La democracia que conocemos es solo una fachada, un escenario montado para hacer creer que el ciudadano tiene cierto grado de poder, cuando en realidad todo está controlado por las grandes élites.
¿Qué tan real es la democracia? ¿Nos están vendiendo un sueño? En la práctica, los mercados gobiernan, no el pueblo. Esta es la verdadera cara de las democracias modernas: una plutocracia que ha tomado las riendas del poder, mientras los ciudadanos se ven cada vez más alejados de las decisiones cruciales.
El sistema democrático contemporáneo constituye la más sofisticada maquinaria de dominación política jamás concebida. No estamos ante una simple distorsión del ideal democrático, sino frente a su completa inversión ideológica.
La «poliarquía» es un término acuñado por Robert Dahl en su clásico libro ‘La Poliarquía: Participación y oposición’ (1971) que hoy cobra un significado radicalmente distinto, dado que dicho sistema opera mediante tres mecanismos fundamentales que hemos identificado tras décadas de investigación:
Primero, la atomización del sujeto político. El sistema ha logrado convertir al ciudadano en un pasivo receptor de políticas, o de “ofertas electorales”, debilitando progresivamente las formas de organización colectiva autónoma. Según las tendencias globales documentadas por el World Values Survey, la participación en actividades políticas más allá del voto, como la afiliación a organizaciones de base, muestra una notable disminución.
Segundo, la construcción de un “ción del presidente Nicolás Maduro y la no publicación de los resultados. El gobierno también ha convocado a las movilizaciones. Han denunciado que detrás de las protestas “se está intentando imponer un golpe de Estado”. El presidente de la asamblea nacional Jorge Rodríguez pide cárcel para Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, a quienes acusó de ser los responsables de una “conspiración fascista” contra las presidenciales, en las que el Consejo Nacional Electoral (CNE) otorga a Nicolás Maduro una controvertida victoria Estamos ante una situación muy contradictoria. Impredecibles hasta hora en el alto gobierno y sus diferentes grupos y el sector militar han cerrado filas alrededor de Maduro. Las movilizaciones en curso corren el peligro de ser base de maniobra de este sector patronal y proimperialista, de María Corina machado.
Desde luego, condenamos cualquier agenda mediática y diplomática, injerencista del imperialismo y sus aliados, en asuntos que nos competen solamente a nosotros como nación. Los trabajadores y la sociedad venezolana no merecen estar a merced de las aspiraciones una figura política que, como María Corina Machado, esté vinculada a conspiraciones golpistas de todo tipo.
Apelamos a reencauzar la disputa en el terreno constitucional con más democracia. El ejercicio pleno de la soberanía popular a través del derecho al voto para elegir la máxima autoridad del país está en problema debido a las fallas y omisiones del CNE. El árbitro electoral debe publicar inmediatamente la comprobación completa de todas las actas.
Como hemos declarado en el CAIT, como participantes de la otra campaña. Ninguno de los candidatos representa los intereses y anhelos de la clase trabajadora. Un gobierno que descarga la crisis sobre los hombros de los trabajadores. Una oposición que busca acabar con lo que queda de nación. Estas elecciones han sucedido en el contexto de la peor de las miserias, de la desigualdad y del abandono de nuestro pueblo. Fue una campaña vacía de contenidos y propuestas, a espaldas del sufrimiento y las luchas del pueblo trabajador.
En cualquier escenario político por venir nos toca volver al único camino que le queda al pueblo para lograr cambios, que no es más que la organización independiente de una referencia política propia de los trabajadores para defender nuestras conquistas y soberanía formuladas en la constitución bolivariana. En ese sentido, llamamos a la conformación de un polo de resistencia que levante un programa en defensa del pueblo trabajador, y de la soberanía nacional. Los trabajadores no aguantan más el deterioro progresivo de su nivel de vida y entienden que los factores en pugna son responsables de esta situación. Unos pidiendo y celebrando sanciones contra el país, solicitando las intervenciones de los organismos internacionales para configurar un golpe similar al ocurrido en Bolivia y otros despilfarrando los recursos públicos, saqueando las instituciones, haciendo gala de su ostentación y dispendio en medio del empobrecimiento nacional.
Como pueblo trabajador y nación independiente, libre y soberana, rechazamos, condenamos las injerencias del imperialismo y sus instituciones contra nuestro país, Este pueblo exige acciones para la recuperación del bienestar social, salarios, pensiones y jubilaciones dignas.
No a la injerencia del imperialismo y sus instituciones contra nuestra nación.
Venezuela en la encrucijada: ¿qué sigue después de las elecciones presidenciales?
COORDINADORA NACIONAL AUTÓNOMO INDEPENDIENTE DE TRABAJADORES (CAIT) /
El domingo 28 de julio se realizaron las elecciones presidenciales en Venezuela. Desde Obama a Biden, pasando por la mano dura de Trump y los gobiernos de la Unión Europea. Estados Unidos, con su política agresiva e injerencista, impuso sanciones económicas, congelación de activos, precipitando la crisis económica que hoy atraviesa el país. Será muy difícil para Venezuela emprender el camino de su total recuperación sin que estas sean suprimidas.
En su primer boletín oficial del Consejo Nacional Electoral (CNE) con el 80 % de las actas escrutadas informó que Nicolás Maduro obtuvo 5.150.092 votos (51,20 %) frente al candidato Edmundo González, promovido por la derechista María Corina Machado, quien en los años recientes promovió una campaña solicitando la intervención de tropas extranjeras y dieran un golpe de Estado contra el presidente Nicolás Maduro. En 2018 pidió al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, el apoyo necesario para generar el cambio. Quien obtuvo 4.445.978 votos (44,2 %).
Los otros candidatos, 462.704 votos (4,6%), con una participación del 59 % del padrón electoral, considerando el resultado con tendencia de “irreversible”. La oposición denunciaba irregularidades en la transmisión de las actas y la expulsión arbitraria de sus testigos de los colegios electorales. Instalando la narrativa del fraude en coordinación con los medios estadounidenses y la derecha internacional.
Hay que recordar: la antesala del proceso electoral estuvo marcada por las negociaciones secretas y discrecionales entre el gobierno y EE.UU. Quien busca garantizarse el control sobre el recurso energético de Venezuela, en el marco de la disputa por el mercado mundial frente a sus competidores chinos, en el continente. Con la firma de los acuerdos de Barbados se flexibilizaron las sanciones, y se firmaron nuevos acuerdos con el capital extranjero.
Abriendo la ruta electoral, anticipándose las elecciones presidenciales, que deberían llevarse a cabo a final de año. Asimismo, no solo se ha proscrito a partidos de tarjetas electorales de la derecha, sino también a sectores políticos de izquierda que se han enfrentado. La política de regresión de los derechos laborales. El gobierno emprendió una estrategia de flexibilización laboral de facto, permitiendo el despido de miles de trabajadores. Luego, pasó a una política de bonificación salarial. El salario mínimo (pensiones) en Venezuela es uno de los más bajos del mundo. Es el equivalente a 3,56 dólares, más un bono de guerra de 45 dólares, violación sistemática de las contrataciones colectivas con la aplicación del memorándum 2792. Todo esto, con el fin de generar confianza entre los capitalistas y demostrar la disposición de entendimiento con los empresarios, la judicialización y criminalización y detención de un centenar de sindicalistas como un intento de frenar las protestas por mejoras salariales e incumplimientos de contratos colectivos por parte de la administración de Nicolás Maduro.
El CNE proclama a Maduro
El lunes 29 de julio, en medio de cacerolazo y protesta en algunos sectores populares en Caracas, en la tarde se extendieron en distintos puntos del país. Dejaron al menos dos muertos y 749 detenidos, según el balance del fiscal de la república, Tarek William Saab. El Observatorio Venezolano de Conflictos contabiliza 187 protestas en 20 estados del país. El Consejo Nacional Electoral (CNE) declaraba ganador a Maduro y lo juramentó como presidente reelecto, con solo al 80 % de las actas escrutadas. Como la diferencia entre Maduro y González Urrutia es de solamente 704.114 votos, el 20% restante de actas por escrutar, que correspondería aproximadamente a 2.514.694 votos, es una cifra que perfectamente lograría modificar el resultado final de las elecciones. La tardanza en la publicación de la totalidad de las actas, sin proporcionar una explicación adecuada, es una omisión grave que no ayuda al clima de paz social que la mayoría de la población venezolana espera, pues las cifras aportadas ponen en duda la transparencia del consejo nacional electoral.
Ante la inactividad del CNE, la introducción del Presidente Maduro de un recurso contencioso ante la Sala Electoral del TSJ parece una salida encontrada. Así, se solicita a los diez candidatos presentar pruebas y actas ante la Sala Electoral del TSJ, la cual, en presencia de los mismos, contará las actas y aclarará la situación. El TSJ deberá citar al CNE, a todos los poderes, a los candidatos y los partidos. Manifestó que está listo para presentar el 100% de las actas. Frente a esta acción del gobierno, de alguna manera traslada la confrontación al terreno constitucional, desactivando la movilización de calle de la narrativa del fraude, pero también bloquea la injerencia de las instituciones del imperialismo. Ante este nuevo escenario hay que esperar la reacción de la oposición.
Crecen las tensiones
En medio de la crisis política, la oposición de derecha se movilizó y se concentró al frente de la sede de Naciones Unidas en Caracas y en todas las ciudades del país. Las personas salieron a las calles para manifestarse nuevamente en contra de la proclama”http://cronicon.net/wp/wp-content/uploads/2024/02/0001-Camilo-Torres.jpeg” sizes=”(max-width: 782px) 100vw, 782px” srcset=”https://cronicon.net/wp/wp-content/uploads/2024/02/0001-Camilo-Torres.jpeg 782w, https://cronicon.net/wp/wp-content/uploads/2024/02/0001-Camilo-Torres-150×124.jpeg 150w, https://cronicon.net/wp/wp-content/uploads/2024/02/0001-Camilo-Torres-300×249.jpeg 300w, https://cronicon.net/wp/wp-content/uploads/2024/02/0001-Camilo-Torres-768×636.jpeg 768w, https://cronicon.net/wp/wp-content/uploads/2024/02/0001-Camilo-Torres-600×497.jpeg 600w” alt=”” width=”782″ height=”648″ />Camilo Torres Restrepo (1929-1966).
Quise traer a este panel el recuerdo de un viaje en el que, aun siendo niño, acompañé a mi padre, Francisco Trujillo, a un barrio en las afueras de Pereira en donde Camilo Torres y un grupo de estudiantes de sociología habían acordado un encuentro con la comunidad. Esa mañana de un domingo numerosas personas estaban esperando al padre: lo rodearon saludándolo con alegría y algunos niños se colaron por entre los adultos para tocar la larga sotana negra que él vestía. Para ese entonces, Camilo ya era una figura nacional que gozaba cada vez más de prestigio, afecto y popularidad.
Lo primero que hizo fue recorrer las calles destapadas y llenas de barro por causa de la lluvia del día anterior y detenerse a hablar con los habitantes, hombres y mujeres de condición humilde, que salían a conocerlo. Con expresión afable escuchaba con atención lo que le decían; Camilo se distinguía por ser alguien sencillo, cordial y jovial, dicen quienes fueron cercanos a él.
Al cabo de un rato entramos al salón comunal levantado con ladrillos, latones y tejas de plástico, el cual se llenó totalmente. Camilo tomó entonces la palabra saludando a los presentes, ofició un corto acto religioso y explicó el sentido de su visita. Luego Francisco activó el equipo de proyección que había sido llevado desde Bogotá en un furgón que en sus costados decía Movimiento Universitario Pro-Desarrollo de la Comunidad, un proyecto que Camilo y otras personas venían impulsando. Así, en un telón improvisado presentaron un video que mostraba cómo construir varios tipos de letrinas.
Ilustración del padre Camilo Torres por Gabriela Pinilla.
Vino después el almuerzo al aire libre dispuesto en ollas que la comunidad aportó y en medio de un ambiente bullicioso los estudiantes se mezclaron con las familias conversando animadamente. En la tarde volvimos al salón comunal y en una dinámica grupal animada por una de las jóvenes universitarias, Anita se llamaba, la gente comenzó a referirse a lo visto en el video proponiendo soluciones de acuerdo con la ladera de la colina que había dado lugar al barrio de invasión.
Pronto la conversación tornó en discusión alrededor de otras necesidades en materia de servicios y de la vida cuotidiana; de manera algo desordenada unos y otros se interrumpían o hablaban al mismo tiempo. Sin embargo, bajo la batuta pedagógica de la moderadora, el respeto al turno del otro se abrió paso como regla de convivencia. También recuerdo, entre ‘gallos y medianoche’, que se habló de mejoras del barrio mediante la acción colectiva de los pobladores, así como de las solicitudes a realizar ante la alcaldía. Pero quizás, visto con ojos de hoy, uno de los resultados más notables de este ejercicio democrático y deliberativo, fue el surgimiento de jóvenes líderes sociales. Camilo cerró el encuentro haciendo énfasis en el diálogo, la organización y la solidaridad.
Este breve pasaje sobre Camilo Torres, como otros que fueron relatados por María Tila -mi madre-, Marta, Javier y Fernando, en el acto de inauguración de la cátedra, nos hablan de un sacerdote comprometido con los desposeídos pero también del sociólogo que va al encuentro de la gente. Como lo contaba Francisco Trujillo, Camilo había crecido en una familia de clase media alta instruida, en su bachillerato fue un joven normal y se ordenó sacerdote en 1954 luego de estudiar en el Seminario Mayor de Bogotá. En 1957, Camilo viaja a Francia y visita a los padres-obreros que habían surgido después de la Segunda Guerra Mundial, que trabajaban en fábricas y vivían en barrios populares. A su vez, había hecho amistad en Bogotá con dos padres dominicos franceses, de visión amplia, abiertos al diálogo y de conceptos nuevos, frente a una Iglesia ligada al poder y un clero conservador.
Según sus historiadores y allegados, Camilo obtuvo la Licenciatura en Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, y fue nombrado vicerrector del Colegio Latinoamericano en donde toma contacto con una faceta de la realidad latinoamericana a través de estudiantes refugiados políticos, al tiempo que ante él se abría el mundo de los debates sociales, políticos y filosóficos en la Europa de esa época. Al regresar a Colombia impulsa el proyecto Equipo Colombiano de Investigaciones Socioeconómicas y comienza a estudiar los problemas nacionales, dicta conferencias y visita barrios populares. Plantea entonces que es posible un diálogo saludable entre diversas escuelas de pensamiento, incluso entre marxistas y cristianos, lo cual levantó ampolla en la jerarquía católica. Eran nuevos vientos en la Iglesia en boca de un sacerdote, que le ganan audiencia y simpatía en sectores universitarios y populares, y lo ponen en el ciclón de los medios de comunicación. Es designado capellán de la Universidad Nacional y profesor de cátedra de la misma.
Camilo Torres y el profesor Orlando Fals Borda, uno de los pensadores críticos contemporáneos más importantes de Colombia y América Latina, fundan el Departamento de Sociología de la Universidad Nacional, desde donde impulsan una academia comprometida con la sociedad, una escuela y una praxis basada en la investigación transformadora y la acción educativa, que bajo el método desarrollado en los siguientes años por el segundo, conocido como Investigación-Acción-Participación, deja un extenso legado al mundo académico y al movimiento social.
ción del presidente Nicolás Maduro y la no publicación de los resultados. El gobierno también ha convocado a las movilizaciones. Han denunciado que detrás de las protestas “se está intentando imponer un golpe de Estado”. El presidente de la asamblea nacional Jorge Rodríguez pide cárcel para Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, a quienes acusó de ser los responsables de una “conspiración fascista” contra las presidenciales, en las que el Consejo Nacional Electoral (CNE) otorga a Nicolás Maduro una controvertida victoria Estamos ante una situación muy contradictoria. Impredecibles hasta hora en el alto gobierno y sus diferentes grupos y el sector militar han cerrado filas alrededor de Maduro. Las movilizaciones en curso corren el peligro de ser base de maniobra de este sector patronal y proimperialista, de María Corina machado.
Desde luego, condenamos cualquier agenda mediática y diplomática, injerencista del imperialismo y sus aliados, en asuntos que nos competen solamente a nosotros como nación. Los trabajadores y la sociedad venezolana no merecen estar a merced de las aspiraciones una figura política que, como María Corina Machado, esté vinculada a conspiraciones golpistas de todo tipo.
Apelamos a reencauzar la disputa en el terreno constitucional con más democracia. El ejercicio pleno de la soberanía popular a través del derecho al voto para elegir la máxima autoridad del país está en problema debido a las fallas y omisiones del CNE. El árbitro electoral debe publicar inmediatamente la comprobación completa de todas las actas.
Como hemos declarado en el CAIT, como participantes de la otra campaña. Ninguno de los candidatos representa los intereses y anhelos de la clase trabajadora. Un gobierno que descarga la crisis sobre los hombros de los trabajadores. Una oposición que busca acabar con lo que queda de nación. Estas elecciones han sucedido en el contexto de la peor de las miserias, de la desigualdad y del abandono de nuestro pueblo. Fue una campaña vacía de contenidos y propuestas, a espaldas del sufrimiento y las luchas del pueblo trabajador.
En cualquier escenario político por venir nos toca volver al único camino que le queda al pueblo para lograr cambios, que no es más que la organización independiente de una referencia política propia de los trabajadores para defender nuestras conquistas y soberanía formuladas en la constitución bolivariana. En ese sentido, llamamos a la conformación de un polo de resistencia que levante un programa en defensa del pueblo trabajador, y de la soberanía nacional. Los trabajadores no aguantan más el deterioro progresivo de su nivel de vida y entienden que los factores en pugna son responsables de esta situación. Unos pidiendo y celebrando sanciones contra el país, solicitando las intervenciones de los organismos internacionales para configurar un golpe similar al ocurrido en Bolivia y otros despilfarrando los recursos públicos, saqueando las instituciones, haciendo gala de su ostentación y dispendio en medio del empobrecimiento nacional.
Como pueblo trabajador y nación independiente, libre y soberana, rechazamos, condenamos las injerencias del imperialismo y sus instituciones contra nuestro país, Este pueblo exige acciones para la recuperación del bienestar social, salarios, pensiones y jubilaciones dignas.
No a la injerencia del imperialismo y sus instituciones contra nuestra nación.