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‘El 18 de brumario de Luis Bonaparte’, escrito por Karl Marx y publicado en 1852, es una de las obras más emblemáticas dentro del corpus marxista, tanto por su profundidad teórica como por su aguda capacidad para analizar los procesos políticos y las contradicciones sociales. Este libro, que examina el golpe de Estado de Luis Bonaparte en Francia el 2 de diciembre de 1851, se ha convertido en un referente obligado para la politología y los estudios históricos contemporáneos. Marx no solo narra los acontecimientos, sino que desentraña las dinámicas de clase, los juegos de poder y la maquinaria institucional que permitieron el ascenso del Segundo Imperio bajo Napoleón III. Esta reseña y análisis politológico pretende explorar tanto el contenido del libro como su relevancia teórica y su diálogo permanente con la ciencia política actual.
Para comprender el alcance de ‘El 18 de brumario de Luis Bonaparte’, es fundamental situar la obra en el contexto de la Francia posrevolucionaria. Tras el derrocamiento de la monarquía de Julio y la instauración de la Segunda República en 1848, Francia atravesaba una crisis severa: fragmentación social, polarización política y una economía en recesión. En este escenario, Luis Bonaparte, sobrino de Napoleón I, aprovechó el descontento popular y las contradicciones entre los diferentes grupos sociales para ejecutar un golpe de Estado y proclamarse emperador.
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Marx desarrolla su análisis en siete capítulos, donde alterna la descripción histórica y la crítica social. El autor observa cómo las clases sociales —burguesía, pequeña burguesía, campesinado y proletariado— interactúan y se confrontan en el escenario político, dando lugar a alianzas efímeras, traiciones y cambios de dirección. Especial atención dedica a la figura del campesinado, a quien Marx atribuye un papel clave en la consolidación del poder bonapartista, debido a su aislamiento y su tendencia a priorizar intereses particulares sobre los colectivos.
El texto está marcado por una ironía mordaz y una prosa incisiva, que se hace patente en frases como: “La historia se repite, primero como tragedia, luego como farsa”. Esta sentencia resume el espíritu del libro: la crítica al reduccionismo histórico y la llamada a interpretar los acontecimientos políticos más allá de la superficie, mediante el análisis de las estructuras sociales y las fuerzas económicas subyacentes.

Las clases sociales y el Estado
Desde una perspectiva politológica, ‘El 18 de brumario’ ofrece un marco para comprender la relación entre clases sociales y poder estatal. Marx sostiene que el Estado no es un ente neutral ni autónomo, sino que representa los intereses de las clases dominantes, en este caso la burguesía y los grandes propietarios rurales. El golpe de Estado de Luis Bonaparte, lejos de ser una anomalía, revela la tendencia de las clases dominantes a recurrir a formas autoritarias cuando sus intereses se ven amenazados por la movilización popular o la inestabilidad política.
El campesinado, por su parte, aparece como una clase fragmentada y con escasa conciencia política. Marx la describe como “una enorme masa, cuya existencia está determinada por el parcelamiento de la tierra, por el aislamiento y por la falta de comunicación”. Esta falta de articulación política permite que líderes carismáticos como Bonaparte se erijan en representantes del “pueblo”, aunque en realidad consolidan su propio dominio.

El bonapartismo como fenómeno político
Uno de los aportes más relevantes de Marx es la conceptualización del bonapartismo: una forma de gobierno que simula representar el interés general, pero que en la práctica perpetúa el poder de una élite mediante el uso instrumental de instituciones democráticas y mecanismos populistas. El bonapartismo, según Marx, es capaz de establecer un equilibrio inestable entre fuerzas sociales contradictorias, manteniendo el orden mediante el autoritarismo, pero disfrazándolo de voluntad popular.
Este fenómeno ha sido ampliamente estudiado por la ciencia política contemporánea, que lo reconoce como una tipología recurrente en los regímenes de corte populista y autoritario. ‘El 18 de brumario’, entonces, no solo narra un episodio francés, sino que describe patrones que se han repetido en distintos contextos históricos, desde América Latina hasta Europa del Este.
La dialéctica historia-estructura
Marx articula su análisis en torno a la dialéctica entre lo estructural y lo contingente. Si bien los procesos económicos y sociales establecen las condiciones de posibilidad para el desarrollo político, es la acción de sujetos concretos —partidos, líderes, masas— la que determina el rumbo de la historia. No hay determinismo absoluto, pero sí una tendencia a que las estructuras económicas influyan decisivamente en las oportunidades y límites de la acción política.
A través de su método histórico-materialista, Marx desmonta la idea del “gran hombre” como motor único de la historia, situando a Bonaparte como producto de las contradicciones sociales y políticas del momento. El análisis politológico, en este sentido, se enriquece al incorporar tanto las variables estructurales como los factores coyunturales y la agencia individual.
‘El 18 de brumario de Luis Bonaparte’ conserva una notable vigencia en el debate politológico contemporáneo. Su conceptualización del Estado, el bonapartismo y la lucha de clases ha servido de base para el análisis de fenómenos actuales, como el auge de liderazgos personalistas, el retroceso de la democracia liberal y la emergencia de nuevos movimientos sociales.
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La obra invita a desconfiar de las explicaciones simplistas y a indagar en las tensiones subyacentes que moldean los regímenes políticos, las crisis institucionales y los procesos de transformación social. Marx ofrece herramientas teóricas para analizar cuestiones como el populismo, la captura del Estado por intereses privados y la manipulación de la opinión pública mediante discursos carismáticos.
El libro ha influido en autores tan diversos como Max Weber, Antonio Gramsci y Hannah Arendt, quienes han retomado y ampliado la noción de liderazgo carismático, hegemonía y totalitarismo. Asimismo, la obra ha sido fundamental para los estudios sobre golpes de Estado, regímenes híbridos y la relación entre democracia y autoritarismo.
La obra sigue siendo un referente indispensable para quienes buscan comprender los fundamentos y las paradojas del proceso político, tanto en el siglo XIX como en la actualidad.
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‘El 18 de brumario de Luis Bonaparte’ es mucho más que una crónica de un golpe de Estado: es una explicación profunda y matizada de los mecanismos y contradicciones que rigen la política moderna. Marx logra mostrar cómo los intereses de clase, las crisis institucionales y el liderazgo carismático pueden converger para dar lugar a regímenes autoritarios, incluso bajo el disfraz de la democracia.
El análisis politológico del libro revela la riqueza de sus aportes teóricos, pero también invita a dialogar críticamente con sus límites y a enriquecer la reflexión política con nuevas perspectivas. En definitiva, la obra se mantiene vigente como fuente de inspiración y herramienta para entender la complejidad de las transformaciones políticas en cualquier tiempo y lugar.
Recorrido histórico