¿Quién dijo miedo? La poderosa y vertiginosa IA

POR OCTAVIO QUINTERO

La inteligencia artificial (IA) ha transformado la forma en que vivimos (o nos dejan vivir), y trabajamos (o nos hacen trabajar), en solo 60 años.

Una investigación de HubSpot, una compañía desarrolladora de software, revela que 8 de cada 10 personas viven en un mundo virtual, gobernado por IA, sin saberlo. Esto se debe a que en la actualidad estamos rodeados de una IA que nos asiste y vigila en todo y toda hora. Los algoritmos desarrollados hasta hoy, conocen más que nuestros familiares y amigos cercanos de nuestras fortalezas y debilidades, y, en consecuencia, nos ordenan conductas que aceptamos voluntariamente. Un teléfono inteligente nos acompaña a toda hora como ángel de la guarda y una cámara omnipresente registra todos nuestros movimientos en recintos cerrados o espacios abiertos.

¿Cuánto hace, por ejemplo, que las puertas de los aeropuertos y los edificios se abren cuando nos acercamos? Lo mismo las luces que se encienden y apagan solas… La vida urbana nos proporciona casa inteligente, nos conduce un carro inteligente, por una avenida inteligente, dentro de una metrópoli inteligente… En la ruralidad, los tractores y las combinadas han tecnificado la labranza; las semillas genéticamente mejoradas aceleran y hacen rendir las cosechas; hoy podemos hacer llover a pleno sol.

No hablemos, siquiera, de la industria militar: aviones, barcos, drones, tanques y artillería de alta precisión que puede identificar objetivos del tamaño de un ser humano a 16 km de distancia; ni menos hablemos de la conquista del espacio, que ya ni siquiera nos abisma ver fotos de agujeros negros a 1.600 años luz, el más cercano a la tierra… Y así, ad infinitum, podríamos enumerar máquinas y servicios dotados de inteligencia artificial que cargamos, utilizamos y nos espían 24/7.

Aparte de aisladas prevenciones lanzadas por algunos científicos, entre ellos, Joseph Weizenbaum, que ya en 1976 advertía que “ninguna máquina debería nunca tomar decisiones de forma completamente autónoma”, solo hasta 2017 un grupo de importantes investigadores y expertos nos hizo caer en cuenta de que la IA era una herramienta (o arma) dual, esto es, que podía ser usada tanto para hacer el bien como para hacer el mal. Sus observaciones, recogidas en el documento,  ‘Uso malicioso de la inteligencia artificial’, al parecer, no le prestamos mucha o ninguna atención.

Hoy (marzo/2023), otro grupo de reconocidos científicos, intelectuales, empresarios y periodistas, lanzan nueva alarma y proponen una pausa, porque creen que nos estamos aproximando, o entramos ya, a un punto de no retorno, en el que la inteligencia artificial puede adquirir autonomía superando la inteligencia humana, con consecuencias impredecibles, por supuesto.

Stephen Hawking, el último gran científico que nos dejó hace poco, decía que necesitamos ser conscientes de sus peligros, identificarlos, actuar de la mejor manera posible y prepararnos para sus consecuencias con bastante anticipación. “El desarrollo de una completa inteligencia artificial podría traducirse en el fin de la raza humana”, fueron sus palabras textuales.

Circula en TikTok y otras redes sociales un éxito viral (Heart on my sleeve), de los astros de la música pop, Drake y The Weeknd. Pues, resulta que la interpretación es una producción de inteligencia artificial, suplantando sus voces, tecnología tan fácil de aplicar, como al respecto muestra Robert Nickson, cofundador de MV3, grabando una canción en su propia voz y convirtiéndola en la del polémico rapero, Kanye West.

Más serio, y creíble, es el testimonio de Michael R. Strain, economista y columnista de medios, quien le pidió a ChatGPT unos cuantos artículos escritos por él… “encontró cinco –dijo–. Todos convincentes… pero no escribí ninguno de ellos”, reveló en una columna publicada en Project Syndicate“¿Hay que eliminar a los chatbots?”.

La elaboración de esta nota surgió de la inquietud que me produjo un tuiter, en el que le preguntaban a ChatGPT, “¿Por qué el presidente @petrogustavo tiene bastantes seguidores?”, a lo que respondió:

(…) “El presidente Petro se posiciona, con enfoque populista, como defensor del pueblo, supuestamente luchando contra las élites y las injusticias. El presidente Petro entiende el poder del imaginario social y utiliza esta herramienta para adoctrinar a sus seguidores en ideales e ilusiones que generan una gran esperanza. Siguiendo la filosofía de mantener viva una utopía, el presidente Petro se asegura de que sus seguidores sigan creyendo en un futuro mejor, y por tanto, continúen apoyándolo. Sin embargo, es importante destacar que al presidente Petro le conviene que siempre haya pobres en la sociedad para poder seguir vendiendo esa idea de cambio y mantener su base de apoyo”.

Recurrí a ChatGPT, instalado en mi PC; le hice la misma pregunta y respondió:

(…) “El presidente Gustavo Petro ha logrado movilizar a un gran número de seguidores debido a su discurso populista, que se centra en la defensa de los derechos de los trabajadores, la protección del medio ambiente y la lucha contra la corrupción y la desigualdad. Su mensaje ha resonado especialmente entre los jóvenes, los sectores populares y los movimientos sociales. También ha sido muy activo en las redes sociales, donde ha logrado construir una importante presencia y comunicarse directamente con sus seguidores, sin necesidad de depender de los medios de comunicación tradicionales. Todo esto ha contribuido a que tenga una base de seguidores muy sólida y comprometida”.

Como se puede apreciar, una y otra respuestas difieren, tan sustancialmente, que resulta innecesario subrayar en gracia a la brevedad. No obstante, sabía que la versión inicial de ChatGPT había sido alimentada con datos hasta septiembre 2021. Pensando que tal vez la habían actualizado le pregunté por el nombre del actual Presidente de Colombia, y me respondió:

(…) “El presidente actual de Colombia se llama Iván Duque Márquez”.

Al contrapreguntarle el por qué reconoció, inicialmente, a Petro como presidente, dijo:

“Mis disculpas si mi respuesta no se ajustó a su pregunta original. Como modelo de lenguaje, intento proporcionar las mejores respuestas posibles en función de la información disponible”.

Y, entonces, le vuelvo a formular textualmente la primera pregunta, y ésta vez responde:

Lamento haber generado confusión antes. Solo para aclarar, Gustavo Petro nunca ha sido presidente de Colombia…

Finalmente le pregunto: ¿Cómo saber si lo que dice corresponde a información procesada en su cerebro artificial?

(…)

“Como modelo de lenguaje entrenado en base a datos, todas las respuestas que proporciono son generadas por un algoritmo de inteligencia artificial basado en patrones lingüísticos y estadísticas de datos previamente procesados. Sin embargo, como modelo de lenguaje, no tengo la capacidad de procesar información fuera del ámbito lingüístico, ni de tener experiencias o emociones. Es responsabilidad del usuario evaluar la información proporcionada y contrastarla con otras fuentes para tomar decisiones informadas”.

Soy consciente de que la anterior respuesta de ChatGPT, está superada. Ya los programadores desarrollaron una IA más avanzada. Lo que buscaba era afinar el concepto propio de que no debemos temer el desarrollo de la inteligencia artificial, digo yo, sino su mala utilización… Lo mismo razonan quienes votan por la pausa, aduciendo (…) ¿qué pasará cuando estos sistemas, manipulados, respalden intereses de campañas políticas (como el caso evidente que relato atrás), o de gobiernos extranjeros?

A pesar de las respetables apreciaciones, atrás mencionadas, un vasto grupo, también de científicos, empresarios, intelectuales y periodistas cree, en contraposición, que detrás de la carta abierta gravitan intereses políticos y comerciales, más que humanos.

Lo real es que la dualidad de IA, nos lleva a considerar que ambos grupos tienen razón… El drama es que, si el uso malicioso prima sobre el uso benéfico, cabría pensar que estaríamos expuestos (¿o ya estamos?) a que una inteligencia artificial completa, ponga al mundo patas arriba a cualquier momento.

Más allá de estas disquisiciones sobre el bien y el mal de la IA, bueno es caer en cuenta de que la sociedad hoy está bajo la égida de una inteligencia artificial, tanto en países ricos como pobres… La misma tecnología que utiliza el mundo capitalista sirve a su contraparte socialista para ejercer control sobre sus poblaciones. La diferencia estriba en que, en el primero, la vigilancia, y consecuente reputación de la gente, la ejerce el sector privado, a través, principalmente, del sistema financiero que controla las operaciones de 11.000 bancos y sus clientes alrededor de 200 países; y en el mundo socialista, la vigilancia y reputación de la gente la ejerce el Estado.

Aparte del sofisticado armamento bélico que enseñan, uno y otro mundo, como gruñidos de perro que no muerde, pero asusta –y mucho–, su arma más contundente es la ‘Inteligencia Artificial’ (IA). Y claro, los resultados son diferentes: si las personas se vigilan con fines sociales, los resultados serán sociales; si se vigilan con fines privados, serán privados: verdad de Perogrullo.

Conclusión: El fin último de la humanidad, en este aspecto del control social, si es que supera la amenaza del calentamiento global y no se deja superar por la inteligencia artificial, es terminar esclava de la tecnología, tanto a un lado como al otro del dial ideológico, “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”, como reza el introito de la Declaración Universal de Derechos Humanos. En esto sí que somos iguales.

Fin de folio.- Brasil pacta con China comerciar en yuanes. En Caracas se reunieron los países latinoamericanos para seguir hablando de una moneda común. El dólar pierde poder como divisa de reserva global. El fin se acerca ya.

@oquinteroefe

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.