Tejedora de sueños y cambios: el eco de la sublevación

POR OMAR ROMERO DÍAZ /

“Para que el amor sea natural y limpio, como el agua que bebemos, ha de ser libre y compartido; pero el macho exige obediencias y niega placer. Sin una nueva moral, sin un cambio radical en la vida cotidiana, no habrá emancipación plena. Si la revolución social no miente, debe abolir, en la ley y en las costumbres, el derecho de propiedad del hombre sobre la mujer y las rígidas normas enemigas de la diversidad de la vida”.

– Eduardo Galeano en Mujeres (Siglo XXI Editores, 2015).

Desde tiempos inmemoriales, la historia de la mujer ha sido un constante tejer de sueños, hilos de lucha y resistencia que han bordado los cimientos de un mundo más justo. No fue el azar quien les concedió la fuerza, sino la necesidad de alzarse, de romper las cadenas de un destino impuesto, de desafiar la sombra de la opresión con la luz de su valentía.

El 8 de marzo y sobre todo este mes de cada año no solo constituyen fechas en el calendario, sino el eco de aquellas voces que se negaron a callar. Es el recordatorio de que, en fábricas y calles, en plazas y parlamentos, las mujeres se alzaron contra la explotación, contra la exclusión y la violencia que las relegaba al olvido. Desde las trabajadoras textiles de Nueva York en 1857 hasta las obreras que exigieron mejores condiciones en 1908, cada paso fue un golpe contra el yugo de la injusticia.

Fue en 1910 cuando la socialista alemana Clara Zetkin propuso un día para unificar las luchas de las mujeres, un espacio para exigir derechos que les eran negados. Así, en 1911, Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza fueron testigos de la primera gran movilización femenina, un rugido que no se silenciaría jamás. Décadas después, en 1975, la ONU oficializó esta fecha, reconociendo una lucha que, aunque milenaria, aún no había concluido.

Pero la sublevación no terminó con el derecho al voto ni con la entrada a las universidades. Hoy, las mujeres siguen alzándose contra la violencia de género, la brecha salarial, la discriminación en sus múltiples formas. Desde las activistas indígenas que defienden sus tierras hasta las científicas que rompen barreras, cada una teje con su esfuerzo un mundo donde la equidad no sea un privilegio, sino un derecho inquebrantable.

Este mes de marzo, conmemoramos no solo los logros alcanzados, sino también la resistencia diaria de cada mujer que lucha, que cuida, que educa, que se enfrenta al sistema con la certeza de que el cambio es posible. Es un mes para honrar a quienes nos precedieron, a quienes marchan hoy y a quienes vendrán, porque el tejido de la historia aún está incompleto, y son sus manos las que continúan hilando el futuro.

¿Que su lucha siga siendo el hilo que transforme el mundo!

Algunas historias de mujeres contadas por Eduardo Galeano

 

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Mujeres