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Con una abstención del 43,85%, superior incluso a la de la primera vuelta, que ya había sido entonces un récord, fue escogido el pasado domingo 3 de abril como nuevo presidente de Costa Rica, el cuestionado economista ultraconservador de 60 años, acusado de acoso sexual cuando desempeñaba un alto cargo en el Banco Mundial con sede en Washington, Rodrigo Chaves Robles.
Fanático religioso, con fama de prepotente, quien ocupó el Ministerio de Hacienda por escasos meses y fue despedido por el actual mandatario Carlos Alvarado por serias discrepancias, Chaves se impuso con un 53% de la votación sobre su contrincante, el desprestigiado expresidente neoliberal José María Figueres Olsen del decadente Partido de Liberación Nacional (PLN).
El Presidente electo junto con la periodista Pilar Cisneros que salió elegida diputada a la Asamblea Legislativa, lograron construir en poco tiempo, para enfrentar esta contienda electoral, una colectividad política de claro tinte conservador que denominaron Partido Progreso Social Democrático (PPSD).
La campaña electoral, sobre todo, la que estuvo enfocada a la segunda vuelta presidencial, se caracterizó por estar salpicada de acusaciones, ataques personales y muy poco de confrontación ideológica, pues ambos contrincantes políticos que se enfrentaron en las urnas son neoliberales y las diferencias fueron simplemente de matiz. De ahí la altísima abstención electoral, habida cuenta que la falta de una alternativa política al régimen conservador y corrupto que impera en este país centroamericano que ocupa el noveno puesto como el más desigual del mundo, según la OCDE, es una manera de expresar la protesta y desconfianza ciudadanas ante el estado frustrante de la nación.
La ciudadanía costarricense mostró un hastío frente a los dos aspirantes presidenciales. Figueres quien había ganado la primera vuelta electoral del pasado 6 de febrero, es un expresidente acusado de corrupción que se fugó del país para no rendir cuentas ante la justicia, y Chaves, un exministro de Hacienda que fue sancionado por acoso sexual en el Banco Mundial durante su tiempo como funcionario de esa organización. Ambas candidaturas representan la continuidad de un mismo modelo neoliberal, sexista, retrógrado y excluyente.
Realidad socioeconómica
Los indicadores económicos y sociales de esta nación centroamericana son críticos. Su nivel de pobreza alcanza a un 23% de los hogares, y el de pobreza extrema, a un 6,3%. También es el tercer país con más violencia de género y tiene la tasa de desempleo juvenil más alta, de acuerdo con las cifras de la OCDE.
Como se observa, el escenario socioeconómico no es alentador para el país, por lo que al nuevo mandatario le corresponderá generar políticas públicas que posibiliten generar empleo, mejorar el régimen pensional e impulsar la vivienda, ítems en que existe un claro déficit que incrementa los índices de desigualdad y exclusión social en el país.
Perfil de Chaves
El nuevo mandatario de los costarricenses es un tecnócrata neoliberal, fanático religioso, que trabajó durante 30 años en el Banco Mundial (BM) como su representante en varios países, desempeñándose como director en jefe de esa institución transnacional. Está acostumbrado a dar órdenes a ministros de Economía y altos funcionarios de países obsecuentes a los dictados de esta organización financiera multilateral, y como tal, es fiel aplicador de las políticas de ajuste fiscal. En Costa Rica, no tiene ni pertenece a ningún grupo económico en particular. Sin embargo, desde su llegada al país para ser ministro de Hacienda por un corto período y luego de lanzarse como candidato a la Presidencia de la República, comenzó a entrar en contacto con diversos sectores del capitalismo nacional y construir relaciones con empresarios de distintos sectores económicos. Es muy probable que, a partir de su elección, empiece a construir su grupo económico. O simplemente, se convierta en un representante político de algún o algunos grupos de poder económico.
Cuenta con un alto perfil académico tras obtener un doctorado en Economía en la Universidad de Ohio en Estados Unidos y recibir una beca de la Universidad de Harvard para estudiar temas de pobreza en Asia. Según ha anunciado, busca gobernar mediante decretos y referéndum, tratando de saltarse la Asamblea Legislativa, donde está en clara minoría, mostrando así su rasgo autoritario.
“La dura campaña que vivimos lamentablemente convirtió al abstencionismo en el partido político más grande de Costa Rica. Esto es una triste realidad que debemos comprender y aceptar. Esto no significa que los compatriotas que no acudieron a las urnas no amen a Costa Rica ni a su democracia. Ellos son, probablemente, los más críticos y preocupados por el futuro del país que quisieron sacudir la conciencia de la clase gobernante en un ejercicio de auténtica democracia”, reconoció Chaves en su discurso de celebración de la victoria electoral.
La gran polémica que gira alrededor de la personalidad de la figura de Chaves son las denuncias por acoso sexual que recibió de empleadas del Banco Mundial entre 2008 y 2013 mientras él trabajaba en el organismo, y que le valieron sanciones internas.
El nuevo mandatario de Costa Rica calificó los señalamientos durante la campaña de “chismes y mentiras” y aseguró que todo se trató de un “malentendido” por “chistes y bromas” que hizo a sus compañeras.
Sin embargo, Chaves es atacado por este tema por parte de sus adversarios y por grupos de derechos civiles, como colectivos de mujeres que han rechazado abiertamente su elección.
No obstante su victoria del pasado domingo 3 de abril, el rechazo generado por Chaves en parte de la población tica y la alta abstención hacen vaticinar a analistas políticos que va a enfrentar un mandato agitado.
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