POR JOSÉ ARNULFO BAYONA*
En la jornada electoral del pasado 13 de marzo, por primera vez, se eligieron de manera simultánea los/as integrantes del Congreso de la República para el periodo 2022 – 2026 y las candidaturas presidenciales de tres coaliciones políticas sometidas a consulta, el Pacto Histórico, Equipo por Colombia y Centro-Esperanza. En dicha consulta votaron 11.688. 275 ciudadanos y ciudadanas (30% del censo electoral), de los cuales 5.560.000 (47.5%) fueron para el Pacto Histórico (PH), 3.974.610 (34%) para el Equipo Colombia y 2.155.278 (18.5%) para la coalición Centro Esperanza. Las cifras indican que el PH, en este primer round, superó por cerca de 1.600.000 votos a la coalición uribista Equipo por Colombia y por 3.404.722 a la del Centro-Esperanza.
Gustavo Petro, como lo indicaban las encuestas, fue elegido candidato presidencial del PH con 4.475.000 votos; por Equipo Colombia, Fico Gutiérrez ganó la nominación presidencial con 2.152. 670 votos, que equivalen a menos de la mitad de los votos obtenidos por Petro y Sergio Fajardo con 721.521 votos, 6.2 veces menos que la votación de Gustavo Petro. Los resultados indican que el candidato del Pacto Histórico llega al partidor de la primera vuelta con una ventaja significativa que, de no ganar en la primera vuelta, será el seguro ganador y competidor para la segunda vuelta de quien ocupe el segundo lugar el próximo 29 de mayo.
Francia Márquez, que por primera vez incursionó en la política electoral, con sus sorprendentes 783.000 votos, se ubicó como la segunda votación del PH y como la tercera de las tres consultas. Se trata de un hecho sin precedentes en nuestra historia política, porque una lideresa social, negra y feminista superó la votación del candidato ganador de la consulta de la coalición Centro-Esperanza, Sergio Fajardo y las votaciones de candidatos de la mafia gobernante y sus tradicionales maquinarias clientelistas, como Alex Char de Cambio Radical, que enfrenta proceso penal en la Corte Suprema de justicia por el escándalo de compra de votos en las elecciones de 2018, que inscribió su precandidatura con 2.500.000 firmas, dudosamente recolectadas en tiempo récord y apenas obtuvo 705.070 votos, David Barguil del Partido Conservador que tan solo logró 627. 071 votos, a la candidata del Partido cristiano Mira, Aydee Lizarazo con 258.771 votos y al exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa, avalado por el partido de la U, de la coalición del gobierno de Uribe – Duque, que a duras penas superó los 200.000 votos; además, vergonzosamente superado por Francia en Bogotá que obtuvo 233.950 votos contra tan solo 104.287 del dos veces alcalde de la capital del País.
Es indudable que, con esta sorpresiva votación, Francia Márquez recogió el sentimiento de las masas trabajadoras y los sectores populares, que participaron en los paros y las jornadas de protesta de 2019 y 2020 contra el pésimo gobierno de Uribe y su subpresidente Duque y, de manera especial, del grandioso acontecimiento del estallido social del 28 de abril de 2021, de los jóvenes de la primera línea, que son expresión potencialmente favorable al surgimiento y construcción de un nuevo sujeto político, partido, movimiento o frente único de las clases trabajadoras y los sectores sociales marginados, racializados y empobrecidos de Colombia, encabezado por ella, como la esperanzadora revelación política, la auténtica voz de los de abajo. Esta es la primera gran conquista de esta inédita jornada electoral. Es además expresión de la idea de Pacto Histórico que promovió y defendió Francia Márquez a lo largo de su campaña electoral.
En su conjunto la votación obtenida por el Pacto Histórico, con el apoyo mayoritario para Gustavo Petro, es la expresión del inconformismo social y político generalizado de las mayorías nacionales contra las políticas neoliberales, el hambre y la miseria causados por mas de tres décadas de aplicación de dichas políticas impuestas por los Estados Unidos y aplicadas por gobiernos bipartidistas y sus hijos Centro Democrático, Cambio Radical, Partido de la U y sus pequeños aliados de los partidos de orientación evangélica cristiana. Es también el rechazo a la violencia del estado y los grupos armados que, como consecuencia del saboteo gubernamental a los acuerdos de paz, volvió a sembrar la muerte, la desolación y el desplazamiento forzado de decenas de miles de colombianos y colombianas de las zonas tomadas por las guerrillas, el narcotráfico y las bandas paramilitares; así como, el repudio a la corrupción y el usufructo silencioso del erario por parte de las mafias que, como partido del orden, han gobernado el país.
La exigua votación obtenida por la coalición Centro – Esperanza, más allá de su derrota y de ser el reflejo de su propia crisis, es demostración de que el llamado centro político, diseñado para captar el voto de las clases medias empobrecidas, con su discurso a medias tintas de lucha contra la corrupción y de supuesto rechazo a los extremos, sin propuestas claras para enfrentar la crisis que golpea duramente a la mayoría de la población colombiana no logró captar su simpatía. Todo indica, perdieron la confianza en los gobiernos mafiosos del uribismo y cifran su esperanza en las propuestas y promesas del Pacto Histórico.
La votación obtenida por la coalición de la derecha continuista, Equipo por Colombia, es el reflejo de la crisis de dirección de los partidos de la coalición del gobierno Uribe – Duque y en especial del Centro Democrático, que ha visto la caída en cámara lenta de su máximo líder, repudiado masivamente por la población, en cada plaza en donde pretendió repartir volantes para promover a su candidato de pantalla, Oscar Iván Zuluaga, retumbaba el eco masivo de “Uribe paraco el pueblo está berraco”.
Para muchos analistas, las cúpulas uribistas y de sus cómplices aliados, con excepción del Partido Liberal, decidieron votar por el candidato camuflado de Uribe, Federico Gutiérrez, así lo hicieron público varios senadores y representantes del Centro Democrático, entre ellos María Fernanda Cabal y Macías, quienes junto al subpresidente Duque, desobedecieron la exigencia del candidato comodín Zuluaga y votaron en la consulta por los precandidatos de esta coalición. Ello explica por qué el conservador David Barguil obtuvo 627. 071 votos, mientras que el partido conservador obtuvo 2.177.159 votos para el Senado, o el comprador de votos y presuntamente de firmas, Alex Char, que alcanzó tan solo 705.070 votos, en tanto que su partido Cambio Radical obtuvo 1.587.321 votos al Senado y Enrique Peñalosa, el advenedizo candidato de la U. que apenas superó los 200.000 votos, en tanto que dicho partido alcanzó 1.479.283 votos. Esto indica que los partidos del gobierno optaron por destinar buena parte de su cauda electoral al gallo tapado de Uribe, Fico Gutiérrez, quien efectivamente ganó la nominación con el 54% de la votación por dicha coalición. Seguidamente el candidato Zuluaga, como seguramente estaba previsto, renunció a su candidatura y adhirió al candidato Fico Gutiérrez.
La nueva composición del Congreso de la República no fue suficiente
En las elecciones a Senado, el uribato y algunos de sus aliados sufrieron sendos y fuertes reveces. El mas golpeado fue el Centro Democrático que, como partido de gobierno, hegemonizó la coalición mayoritaria en el Congreso de la República, sufrió pérdida de más de 620.000 votos y perdió 5 escaños; Cambio Radical, que también redujo su votación en más de 600.000 votos sufrió perdida de 5 curules; el partido de la U, que disminuyó su votación en cerca de 5000.000 votos sufrió pérdida de 4 curules y los partidos Colombia Justa y libres y Mira redujeron en votación y perdieron 2 escaños. En total, este sector de la alianza de extrema derecha en el gobierno sufrió la pérdida de 16 curules.
El Partido Conservador que disfrutó de gran porción de la torta burocrática en el gobierno actual, resultó levemente fortalecido porque aumentó su votación en cerca de 170.000 votos y pasó de 14 a 16 curules en 2022. Otro tanto ocurrió con el partido Liberal, que también disfruto de la fronda burocrática del actual gobierno, aumentó su cauda en cerca de 150.000 y pasó de 14 a 15 escaños en el Senado. No obstante, con los reveses sufridos y el leve repunte de liberales y conservadores, la coalición uribista mayoritaria que operó como acicate del gobierno, pese a sufrir reducción de su bancada logró mantener el control mayoritario de esta corporación para el próximo período legislativo.
En el bando de los partidos y movimientos de oposición al gobierno, que no son homogéneos, se produjeron varios cambios favorables en la composición del Senado y la Cámara de Representantes. La Coalición Centro Esperanza, aumentó su votación en cerca de 600.000 votos y pasó de 1.312.391 votos y 9 curules obtenidas por el partido verde en 2018 a 14 curules en 2022. El Pacto Histórico, que contabilizó 5 curules del Polo Democrático y 3 de la lista Decentes en 2018, incrementó su cauda en más 1.000.000 de votantes y logró 16 escaños en el Senado. Sumadas las curules del difuso Centro – Esperanza, el pacto histórico, los indígenas y del partido Comunes, el sector progresista contaría con 37 curules en el Senado, que constituyen una minoría respetable pero insuficiente para respaldar la gestión de un probable gobierno del Pacto Histórico.
Para destacar el movimiento de izquierda democrática, Fuerza Ciudadana, del gobernador del Magdalena, que obtuvo una significativa votación de cerca 440.000 votos contabilizados hasta el momento, lamentablemente no lograron superar el umbral y, por ahora quedaría sin representación en la Cámara alta. Igual sucedió con el reactivado partido Nuevo liberalismo que tampoco superó el umbral y tan solo alcanzó 327. 193 votos. La presencia política del movimiento feminista Estamos Listas que, con sus cerca de 110.000 votos, aunque no lograron el umbral, marca un hito en la historia política colombiana, porque constituyen el inicio de una promisoria carrera política de los movimientos feministas que, sin duda crecerán significativamente como la vocería independiente de los movimientos libertarios y de emancipación de las mujeres colombianas.
En lo que respecta a la Cámara de Representantes, en donde habrá 165 congresistas por las circunscripciones territoriales, indígena y afro, pero a ellos se suman 16 representantes víctimas por las Circunscripción Especial para la Paz. La conformación general de la Cámara quedó así: el Partido Liberal con 33 curules, seguido por el Pacto Histórico que logró 29, el Conservador se quedó con 27 sillas, el Centro Democrático con 17, el Partido de la U también con 17, Cambio Radical con 16, Alianza Verde obtuvo 13, Nuevo Liberalismo 1, Colombia Justa Libres y Mira y Coalición con Cambio Radical obtuvieron 2, Centro Esperanza 2, Liga de Gobernantes Anticorrupción 2, Fuerza Ciudadana 1, Colombia Renaciente 1, Gente en Movimiento 1, Juntos por Caldas 1, Mais 1, Palenque de la Vereda las Trecientas y del Municipio de Galapa 1 y Polo Polo 1. (Tomado de informe de la Registraduría Nacional).
La coalición mayoritaria del gobierno perdió 44 escaños, de los cuales el Centro Democrático 17, cambio radical 14, el Partido liberal 3 y el partido de la U 10. Mientras que los conservadores aumentaron en 5 escaños su bancada en la cámara baja. Pese a este significativo revés, la coalición uribista también mantendrá el control mayoritario de esta corporación. Mientras que el Pacto Histórico, Alianza verde, Centro – Esperanza, Fuerza ciudadana, Mais y otras pequeñas fuerzas que suman cerca de 50 curules, serán por primera vez una respetable minoría en esta corporación.
El fraude electoral que no podía faltar
Las mafias y los corruptos clanes familiares que han controlado por décadas los gobiernos regionales, como ha sido costumbre, en esta oportunidad también recurrieron a las viejas prácticas delincuenciales del fraude en todas sus modalidades, que en esta oportunidad también parece ser multidimensional y gigantesco. Recurrieron a la tradicional compra de votos, suplantación de electores, apagones en medio del conteo de votos, ocultamiento del tarjetón de la consulta del Pacto Histórico, el constreñimiento del voto en zonas de la circunscripción especial de Paz, alteración de centenares o miles de formularios E14 y para rematar desaparecieron la votación por el Pacto Histórico en 29.000 de las 112.000 mesas instaladas, es decir, casi la cuarta parte del total de mesas. Además, se detectaron conteos dobles del voto en por lo menos 23.000 mesas.
Las autoridades electorales y los medios de comunicación oficiosos del régimen, alegan que las alteraciones de los E14 son equivocaciones de los atribulados escrutadores, que igualmente se equivocaron en el conteo doble de los votos y olvidaron registrar los votos del PH en las 29.0000 mesas. Pero alguien con sentido común, que mire desprevenidamente estas anomalías, se preguntaría: ¿Por qué los errores del E14 y los conteos dobles favorecen principalmente al candidato de la coalición uribista Equipo por Colombia?
Por fortuna los más de cien mil testigos del Pacto Histórico y sus voceros, detectaron a tiempo estas anomalías y se dieron al rescate de los votos usurpados; para ello, interpusieron las acciones correspondientes y, hasta ayer 16 de marzo, según informe de Roy Barreras, habían recuperado cerca de trescientos mil votos que, con seguridad, aumentará 3 o 4 curules a la bancada del Pacto y probablemente aparezcan los votos que la Fuerza ciudadana requiere para superar el umbral y así obtener las curules que merecen. Pero, aunque mejoran la correlación de fuerzas en el congreso, las fuerzas de los partidos clientelistas, mafiosos y corruptos mantendrán el control hegemónico en ambas cámaras, situación con el cual tendrá que lidiar gustavo Petro si resulta, como es muy probable, ganador en la primera o en la segunda vuelta. Defender los resultados de la consulta y las parlamentarias, es al mismo tiempo una manera de prevenir el fraude en la primera vuelta del próximo 29 de mayo.
De cara a la primera vuelta
Los candidatos elegidos en las consultas se enfrentarán en la primera vuelta, junto con las candidaturas inscritas que no participaron en la consulta, Ingrid Betancourt por el fantasmagórico partido Verde Oxígeno, Rodolfo Hernández candidato independiente, pero con tufo uribista, Milton Rodríguez del partido cristiano Colombia Justa y Libre, también Uribista y Luis Gilberto Murillo del partido Colombia Renaciente. En la radio se ha informado que este último será la fórmula de vicepresidente del candidato Sergio Fajardo.
El candidato Gustavo Petro, aunque el Pacto Histórico había acordado que quien obtuviera la segunda votación sería la formula vicepresidencial y a sabiendas de que Francia Márquez que se convirtió en un extraordinario fenómeno político, superó la prueba con creces, anunció que el próximo viernes daría el nombre del candidato o candidata a ser su fórmula en la Vicepresidencia.
Se rumora, desde mucho antes del 13 de marzo, que la candidatura a la Vicepresidencia será materia de negociación probablemente con el jefe del partido Liberal, Cesar Gaviria. Pecan de ingenuidad quienes crean que el curtido, que no presentó candidatura de su partido en la consulta, que ha disfrutado de frondosas cuotas burocráticas en todos los gobiernos desde 1994, se conformaría con este simbólico cargo en un posible acuerdo para apoyar a Gustavo Petro. Él sabe que es el fiel de la balanza y nosotros sabemos que cobrará el control de una buena parte del poder para sacar victorioso al candidato del Pacto Histórico en la primera o en la segunda vuelta.
Pienso que la extraordinaria votación obtenida por Francia Márquez en la consulta, no solo la hace meritoria para ser la fórmula en la Vicepresidencia, sino que, de ser respetada la palabra empeñada, desencadenaría la votación del pueblo afrodescendiente que por primera vez en nuestra historia se vería representado en el gobierno, los movimientos feministas, las comunidades LGBTIQ+, las juventudes protagonistas de las luchas recientes que sin duda la reconocen como su vocera en las luchas políticas venideras, también irían gustosos a las urnas a respaldar a Petro y Francia Márquez en la lucha por la presidencia de la República.
*Miembro de la Red Socialista de Colombia.
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