Rodolfo Hernández: la nueva alternativa de la derecha colombiana

POR HORACIO DUQUE

Ciertamente el hecho novedoso de los resultados de las votaciones presidenciales del pasado domingo 29 de mayo ha sido el repunte del candidato de la Liga Anticorrupción, el ingeniero santandereano Rodolfo Hernández Suárez. En un escenario simbólico su salto electoral ha sacudido a Colombia abriendo muchos interrogantes sobre lo que su candidatura puede suponer, lo que nos exige ofrecer herramientas y claves de análisis crítico del fenómeno emergente. Se necesita dar una explicación de conjunto de los factores históricas, culturales, geográficos y políticos que prepararon el salto electoral del multimillonario de la industria inmobiliaria de Bucaramanga, para plantear una estrategia de manejo de este fenómeno por parte del bloque alternativo popular representado por el Pacto Histórico.

Desde luego la amplia y consolidada votación de Gustavo Petro (8 millones 600 mil votos) como candidato del Pacto Histórico es un hecho no menor que lo coloca como el ganador de la primera vuelta y como la opción con mayor chance para ser el próximo presidente de Colombia en el periodo 2022-2026, sobre la base de recuperar con mucho vigor las banderas contra la corrupción de las gavillas de la partidocracia liberal y conservadora y las banderas de la revuelta popular de abril del 2021.

Rodolfo Hernández Suárez

Con Hernández estamos delante de una “nueva derecha alternativa” que ya sustituye y supedita la derecha neonazi paramilitar representada por el cuestionado expresidente Álvaro Uribe Vélez afectado por el estruendoso fracaso del gobierno de Ivan Duque, colocado en una bancarrota estructural con grandes impactos en todo el regimen de dominación tradicional de la oligarquía colombiana, regresándonos a la idea del Estado fallido en el que el centro de la autoridad legítima no es apta para asegurar la integridad y bienestar de sus súbditos y también el cumplimiento de la ley y de las disposiciones gubernamentales. Un Estado que no puede comportarse como tal, y que por tanto ve aparecer en su seno una multitud de poderes menores oportunistas que arrebatan trozos de poder al Estado en las regiones para imponer sus sangrientos lenguajes de masacres y exterminio de líderes sociales. Lo habitual en estas situaciones es que el Estado se extinga parcialmente (como ocurre en las fronteras) dando lugar a nuevas realidades políticas.

Hernández es el viejo topo del que hablaba Marx, esa corriente revolucionaria que avanza inadvertida hasta que irrumpe en el panorama, sólo que este movimiento no es una revolución, sino la cara de un monstruo que aún nos evade, un movimiento para el que la palabra fascista se nos queda corto y desactualizado.

La Liga anticorrupción, que es la marca del outsider emergente, no es una pieza política trivial. La misma es el resultado de una consistente elaboración mediática y teórica. Tanto la Liga como el candidato son productos posicionados en la perspectiva del populismo como instrumentos de interpelación de los individuos en sus más apremiantes y elementales necesidades.

La ‘derecha alternativa’ es un movimiento político que pretende replantear la ultraderecha desde formatos originados en la izquierda. La ‘derecha alternativa’ ofrece un elevado grado de sofisticación intelectual y capacidad retorica que la hace muy peligrosa para procesos de cambio del regimen neoliberal como los que lidera el senador Gustavo Petro.

Lo que la ‘derecha alternativa’ y sus teóricos han hecho es entender la estructura del pensamiento de la Escuela de Frankfurt para retorcerlo y colocarlo al servicio del pensamiento reaccionario.

La ‘derecha alternativa’ ha elaborado sus propuestas ideológicas desde la lectura de las obras de los filósofos de la Escuela de Frankfurt. Un grupo de marxistas heterodoxos alemanes, que en la segunda mitad del siglo XX realizaron la gran crítica intelectual al nazismo y se erigieron como el máximo referente de los jóvenes del 68 y la nueva izquierda.

Han recurrido a los máximos críticos de sus referentes políticos (el fascismo), que son a su vez los padres intelectuales de sus enemigos directos (la nueva izquierda). Los filósofos frankfurtianos eran, con diferencia, una de las fuentes más complicadas desde donde generar una ideología neofascista, y, sin embargo, el gran logro de los ideólogos de la ‘derecha alternativa’ ha sido comprender la estructura del pensamiento frankfurtianos para subvertirlo y ponerlo al servicio del pensamiento reaccionario como en efecto lo estamos viendo en Colombia con el discurso ambiguo de Hernández.

Esos son los elementos esenciales de este nuevo fenómeno surgido de las votaciones del pasado 29 de mayo, que es preciso caracterizar en sus manifestaciones perversas como el machismo, el patriarcalismo, el tráfico inmobiliario, la evocación a Hitler y la falsa lucha contra la corrupción puesta en evidencia esta última con la rápida adhesión de las gavillas delincuenciales asociadas con la extinta candidatura del ultraconservador Federico Gutiérrez.

¿Quién es Rodolfo Hernández Suárez?

En nombre de una Liga anticorrupción este controvertido personaje está ofreciendo un discurso simple pero efectivo (no robar, no mentir y no traicionar) como herramienta de interpelación de millones de electores escépticos y desesperados. Hernández constituye la tabla de salvación de la ultraderecha oligárquica uribista que ve en él la posibilidad de rebobinarse y reacomodarse para no perder el control del Estado, ante la aplastante derrota sufrida el pasado domingo 29 de su candidato Federico Gutiérrez al que le estaban apostando tanto el cogollo uribista como 48 clanes mafiosos y corruptos que dominan en las regiones y 32 departamentos en que esta dividió el Estado colombiano.

Hernández Suárez es un corrupto multimillonario uribista que ha acumulado una fortuna cercana a los 120 millones de dólares (más de 500 mil millones de pesos colombianos) con la compra de tierras en el Área Metropolitana (Piedecuesta, Floridablanca y Girón) y la Meseta de Bucaramanga, y con la venta de apartamentos de interés social y de interés prioritario que son subsidiados con recursos estatales.

El procedimiento utilizado por Hernández, exalcalde de Bucaramanga (2016-2019) y su esposa desde hace 30 años ha consistido en comprar tierras rurales a “precio de huevo” y después incorporarlas a los perímetros urbanos municipales sobornando concejales, alcaldes y funcionarios de planeación para que dieran tramite a reformas exprés de los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) en los que se amplía el perímetro urbano, que multiplicaban el valor de las tierras de este cuestionado personaje nuevas plusvalías y valorizaciones derivadas de las inversiones públicas municipales en obras y equipamientos locales.

Adicionalmente, la empresa constructora del candidato presidencial construyó una formidable red de tráfico de influencias con contactos políticos a alto nivel para acceder y monopolizar los subsidios de vivienda que da el Estado a las personas de escasos recursos para poder comprar sus casas y apartamentos. Hernández ha dicho que es una “delicia” esta vía de acumulación de riqueza con las rentas urbanas.

Hernández fue alcalde de la ciudad de Bucaramanga, capital del histórico departamento de Santander, entre los años 2016 y 2019 y durante su gobierno protagonizó varios escándalos como el que comprometió a su hijo Luis Carlos en un soborno de 100 millones de dólares con la empresa Vitalogic que pretendía quedarse con el contrato del relleno sanitario del Área Metropolitana, hoy el exalcalde de la Liga anticorrupción está citado por la Fiscalía para el 21 de julio cuando será imputado por cargos de corrupción contra la administración pública; además tiene varios procesos disciplinarios en la Procuraduría General de la Nación por sus procedimientos despóticos y arbitrarios con los trabajadores municipales y concejales de Bucaramanga.

Hernández es una “estrella política” de 77 años que parece estar recorriendo la ruta nacional populista de Donald Trump, Nayib Bukele, Jair Bolsonaro, Alberto Fujimori y Viktor Orbán, en una época en que la derecha maniobra con éxito para capitalizar la crisis financiera global, el susto nuclear de la guerra en Ucrania, los estragos del hambre y los daños de la pandemia del Covid-19.

Los asesores y politólogos neoliberales de Hernández han elaborado un producto y un relato muy simple que está pegando en muchos sectores populares con frases y ofertas efectistas que calan en las áreas urbanas y rurales entre masas desorganizadas y controladas por las redes del gobierno uribista y sus poderosas maquinarias electorales.

Este candidato ha captado entre sus huestes a políticos de derecha como el youtuber Jonathan Ferney Pulido Hernández, más conocido como Jota Pe Hernández, quien logró salir senador con una abultada votación por el indefinible ideológicamente Partido Verde, gracias a los apoyos de los militares de la Quinta Brigada que lo han colocado en las comunas populares de Bucaramanga (Morro Rico) y municipios aledaños al Paramo de San Turban como una línea de acción contrainsurgente y contra-popular para decapitar el rechazo y la resistencia a la explotación del oro por parte de la multinacional Minesa en la region, con graves daños en los reservorios de agua en el gigantesco paramo nororiental.

Ciertamente la presencia ascendente del candidato Hernández Suárez es un desafío para el movimiento popular, para el Pacto Histórico y para el candidato Gustavo Petro. La derecha encontró en esta ficha populista una tabla de salvación y los riesgos para el proyecto progresista son grandes, lo que demanda un mayor esfuerzo e imaginación para definir la sucesión presidencial el próximo 19 de junio en la segunda vuelta electoral.

La voluntad de poder del bloque popular debe alcanzar toda su plenitud con la movilización de millones de ciudadanos que como nunca se han volcado en la búsqueda de una salida democrática a la tremenda debacle colombiana.

@HoracioDuque8

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