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Si bien es cierto, La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro estadounidense no renovó la flexibilización de las sanciones para la industria petrolera venezolana con la Licencia 44A. Sin embargo, la nueva disposición de la OFAC tiene un impacto limitado para Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Las mayores consecuencias para PDVSA están alrededor del precio al que se vende el petróleo venezolano y las compras de diluyentes necesarios para la producción en la Faja Petrolífera del Orinoco. En cambio, el impacto en el volumen de producción petrolera es poco, dado que se mantiene el permiso de operaciones para la petrolera estadounidense Chevron.
El haber podido vender crudo sin descuentos significativos fue uno de los beneficios de la flexibilización de las sanciones y al no ratificarse esta licencia, se pierden estos buenos precios. La compra de los insumos intermedios para la actividad petrolera, que son vendidos por diferentes compañías, es otro punto que puede verse afectado.
Las operaciones de Chevron, en cambio, no se verán impactadas por esta nueva medida de la OFAC, debido a que esta petrolera estadounidense cuenta con su propio permiso. La Licencia 41, emitida en noviembre de 2022, le confiere la autorización para actividades como la producción petrolera en los campos venezolanos, la importación de diluyentes y otros insumos, así como la exportación de crudo venezolano a los Estados Unidos
Las autorizaciones individuales
Otro de los puntos claves de la nueva medida de la OFAC es que las empresas extranjeras tienen la posibilidad de optar por una licencia individual, que bien puede tratarse de un permiso amplio como el que tiene Chevron u otras figuras de autorizaciones más específicas para sus negocios con PDVSA. La OFAC marcó este punto en la sección de “Preguntas frecuentes” que acompaña a la publicación de la Licencia 44A.
La Compañía Nacional de Gas de Trinidad y Tobago (NGC, por sus siglas en inglés) es otra de las entidades que tiene su propia licencia para las operaciones con PDVSA. El Gobierno de Trinidad y Tobago, de hecho, aclaró esta semana a través de un comunicado público que la OFAC le otorgó una licencia de operaciones que vence el 31 de octubre de 2025. Este permiso le permite explorar, producir y exportar gas natural del Campo Dragón, que está ubicado en el Golfo de Paria en el estado Sucre.
Las petroleras europeas como Repsol (España), Eni (Italia) y Maurel & Prom (Francia) cuentan con una autorización de la OFAC conocida como “carta de conformidad”, fueron concedidos a mediados del año pasado, cuando se daban las negociaciones directas entre la administración de Nicolás Maduro y los representantes del gobierno de Joe Biden por los Estados Unidos, que les asegura que no serán objeto de alguna sanción estadounidense por retomar sus operaciones en las empresas mixtas que mantienen con PDVSA.
El cabildeo que pueda hacer cada empresa interesada en un negocio petrolero o gasífero con PDVSA, el apoyo de su Estado y la magnitud de la inversión pueden ser elementos claves para obtener este permiso individual de la OFAC. Para las empresas extranjeras supone un esfuerzo adicional, pero también un elemento de seguridad para inversiones que suelen hacerse con miras en el largo plazo
Ahora bien. A pesar del impacto limitado para PDVSA, debemos condenar esta política de chantaje, intentar monitorear, tutelar, controlar y manipular la industria petrolera venezolana, a través de acciones unilaterales reflejadas en su política ilegal de imposición de medidas coercitivas y licencias.