RESUMEN AGENCIAS /
En una nueva versión del concepto de la política exterior de Rusia, el Kremlin anunció que una de sus estrategias es la cooperación beneficiosa con América Latina y el Caribe ante las presiones injerencistas de Estados Unidos.
El presidente ruso, Vladímir Putin, firmó el viernes 31 de marzo el documento que marca las principales líneas de la política exterior de Rusia, en el que destaca claras alianzas con China, América Latina y África frente a Occidente.
Conforme al documento, publicado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, “dado el progresivo fortalecimiento de la soberanía y el potencial multifacético de los Estados de América Latina y el Caribe, Rusia tiene la intención de desarrollar relaciones pragmáticas, desideologizadas y mutuamente beneficiosas con ellos”.
La doctrina de política exterior de Rusia, que actualiza la de 2016, especifica que Moscú se centrará en “apoyar a los Estados latinoamericanos interesados, bajo la presión de EE.UU. y sus aliados, en la salvaguardia de su soberanía e independencia, incluso mediante el establecimiento y la ampliación de la cooperación militar, técnico-militar y en materia de seguridad”.
En ese contexto, precisa que Moscú prevé fortalecer la amistad, la comprensión mutua y profundizar la cooperación de doble vía con Brasil, Cuba, Nicaragua y Venezuela. Ello implica que Rusia se centrará en el aumento del volumen de comercio e inversión mutuos con mecanismos de cooperación como los Estados de América Latina y el Caribe, en particular en el marco de la Celac, el Mercado Común del Sur (Mercosur), el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) y otros.
De esta manera, se confirma los pasos que viene dando Moscú en la región latinoamericana, donde Rusia está aumentando sus relaciones en distintos ámbitos, entre ellos tecnológicos, económicos y militares, en medio de las políticas agresivas de Estados Unidos contra ciertas naciones, como Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Ante tal coyuntura, Washington acusa a Moscú de desafiar su influencia en América Latina, zona que considera su “patio trasero” y mantiene una postura hostil con los países que se oponen a su política imperialista.
Hacia la multipolaridad
La nueva estrategia implementada por el Kremlin está encaminada hacia la consolidación de la multipolaridad en el tablero geopolítico planetario. Ello debido a que se apunta a un balanceo de las relaciones internacionales habida cuenta que la política exterior de Rusia se caracteriza por ser pragmática, por buscar una forma característica vectorial hacia las regiones, y de esta manera, allanar la búsqueda de la multipolaridad, una política en que coincide China, otro de los grandes jugadores en el tablero mundial.
Una relación con antecedentes
La relación de Rusia con los países latinoamericanos no es nueva. Antes bien, se remonta, al menos, al año 2000, con Gobiernos como el de Hugo Chávez (1999-2013), en Venezuela; Nestor Kirchner (2003-2007), en Argentina; Evo Morales (2006-2019), en Bolivia; Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018), en Chile, y Rafael Correa (2007-2017), en Ecuador, por mencionar a los más destacados.
Este acercamiento sentó las bases para que durante 20 años tales relaciones pudieran generar mayor efectividad en los mecanismos como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
La historia de las relaciones diplomáticas con Latinoamérica permite que Rusia haga un contrabalanceo en la zona, en donde los gobiernos son víctimas constantes de las presiones de Estados Unidos por tener nexos cercanos de tipo económico, político, incluso militar tanto con Moscú como con Beijing y, por lo tanto, esta es una forma de balancear el equilibrio de la región, impidiendo que Washington no pueda revivir su injerencista Doctrina Monroe, lo que ha tratado de hacer todo este tiempo, desde que empezó el siglo XXI.
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