos 6.402 asesinatos de civiles cometidos por militares durante su Gobierno.

‌Como escribe Juan Diego Quesada, su presidencia “fue un parteaguas en la concepción de Colombia como país”. Es probable entonces que muchos colombianos conozcan del caso, pero vale recordarlos rápidamente para entender cómo se llegó hasta acá.

‌En 2012, el representante Iván Cepeda hizo un debate de control político sobre el paramilitarismo en Antioquia y su relación con Uribe. El expresidente denunció a Cepeda ante la Corte Suprema por presentar testimonios falsos. Más tarde, en 2014, Cepeda hizo otro debate sobre las relaciones del expresidente con el narcotráfico y el paramilitarismo. En ese momento, la imagen fue la de Uribe abandonando el recinto y atravesando la plaza de Bolívar para ampliar la demanda contra Cepeda en la Corte Suprema.

‌Sin embargo, en 2018, la Corte Suprema archivó la denuncia de Uribe contra el senador Cepeda, y decidió en su lugar investigar al expresidente por presunta manipulación de testigos. Para ese momento, Uribe se había convertido en el senador más votado en la historia de Colombia, con 800.000 votos, y su partido, el Centro Democrático, en la mayor bancada del Congreso del momento.

‌Con su ahijado político, Iván Duque, elegido presidente, nadie esperaba que, en agosto de 2020, la Sala de Instrucción de la Corte Suprema ordenara la detención domiciliaria del senador y expresidente. Tampoco se esperaba que Uribe renunciara a su escaño como senador (lo cual el permitía mantener el fuero). Y aunque luego obtuvo la libertad, permaneció vinculado al caso hasta el pasado 24 de mayo, cuando oficialmente pasó a categoría de imputado.

Álvaro Uribe Vélez

‌Uribe, sin embargo, ya recusó al fiscal Gilberto Villareal que lo acusó en la última audiencia y ha pedido que sea apartado del proceso y se nombre otro funcionario en su reemplazo. Como aquella vez en 1994, cuando le dio un puñetazo a un viejo amigo que en ese momento era un rival político, falta ver cuál será el siguiente golpe, jurídicamente hablando.

‌Y, más allá del caso, está pendiente el curso que tome el “juicio histórico” al expresidente que marcó a generaciones de colombianos. Para el historiador, Jorge Orlando Melo, el gran juicio en su contra sería el de los falsos positivos. “Como presidente creó un ambiente político que llevó a la consolidación de los paramilitares, a lo que se sumó un manejo inadecuado con las FARC. Se hizo mejor con Santos (su sucesor)”, dijo para el reportaje “Uribe, el poder y el abismo”, publicado en  el diario español El País.

El País, España.