LA BASE /
Existe una ley fundamental de la geopolítica en el siglo XXI: lo relevante ya no solo pasa por Washington, sino también, de forma creciente, por Pekín. En China tuvo lugar el domingo 31 agosto una cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), con la presencia, entre otros, del presidente ruso, Vladímir Putin, y del primer ministro indio, Narendra Modi. Mientras Estados Unidos, bajo la batuta de Donald Trump, sigue obsesionado con recuperar la grandeza del pasado a base de garrotazos arancelarios y sumiendo a buena parte del mundo —aliados incluidos— en el desconcierto, el presidente chino, Xi Jinping, se ha rodeado de un buen puñado de líderes ante los que plantear su visión alternativa del nuevo orden geopolítico mundial.
Las autoridades del gigante asiático presentaron la cumbre como “uno de los encuentros diplomáticos más importantes del año para China”. Al evento, que se celebró en la ciudad portuaria de Tianjin, asistieron más de 20 jefes de Estado y de Gobierno, entre miembros permanentes de la OCS (China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán, Uzbekistán, India, Pakistán, Irán y Bielorrusia) y otros 14 socios de diálogo, como Turquía, Arabia Saudí, Egipto o Myanmar, que participaron en las deliberaciones sin ser miembros de pleno derecho. También fueron invitados para la ocasión el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, y el de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), Kao Kim Hourn.

Contexto de la Cumbre
La OCS reúne a países de Asia Central, Rusia, China, India y Pakistán, y en estos días concentró la atención mundial tanto por su peso demográfico—representa al 42 % de la población del planeta—como por su creciente influencia geopolítica. Este año, el encuentro de alto nivel se celebró con la participación de los principales líderes regionales, en medio de un contexto internacional marcado por tensiones entre bloques y reconfiguraciones estratégicas.
Esta organización se consolida como un bloque alternativo a la hegemonía occidental, impulsado principalmente por China y Rusia. En la agenda de la cumbre sobresalieron temas como la seguridad regional, la cooperación económica y las nuevas rutas energéticas.
Es relevante el proceso de expansión de la OCS, que en los últimos años ha incorporado a nuevos miembros y observadores, fortaleciendo su papel en la multipolaridad global. El interés de países como Irán y Turquía por sumarse de manera plena podría redefinir alianzas estratégicas.
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El liderazgo de China en la convocatoria de esta cumbre denota un nuevo equilibrio de poder mundial, habida cuenta que abre oportunidades y desafíos que plantea la emergencia de un bloque que representa casi la mitad de la población global.
La elección de Tianjin como sede de esta cumbre, ciudad emblemática del desarrollo industrial chino, buscaba reforzar el mensaje de modernización y liderazgo tecnológico que China busca proyectar.
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De esta manera, la OCS se perfila como un actor protagónico en la escena internacional, capaz de ofrecer una agenda propia frente a Occidente y de influir en cuestiones de seguridad, economía y política mundial. Los participantes coincidieron en que conviene seguir de cerca la evolución de esta organización, cuyas decisiones tendrán impacto más allá de Asia.
En la edición del pasado martes 2 de septiembre del programa ‘La Base’, Pablo Iglesias, Irene Zugasti y Manu Levin dedicaron el espacio central al análisis de las deliberaciones de la Organización de Cooperación de Shanghái, el cual se puede seguir en el siguiente video: