POR PEDRO BAÑOS BAJO /
El reconocimiento por Rusia de la independencia de Donetsk y Lugansk -y que puede ser seguido por otros países afines, como Siria, Venezuela o Nicaragua-, modifica sustancialmente el panorama en Ucrania.
Ahora, si las tropas rusas entran en esos territorios de Donbass, ¿se puede seguir considerando en puridad como invasión de Ucrania? ¿O es una operación de auxilio a unos países que se ven atacados?
Dependiendo de filias y fobias, cada uno lo interpretará de forma diferente.
El siguiente golpe de efecto de Vladimir Putin sería provocar un referéndum para que estas nuevas repúblicas se unieran a Rusia, como hizo en Crimea en marzo de 2014.
Teniendo en cuenta que ya estaban anexionadas de facto a Rusia, es de esperar que el resultado sería abrumadoramente mayoritario a favor de la unificación.
De este modo, la jugada sería maestra, pues, sin disparar un tiro, y de forma “democrática”, Rusia habría conseguido hacerse con la región de Donbass.
En este contexto, si Ucrania responde militarmente y ataca Donbass, Rusia lo vendería como una agresión a estados independientes habitados por rusos -o incluso ya parte de su territorio-, lo que sería la justificación perfecta para responder.
Mientras, es dudoso que los países europeos quieran verse arrastrados a una guerra abierta con Rusia. Salvo, tal vez, los Países bálticos (Estonia, Letonia, Lituania, Finlandia y Polonia), más directamente afectadas (incluyendo por un desplazamiento masivo de ucranianos), y que además fueran instigados por terceras partes.
Por parte de EE.UU. y Gran Bretaña, la reacción puede ser más asertiva, pues quedarían como los principales perdedores de esta partida geopolítica. Así que la incertidumbre es máxima en cuanto a su proceder.
Por lo que respecta al reconocimiento de Donetsk y Lugansk como independientes por Rusia, debemos recordar que ha habido un precedente similar, que es Kosovo, cuya independencia no es reconocida oficialmente por cinco países europeos, entre ellos España.
Y no es único caso, pues también están en situación similar: República de Osetia del Sur, República de Abjasia, Nagorno Karabaj, Transnistria, o República Moldava Pridnestroviana, República Turca del Norte de Chipre y República Árabe Saharaui Democrática.
Por si fuera poco, en el mundo existen 16 países que no son reconocidos por al menos un Estado, incluso a pesar de ser miembros de Naciones Unidas.
De hecho, Kosovo solo es reconocido como país independiente por 108 de los 193 miembros de las Naciones Unidas. A estos países se unen otros no reconocidos, como puede ser Rojava, la Federación Democrática del Norte de Siria.
Como vemos, el asunto del reconocimiento de independencia de un país es muy complejo.
En realidad, y como sucede en cualquier otro tema geopolítico, los que deciden son las grandes potencias, mientras el resto de países siguen su estela o simplemente miran hacia otro lado.
Como conclusión, el reconocimiento de independencia de Donetsk y Lugansk es un importante punto de inflexión en la crisis de Ucrania, cuya evolución todavía es muy incierta, pero con alto potencial de incremento de las hostilidades.
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