POR DANIELA GALLO HIDALGO /
La quindiana de 31 años se suma por primera vez a la carrera por buscar una curul en el Congreso, como parte del primer movimiento liderado por mujeres y con una lista mayoritariamente femenina.
El 2 de octubre de 2016, la mayoría de los colombianos rechazó el Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y las Farc, al ganar el ‘No’ en el plebiscito convocado por el Gobierno para refrendar el acuerdo. Tras el resultado, un grupo de mujeres medellinenses que había estado movilizándose a favor del ‘Sí’ se organizó para crear un espacio político en el que el feminismo, el enfoque de género, la pluralidad y la toma de decisiones colectivas, convergieran en un solo lugar. Así nació ‘Estamos Listas’, un movimiento político feminista que, tras ganar una curul en el Concejo de Medellín en 2019, este año se sumó a la carrera por alcanzar un espacio en el Senado de la República.
En diálogo con Infobae, Jessica Obando, una de las ‘búhas’ del movimiento -como se autodenominan así mismas-, y candidata al Senado en la tercera posición de la lista, habló sobre este proyecto político, la agenda legislativa con la que le apuestan a “un país para la mayoría social” y la posición del mismo sobre temas tan coyunturales como el aborto.
¿Cómo surgió este movimiento feminista y de qué manera se conformó?
Es una historia muy bella, porque el movimiento nace de algo que nosotros llamamos la “plebitusa”. A partir de todo el proceso de refrendación del Acuerdo de Paz, las mujeres, especialmente en Medellín, empezaron a organizarse en todo el país de manera muy fuerte, no solo para la incorporación del enfoque de género en todo el Acuerdo de Paz y la refrendación del documento, sino también para pensar una posibilidad de país, es decir, un país donde los conflictos no se midieran en actos de violencia.
Estábamos trabajando desde los territorios, haciendo pedagogía en las calles para que se refrendara el acuerdo, sin embargo, nos encontramos con una situación muy lamentable: triunfa el ‘No’ en el plebiscito. En medio de toda esta conmoción, tristeza, frustración y desesperanza, dijimos: nos quedamos aquí en esta situación tan lamentable o hacemos algo, y tomamos la decisión de organizarnos en un proceso democrático diferente, donde haya las posibilidades de encontrar la diversidad, la pluralidad y donde puedan converger las mayorías sociales. Entonces nos organizamos de esta manera, las compañeras empiezan a invitar amigas, a través de círculos de confianza, de palabra, espacios seguros para nosotras, donde podemos hablar de política, construir e imaginarnos el país sin estas violencias políticas tradicionales.
Atendiendo a esto, las compañeras comienzan a construir círculos de confianza en Medellín, comienzan a llamar a más amigas que, por supuesto, empezamos a llegar de manera multitudinaria a estos círculos y se toma la decisión de lanzar una candidatura al concejo municipal (en 2019). Esa candidatura se hace a través de una lista de mujeres conformada en toda su diversidad, donde se tuviera en cuenta no solamente los diferentes puntos que habíamos trabajo en el Acuerdo de Paz, sino político, de género, territorial y, a partir de eso, empezamos a construir una lista que fuera realmente diversa, plural, con compañeras afros, lesbianas, campesinas, o de sectores rurales.
Atendiendo a estos procesos democráticos, se somete a votación, se define el orden de la lista plural, donde finalmente la compañera Dora Saldarriaga queda como cabeza de lista al concejo municipal, se hace todo el proceso político autogestionado, que es algo súper importante, y logramos llegar al concejo con una curul.
Logramos instalar en esa curul una concejalía colectiva; no se trata solamente de una compañera que dejamos ahí botada, que puede tomar decisiones, sino que, como la idea es democratizar el proceso, tenemos la concejalía colectiva donde se toman decisiones relevantes y trascendentales que integran e involucran a la ciudadanía en la toma de decisiones de esos espacios de elección popular.
¿Y por qué decidieron llamarse Estamos Listas?
Estamos Listas porque siempre nos han dicho que no estamos listas para absolutamente nada, es decir, podemos ser profesionales, con formación posgradual, pero pareciera que por ser mujeres no estamos listas para ocupar espacios de decisión, de dirección y control. Es lo mismo para la política o, al menos, en los procesos de política electoral, porque a pesar de que ha habido desde hace muchos años en Colombia procesos y movimientos mixtos, esa mixtura solo aplicaba para la garantía de la ley de cuotas, con la que las mujeres quedamos al final de las listas y nunca podíamos realmente acceder a espacios de poder. Hacíamos todo el trabajo duro para que los compañeros lograran llevar sus candidaturas, entonces, atendiendo esto, decidimos que no nos pueden decir que no estamos listas, contrario a eso estamos listas y vamos a ganar.
Y eso nos diferencia, que esto no es un asunto de “hagamos el ejercicio a ver cómo nos va, probemos a ver cómo nos va”, sino que tenemos un método donde efectivamente la fuerza está en el trabajo colectivo que nos permite llegar a donde nos proponemos, entonces por eso sabemos que vamos a estar en el Senado con mínimo tres curules.
Su logo tiene una búha en él, nombre con el que ustedes mismas se autodenominan ¿Qué significado tiene esto?
Frente a la búha de nuestro logo, hay varios elementos que son bien bellos. Primero, el asunto de la sabiduría, de poder observar, estar expectantes y atentas en todo momento. Es algo que se requiere de manera fundamental en la política porque dentro de todos estos procesos políticos, no hay un control electoral que sea tan efectivo, y que permita poner en evidencia las situaciones que consideramos son necesarias resaltar que suceden en la política electoral, y que distancian a la ciudadanía de los procesos democráticos. Entonces aquí estamos con la vigilancia a partir del saber, de la experiencia, que solamente puede estar si es en colectivo y haciendo como un aquelarre de saberes.
Además, hay otro asunto: algo de lo estereotipado cuando a las mujeres nos comparan con algún animal, es que todas parecieran tener connotaciones sexuales o violentas, pero en esta oportunidad enunciarnos búhas rompe completamente esa idea y nos pone en otro lugar. También porque nos parece necesario que la política sea bella, que inspire tranquilidad, que nos pueda llevar a lugares donde nos permita imaginarnos el país que queremos. Entonces, el logo es una posibilidad de todos estos elementos, es el conjunto de todos ellos.
¿Quiénes conforman este proyecto político y quiénes son las mujeres que le están apostando a llegar al Senado en estas elecciones?
Ustedes se declaran completamente feministas, pero en la lista aparecen cinco hombres. ¿Qué papel y nivel de participación tienen ellos dentro del movimiento?
Los partidos y movimientos políticos de manera tradicional nos dijeron que hiciéramos parte de las listas, pero al final, nos metieron el cuento de que nosotras podíamos llegar sí trabajábamos muy duro, nos ponían a trabajar a sabiendas de que esos votos que sumáramos iban a contribuir para que los compañeros pudieran llegar a espacios de poder.
En ese sentido, la ley de cuotas es bastante curiosa porque dice que en las listas debe haber un 30% del otro género; no dice un 30% mínimo para mujeres, que histórica y tradicionalmente hemos estado segregadas y excluidas de los espacios de poder y de participación política. Esto implica que, cuando nosotras vamos a presentar nuestra lista, nos encontramos que el sistema electoral también exige un 30% de participación de hombres.
Nos vimos a la tarea de buscar a compañeros que fueran traidores del patriarcado, que realmente apoyaran nuestro proceso, que estuvieran completamente seguros de lo que nosotras estábamos haciendo y, que aparte de eso, estuvieran dispuestos a apoyarnos a sabiendas de que su participación en la lista no es activa, sino una participación que avala la representación femenina y la representación desde los feminismos como una necesidad de transformación política.
¿Entonces ellos no toman decisiones como tal en el movimiento?
No, ellos no toman decisiones, sin embargo, sí tuvieron que cumplir unos filtros. Por ejemplo, los compañeros tuvieron una evaluación ética donde ninguno podía estar señalado, investigado, cuestionado, o tachado de algún acto de violencia basada en género, donde de manera clara expresaran no solamente estar en la lista, sino su apoyo decidido, firme y razonable al movimiento. Lo más bello es que ellos estuvieron avalando la lista al Concejo Municipal y ahora están avalando nuestra lista al senado.
Son compañeros que están profundamente convencidos de que es necesario, no solamente llegar con nuevas formas a espacios de participación democrática, sino que en este caso las mujeres integrantes del movimiento, y toda la ciudadanía, las mayorías sociales puedan tomar decisiones en esos espacios de poder.
En total, ¿cuántas personas conforman este proyecto político a nivel nacional?
Nosotras arrancamos el 24 de septiembre de 2021 con 1.800 mujeres inscritas en el movimiento, pero desde que empezamos la recolección de firmas y luego, la inscripción de las candidaturas, se han ido uniendo muchísimas mujeres. En este momento no tendría el dato exacto, pero sé que hace mucho rato pasamos las 2.000 inscritas en el movimiento y seguimos creciendo y eso es maravilloso.
¿Cuáles son las bases por las que se rige el movimiento?
Nosotras somos un movimiento feminista, anticapitalista, antimilitarista, antirracista, por supuesto y, atendiendo a esto, pues no nos quedamos única y exclusivamente en el señalamiento, la fuerza y en la evidencia de situaciones de exclusión y de violencias sistemáticas, sino que nos pensamos un país para la mayoría social, un país donde valga la alegría vivir.
Teniendo en cuenta esos ideales, ¿cuál es la agenda política que proponen en su camino al Senado de la República?
Nuestra agenda está compuesta por cinco puntos. Primero, una transición democrática que se plantea la necesidad de redistribuir el poder en Colombia, de descentralizarlo, porque comprendemos que las personas que siempre han estado en esos espacios de decisión son las mismas y que las mayorías sociales, o al menos las bases sociales de este país, no han podido acceder a espacios de poder y eso ha impedido que haya mayor pluralidad y amplitud dentro de las decisiones políticas que se toman. Reconocemos que son las instituciones democráticas y sus estructuras las que nos van a permitir la transformación, no es a través del uso de la fuerza y de las armas, sino a través de esos mecanismos democráticos que están aquí para que todas y todos podamos acceder al poder.
El siguiente punto que tenemos es de justicia económica, un país que también redistribuye su dinero, sus recursos, su capital. En este sentido, es necesario por supuesto pensarnos en la progresividad de los impuestos.
Además, algo clave dentro del movimiento feminista es que las labores reproductivas de la vida nunca han sido reconocidas, el sistema capitalista tiene y mercantiliza los procesos que las mujeres hemos adelantado, pero no reconoce la tarea o la labor de las mujeres en el mismo. Entonces, esa redistribución económica también propende o, al menos, está orientada a la posibilidad de reconocer no solamente en términos de derecho, sino también en términos económicos las labores que realizamos estructural, sistemática e históricamente las mujeres para la reproducción de la vida.
Asimismo, un sistema económico que ponga la vida al centro necesariamente tiene que pensarla no solamente desde el punto de vista productivo, sino también de la posibilidad de existencia y de disfrute de la vida. No podemos pensar en un sistema laboral que solamente quiere tener a la ciudadana o al ciudadano todo el tiempo pensando en la productividad y en la eficiencia, que termina siendo completamente lesiva para la posibilidad de disfrute de su vida y que le limita a sus posibilidades de ser.
¿O sea, más tiempo libre para para compartir?
Más tiempo libre para leer, para compartir, para disfrutar la vida misma, pero, pues pareciera ser que el sistema que tenemos nos coarta esa posibilidad.
Cuando hablamos de justicia económica, está necesariamente ligada con lo rural y, por eso, planteamos también la necesidad de la justicia ambiental, un sistema o al menos una propuesta política que ponga el centro de la vida, no puede permitir por ningún motivo el extractivismo y la utilización de la gente como un medio, que solamente ve los recursos que tenemos como aprovechables dentro del sistema capitalista y de reproducción de dinero, de consumo infinito. Ahí entra la posibilidad de la implementación de la reforma rural que se hizo durante el Acuerdo de Paz, pero apostándole al reconocimiento y a la necesidad de mantener la vida a través de prácticas que no impliquen los monocultivos y el uso deliberado y exagerado de agroquímicos. Tenemos la posibilidad de pensarnos el campo a partir de la frontera agrícola, de sostenimiento y conservación de ecosistemas que son estratégicos, de zonas que son de especial protección ambiental.
Eso no se puede disfrutar si no hay justicia social. No todas ni todos en Colombia realmente estamos reconocidos bajo esta figura de la ciudadanía, ¿por qué? porque no podemos disfrutar de nuestros derechos, no hay garantía real y efectiva que proporcione condiciones de igualdad, y esto no es admisible. En este sentido, está justicia social se tiene que pensar realmente en todo el territorio, con las prácticas propias de los territorios reconociendo que el territorio no se vende.
El último punto de la agenda legislativa es la posibilidad de un futuro en paz, y es precisamente nuestro compromiso con la implementación del Acuerdo de Paz, por supuesto, avanzar de manera significativa en la incorporación del enfoque de género que está quedado en este momento, y que es urgente y necesario en el territorio y la ampliación, por supuesto la democracia.
¿Cuál sería la agenda política del movimiento en otros temas como justicia, fuerza pública, entre otros?
Voy a empezar por la desmilitarización. Somos un movimiento feminista, y como te decía al inicio somos antimilitaristas, esto implica que, para nosotras, el uso de la fuerza no es por ningún motivo la forma de solución de conflictos, y el Estado militarista que tenemos invita o, al menos promueve, el uso de la fuerza y la opresión de, al menos, los cuerpos masculinos para ser llevados a la guerra y allí instrumentalizarlos como máquinas. Esto es absurdo porque es despojar de la posibilidad de desarrollo mismo de los hombres de nuestro país y eso no puede ser así. En consecuencia, el servicio militar por ningún motivo puede ni debe ser obligatorio.
Cuando hablábamos de la propuesta de justicia social, también está aquí transversalizada en el centro de la justicia, porque no es solamente la garantía de los derechos, sino cómo se administra justicia en el país y cómo se alcanza el nivel de efectividad, que no busquen la opresión de los cuerpos, sino que a través de la garantía de derechos se prevenga la comisión del delito, y eso es algo que se nos dificulta enormemente en Colombia porque pensamos que justicia se asemeja a castigo, porque pareciera que algunos sectores consideran que es adecuado penas más altas, castigos más fuertes, acciones más contundentes en términos de violencia directa, y pues reconocemos que esas no son las formas.
Recientemente la Corte Constitucional tomó una decisión histórica, despenalizó el aborto hasta las 24 semanas de gestación. ¿Cómo ven este fallo desde el movimiento y que retos consideran que vienen ahora?
Hay otros partidos que también se han declarado feministas, porque incluyen a las mujeres e, incluso, tienen cabezas de lista que son mujeres. ¿Cómo se diferencian ustedes de estos movimientos?
Tú lo has dicho, incluyen a las mujeres; nosotras somos realmente el único movimiento feminista en el país. A qué me refiero: incluir a las mujeres, ¿pero incurrir en prácticas abiertamente patriarcales, y decir que “las incluyen”? ¿Cómo van a decir eso? O procesos tan violentos dentro de los movimientos como las formas de estructuración al interior de las listas, sería también contrario llamarse o enunciarse feministas cuando están incurriendo en estas prácticas propias del sistema patriarcal. Somos una lista y un movimiento feminista con métodos y formas realmente democráticas que amplía la posibilidad de participación y de agencia de las mujeres, y eso no lo vas a encontrar en ningún otro partido o movimiento.
¿Cómo están dando a conocer el movimiento y la agenda legislativa en el país?
Como hemos trabajado siempre las mujeres. Nosotras siempre hemos trabajado de manera conjunta en las calles, hablando, compartiendo sobre nuestra propuesta, mostrándoles a la ciudadanía y a las personas que hay maneras diferentes de hacer política, que esas formas son posibles y que nosotras las vamos a hacer posibles.
Entonces hemos estado a través de procesos de autogestión, donde no estamos recibiendo capital de absolutamente nadie, porque el que recibe este tipo de capitales se compromete y eso limitaría nuestra capacidad de hacer, de manera autogestionada en las calles, contándole a la gente, maravillándola con nuestro proceso, enamorándola de la política nuevamente y cuando eso sucede la gente comparte el proceso, comparte esa fuerza democrática y eso también nos permite mostrar que una candidatura al Senado en Colombia no tiene por qué costar 15.000 millones de pesos como ya lo han dicho en otros espacios.
¿Cuál es el presupuesto de su campaña y cómo lo están financiando?
Nosotras votamos, y eso también es muy interesante como democratizamos no solamente hacia afuera, si no también hacia adentro nuestras decisiones. Votamos en el pleno del movimiento un presupuesto de 2.300 millones de pesos, financiados de manera mayoritaria por el anticipo de la reposición de votos que debe dar el Gobierno Nacional, el Consejo Nacional Electoral (CNE) para garantizar la participación de los partidos y de los movimientos políticos.
Parte de nuestro presupuesto, de esos 2.300 millones de pesos, es la autogestión y la autofinanciación. Nosotras no solamente vendemos por ejemplo, nuestras pañoletas, termos y diferentes elementos, sino que también nos financiamos a través de donaciones, pero aquí está muy claro, donaciones que no sean cuantiosas porque aquí quien tenga para donar mucho dinero también quiere comprometer, entonces en eso la tenemos muy clara, en la Vaki un ciudadano o ciudadana puede donar desde tres mil pesos, y esto nos ayuda de manera significativa a poder contar y ampliar nuestra propuesta política en todo el país.
Y ahí hay algo lamentable, hasta el 16 de febrero, el CNE nos desembolsó. Esto es absurdo porque limita completamente la democracia, las posibilidades de que ciudadanos, mujeres, feministas, de que las mayorías sociales pueden llegar a espacios de poder sin los clientelismos y sin prácticas corruptas tradicionales.
Frente a ese caso particular con el CNE, ¿ustedes consideran que tienen las mismas garantías electorales que otros movimientos y partidos políticos colombianos?
Si el CNE nos desembolsa los recursos para tener una campaña efectiva solamente tres semanas antes de terminar la campaña, creo que no hay garantías. Sin embargo, para nosotras hay algo que es fundamental, y es que si no se confía en las instituciones del Estado no hay nada, no podemos cohesionar a la ciudadanía, no hay cohesión del pueblo, por ende, a pesar de que persistan estas fallas que, por supuesto limitan las posibilidades de participación, confiamos en los procesos democráticos, en los procesos del Estado, y por eso estamos seguras de que el próximo 13 de marzo vamos a llegar con tres curules al Senado.
¿Cuántos votos esperan obtener el próximo 13 de marzo y cuántas curules aspiran a ocupar en el Senado?
Nosotras estamos trabajando para alcanzar mínimo 550,000 votos, con esos votos tendríamos tres curules, pero, queremos apostarle al millón de votos, y con ello tendríamos cinco curules.
Con esa votación también garantizarían obtener la personería jurídica del movimiento…
Sí, obtendríamos la personería jurídica y es muy interesante que preguntes eso porque nuestro horizonte común es el municipalismo feminista: vamos a llegar a alcaldías, gobernaciones, concejos municipales y asambleas departamentales con mujeres feministas y con procesos de democracia radical ampliados y abiertos.
Ustedes han dicho abiertamente que apoyan la precandidatura de Francia Márquez, sin embargo, han precisado que su apoyo no debe tomarse como un respaldo al Pacto Histórico. ¿Por qué decidieron apoyar la candidatura de Francia?
Nosotras hicimos en 2019 una convención en Honda donde aclamamos a dos mujeres que en ese momento considerábamos eran candidaturas perfectas para apoyar: Ángela María Robledo y Francia Márquez. Finalmente, por todo aquello que sucedió con Ángela María y esta, si pudiera llamarse también un poco persecución y toda esa presión, termina poniéndola a ella en una posición de disputa por su espacio en la Cámara de Representantes y decide no optar por la presidencia.
Pero tenemos a Francia Márquez y ella, a pesar de que está en el Pacto Histórico, y digo “a pesar” porque nosotras queríamos que fuera candidata y que no tuviera que entrar en una consulta, sino que realmente fuera candidata que se disputara la Presidencia el próximo 29 de mayo, tomamos la decisión de votar si la avalábamos desde Estamos Listas, manteniendo nuestra autonomía y sin manifestar o sin que si quiera haya duda de que tenemos intención alguna de ser parte del pacto porque no es así, somos autónomas y queremos mantener esa autonomía reconociendo que en todos los espacios se producen violencias patriarcales.
Sometimos esta decisión a votación del pleno del movimiento, y con una votación mayoritariamente positiva y arrasadora, casi el 94% del movimiento votó a favor, y tomamos la decisión de apoyar a Francia porque consideramos que es una mujer feminista, antirracista, que, por supuesto, nos está presentando un proyecto, una propuesta de país diferenciado que pone al centro la vida.
Una vez Ingrid Betancourt oficializó su precandidatura, ¿plantearon apoyarla?
No, porque no se trata de apoyar a mujeres por el simple hecho de ser mujeres, sino a aquellas que desde el feminismo se planteen unas posiciones que sean ejemplares, que nos propongan o al menos que nos presenten posibilidades contrarias al capitalismo, porque si entonces avalamos a cualquier mujer que incurre o que reproduce prácticas capitalistas, militaristas, pues lo que estamos haciendo es reproduciendo el sistema y es el sistema que nos está llevando a la muerte.
En consecuencia, tenemos que pensarnos de manera diferenciada, y en ese sentido, no es posible que mujeres antiderechos, que no conocen, que no reconocen la realidad de las mujeres en toda su diversidad en el territorio, sea apoyada o avalada por nosotras. Esto es muy importante porque, primero, no es (apoyar) solamente mujeres, sino mujeres que desde el feminismo y desde estas apuestas claras que tenemos puedan plantearnos una posibilidad de país diferente.
Teniendo en cuenta que son un movimiento político pionero al ser completamente feminista, ¿cuál es el mensaje para los colombianos de cara a las elecciones del próximo 13 de marzo?
Sí, de hecho, es pionero en Latinoamérica y por eso es interesante decirlo, es invitar a Colombia a que nos imaginamos un país donde valga la alegría vivir, es decir, que la gente que trabaja, que lucha, que se levanta todos los días tenga la posibilidad de imaginarse un país donde valga la alegría vivir, y por eso, la posibilidad de votar por Estamos Listas y de llegar al poder con las mayorías sociales.
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