POR ARMANDO PALAU ALDANA
En primer término, debo referirme al debate de control político citado por los representantes Jennifer Pedraza y Juan Carlos Lozada, coadyuvado por Duvalier Sánchez, Catherine Juvinao y Daniel Carvalho. Asistimos a la Comisión Primera de Asuntos Constitucionales los Ministros de Defensa y de Ambiente, el Director de Parques Nacionales, el Viceministro del Interior, altos oficiales de la Armada y voceros de la sociedad civil.
Jennifer y Lozada se lucieron con lujo de detalles, las ayudas audiovisuales de Juan Carlos fueron organizadas y expuestas en forma relevante, se cambió acertadamente la estrategia de direccionamiento, el debate se enfocó hacia el Ministerio de Defensa como titular de la licencia para construir la Estación Guardacostas (radar, muelle y hangares), corroborando el carácter militar de las obras financiadas por los gringos.
Quien fuera Directora de Parques por más de tres lustros, madre de la presencia militar en Gorgona y promotora de la Estación Guardacostas, Julia Miranda, hoy día representante por el Nuevo Liberalismo y caracterizada mujer de derecha, a pesar de sus ingentes esfuerzos por defender la militarización de la Isla Ciencia, sucumbió ante los argumentos de los congresistas citantes, de los ambientalistas y voceros comunitarios.
Los logros de este debate prueban el carácter militar de una obra liderada por el Ministerio de Defensa como beneficiario de la licencia y no por el Ministerio de Ambiente, enmascarador de propósitos científicos y de conservación no incluidos en ninguno de los actos administrativos de la licencia mediante los cuales este gobierno avala semejante despropósito, que riñe con metas y propósitos de biodiversidad de la COP15 en Montreal.
La ratificación verbal del otro Viceministerio del Interior, de realización de la Consulta con todos los Consejos de Comunidades Negras y Resguardos de Pueblos Indígenas del Pacífico caucano y nariñenses agrupados en la Mesa para la Gobernanza Ambiental Gorgona Sanquianga, “Acuerdo de Guapi” que de acordado el 13 de abril con conato de incumplimiento por la Armada y la Dirección de Consulta del Ministerio del Interior, revive.
El logro de compromiso presencial del alcalde Alejandro Eder de protección del Cerro El Morro, de acatamiento a la normatividad ambiental de este relicto de Bosque Seco Tropical de Cali, gracias a la decidida presión popular de ediles y comunitarios del sector Meléndez, es otro logro que celebramos, aunque posteriormente las Secretarias de Paz y Gestión del Riesgo se hayan tornado displicentes con la comunidad.
El cierre del Grupo WhatsApp conformado desde la reunión con organizaciones ambientales y ambientalistas para la COP16, es inaceptable y constituye afrenta a la libertad de opinión y una censura del Ministerio de Ambiente, que no solo riñe con los preceptos constitucionales y con los propósitos del Acuerdo de Escazú para el acceso a la información y justicia ambientales. Del dicho al hecho hay mucho trecho.
Lamentar, que las expectativas de la COP16 estén proyectando una especie de mercado persa en el que se ofertan y compran artículos diversos, nuevos o usados a menor precio; pero como no hay mal que por bien no venga, se convierte en un cernidor que diferencia las organizaciones ambientales de las ambientalistas, estas pocas que practicamos el activismo inspiradas en André Gorz y Eduardo Galeano.
Anuncio que marcharé este Primero de Mayo, en honor a la lucha de l@s obreros, jornaler@s y emplead@s, pero además, aunque haya sido víctima de imputaciones deshonrosa por parte de Petro que el Consejo de Estado definirá, porque entre este gobierno de transición y de centro, lo prefiero a la recalcitrante derecha que viene organizando el propósito de retomar el poder gubernamental, pues el bancario y empresarial todavía lo conservan.
Como dice el bello tango ‘El choclo’ (1947) de Santos Discépolo, Catán y Villoldo, cantado magistralmente por Tita Merello: “Con este tango que es burlón y compadrito / se ató dos alas la ambición de mi suburbio; / con este tango nació el tango, y como un grito/ salió del sórdido barrial buscando el cielo; / conjuro extraño de un amor hecho cadencia / que abrió caminos sin más ley que la esperanza, / mezcla de rabia, de dolor, de fe, de ausencia / llorando en la inocencia de un ritmo juguetón”.