Según nuevo reporte de la CEPAL, América Latina se mantiene como la región más desigual del mundo

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El bajo crecimiento económico, la informalidad, sistemas fiscales regresivos y políticas sociales de protección débiles son sólo algunos de los factores que explican la desigualdad y la baja movilidad en los países latinoamericanos, señala un nuevo reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

La investigación indica que la región se mantiene como la más desigual del mundo en los últimos 30 años. Si bien la desigualdad del ingreso se ha reducido en las tres últimas décadas, sigue teniendo la distribución del ingreso más concentrada del mundo. En 2022, medida por el coeficiente de Gini, fue de 44.9, cifra inferior a la exhibida a principios de 1990.

“La elevada desigualdad que caracteriza a la región en múltiples dimensiones constituye una trampa que obstaculiza el avance hacia el desarrollo sostenible”, expresa el informe

Desigualdad social, según Quino.

Trampas que frenan el desarrollo

De ahí que el organismo de Naciones Unidas recomienda emprender profundas transformaciones para superar la crisis de desarrollo en la que está inmersa la región y que se da en un contexto internacional incierto, que presenta retos pero también oportunidades para la región. Para ello, la CEPAL identifica once transformaciones indispensables, y plantea lineamientos sobre cómo gestionarlas. Se trata de una invitación a los países a conversar no solo sobre qué hacer sino también sobre cómo gestionar las transformaciones necesarias que muevan las agujas del desarrollo hacia estadios de mayor crecimiento, productividad, inclusividad y sustentabilidad.

Durante su Cuadragésimo período de sesiones que se realizó entre el 9 y el 11 de octubre en Lima, Perú, la CEPAL presentó a sus 46 Estados miembros y 14 países asociados a través de su secretario ejecutivo, José Manuel Salazar-Xirinachs, el documento institucional titulado América Latina y el Caribe ante las trampas del desarrollo: transformaciones indispensables y cómo gestionarlas. En sus siete capítulos este documento analiza las tres trampas de desarrollo en las que este organismo de investigación ve sumida a la región: una de baja capacidad para crecer; otra de elevada desigualdad, baja movilidad social y débil cohesión social; y una tercera de bajas capacidades institucionales y gobernabilidad poco efectiva.

En esta propuesta de la CEPAL se responden las siguientes preguntas: ¿qué debería hacer América Latina y el Caribe para avanzar hacia un desarrollo más productivo, inclusivo y sostenible? y ¿cómo puede gestionar las acciones necesarias para lograrlo? El organismo pone énfasis en la importancia de moverse del “qué” al “cómo” hacerlo. Es decir, ofrece recomendaciones que van más allá de listas de objetivos y aspiraciones, al abordar sistemáticamente los retos de la gobernabilidad, la calidad institucional y el diálogo social para implementar políticas y transformaciones exitosas.

De acuerdo con el informe América Latina y el Caribe ante las trampas del desarrollo, los factores que explican la desigualdad y la baja movilidad y cohesión social en esta parte del mundo son el bajo crecimiento, que hace que los mercados laborales sean poco dinámicos y tengan altos niveles de informalidad, así como altas disparidades de productividad, que a su vez generan mercados laborales segmentados con altas disparidades en materia de remuneraciones.

El organismo también considera como factores decisivos los sistemas fiscales regresivos y las políticas sociales y de protección social débiles que no reducen los efectos de la desigualdad arraigada en lo productivo.

Otros elementos que considera inciden son los sistemas educativos con serias debilidades, la desigualdad de género, así como las altas diferencias y segregación espacial en las zonas urbanas, donde vive el 80 por ciento de la población total de la región.

Ante este problema, la CEPAL considera que es necesario avanzar hacia sistemas tributarios más progresivos, que generen recursos adicionales para financiar las transformaciones, sobre la base del fortalecimiento de los impuestos directos a la renta, la propiedad y la riqueza. No sólo se dispondría de más recursos, sino que también se aprovecharía el potencial redistributivo del sistema tributario.

El reporte apunta que la estructura fiscal, sesgada hacia los impuestos indirectos, limita significativamente el poder redistributivo del sistema en la región.

También destaca el documento que la informalidad es una característica estructural de los mercados laborales de América Latina y el Caribe. Y agrega un dato preocupante y es que, en 2023, más de la mitad de las personas ocupadas en la región trabajaban de manera informal.

Resalta que este fenómeno se entrecruza con los ejes de la desigualdad social, pues mientras la tasa de empleo informal en los jóvenes es de 51.6 por ciento, para los mayores de 65 años es de 71.7 por ciento, mientras 69.8 por ciento son personas que viven en zonas rurales.

La CEPAL también señala que la región presenta un bajo acceso a la protección social, pues aunque la cobertura efectiva de las pensiones se ha incrementado en América Latina desde 2000, en 2022 se situó en 47.9 por ciento, dato que muestra que solo una de cada dos personas de la población económicamente activa cotiza a los sistemas de pensiones.

Tras ese desolador panorama de la realidad socioeconómica de la región, la CEPAL llama a redefinir y transformar los modelos económicos y se compromete a brindar su apoyo técnico y conocimientos para acompañar los procesos de transformación, ofreciendo análisis, recomendaciones y herramientas para fortalecer las capacidades de las instituciones en América Latina y el Caribe.