POR JOSÉ MIGUEL SÁNCHEZ GIRALDO
De nuevo, las encuestas estuvieron lejos de los guarismos electorales del pasado domingo 5 de febrero en Ecuador, tanto como de los resultados del referendo constitucional convocado por el presidente Guillermo Lasso. A continuación algunas glosas al respecto de la jornada electoral.
El Partido de la Revolución Ciudadana, colectividad política del correísmo en el exilio y de militantes de la antigua Alianza País que no sucumbieron a la tentación de saltar del barco propuesto por Lenin Moreno en su cuestionada Presidencia, ganó en esta jornada comicial al menos en sesenta (60) alcaldías y nueve (9) prefecturas (gobernaciones), entre ellas, las más importantes del país como Pichincha, Guayas, Azuay, así como las alcaldías de Quito, Guayaquil y Portoviejo.
Por primera vez en 31 años, el ultraconservador Partido Social Cristiano perdió la elección de la alcaldía de la ciudad de Guayaquil, epicentro de la oposición a las propuestas y organizaciones que asumen la línea política y la dirección del hoy partido Revolución Ciudadana. En los comicios de 2019, en medio de una crisis profunda del partido Alianza País, con el expresidente Correa en exilio, solo conquistó dos prefecturas y ninguna alcaldía. Así, la Revolución Ciudadana pasó de ser una consigna de Alianza País para convertirse en partido victorioso con gobiernos locales y presencia territorial regional y nacional.
Igualmente, notorio y de alto valor estratégico, el enraizamiento electoral del movimiento indígena en su diversidad partidista pues en su partido, Pachakutik, conviven tanto sectores de izquierda como de derecha. En estas elecciones: la dirigente indígena de derecha Lourdes Tibán, aliada del presidente Lasso, ganó la prefectura de Cotopaxi, e igualmente la lideresa Diana Caiza ganó la Alcaldía de Ambato, convirtiéndose en la primer mujer indígena que asumirá dicho cargo. No es de menos calado que en la Prefectura de Tungurahua fuese reelecto el indígena Manuel Caizabanda del partido Pachakutik que es el brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie).
Si bien Pachakutik, maneja un discurso reivindicativo de derechos étnicos y es una colectividad fragmentada ideológicamente, generalmente ha estado aliada a los sectores conservadores neoliberales del Ecuador, fue clave en el triunfo presidencial en 2021 del banquero Lasso.
En efecto, un sector de dirigentes de derecha de Pachakutik han venido apoyando la cuestionada gestión del banquero Lasso y en 2021 su postura de promover lo que denominaron “el voto no ideológico” fue determinante para la victoria de Lasso Mendoza. Es decir, la mayoría del voto indígena ecuatoriano, como puede verificarse en las estadísticas electorales, respaldó al entonces candidato neoliberal y hoy inquilino del Palacio de Carondelet.
Tras los comicios del pasado 5 de febrero, el escenario para Guillermo Lasso es aún más crítico: en el marco de las elecciones territoriales, el gobierno neoliberal convocó a un referéndum constitucional con base en 8 propuestas entre las que destacaban: (1) aprobación de la extradición, (2) reforma a la Fiscalía, (3) reducción de legisladores en el Congreso, (4) reducción de atribuciones al Consejo Nacional de Participación, y otras más, que en su totalidad fueron mayoritariamente votadas negativamente por quienes se acercaron a cumplir con el voto obligatorio. El referendo fue entendido como un plebiscito de apoyo o no, al gobierno nacional. Los resultados fueron los menos afectos al régimen.
A la par, la debacle nacional del Partido Social Cristiano y del partido CREO, la colectividad de Lasso, es un hecho que mina las coaliciones en la Asamblea Legislativa (Congreso). A solo dos días del terremoto electoral se comenzaron a escuchar en los cuarteles de diferentes partidos de oposición -que juntos suman la mayoría de la Asamblea Legislativa- las posibilidades de iniciar un juicio político al Presidente de la República.
Al unísono, el cuestionado dirigente de ultraderecha de un partido político improvisado denominado Alianza Honestidad pero defensor acérrimo del deslegitimado gobierno de Lasso, Fernando Villavicencio, planteó que para atenuar la crisis, el Presidente debería utilizar el mecanismo de “muerte cruzada”, lo que significa convocar a elecciones de ejecutivo y legislativo de manera anticipada.
No es de menor valor tener en cuenta que ya en una oportunidad, por iniciativa legislativa, se discutió en la Asamblea Nacional la propuesta de muerte cruzada en el actual gobierno, pero no obtuvo los votos suficientes para ser aprobada.
Ante el llamado del presidente Lasso para construir un “acuerdo nacional” como camino para resolver la crisis de ingobernabilidad que escenifica el gobierno mismo, la totalidad de los partidos se han negado al mismo porque no reconocen que el banquero-mandatario tenga capacidad política y legitimidad para convocar al mismo.
El estallido social de junio 2022, conducido política y estratégicamente por la Conaie, quedó suspendido luego 18 días de fortísimas movilizaciones; las organizaciones sociales vienen reclamando insistentemente que los acuerdos no han sido respetados por el gobierno nacional.
Leónidas Iza, máximo dirigente indígena y líderes de diferentes organizaciones sociales manifestaron a finales del año pasado que “antes de elecciones no habría movilizaciones… A mediados de febrero realizaremos una evaluación integral de los acuerdos”. Los vientos que atraviesan calles y alamedas susurran como en el cuento de García Márquez, “…en este pueblo algo va a pasar”.
Estamos cerrando la segunda semana de febrero de 2023, el gobierno de Lasso es el gran perdedor de las elecciones locales, junto a los partidos Social Cristiano y CREO; los acuerdos con el movimiento indígena no se han cumplido. El establishment ecuatoriano, sus partidos, los medios privados de comunicación, sus encuestadoras y prensa adepta al gobierno quedaron desvalorizados al máximo. El movimiento indígena creció electoralmente. El partido Revolución Ciudadana está vivo y con mayores bríos.
El estallido social está solo suspendido…
El estallido social pasó de las barricadas a las urnas.
En Colombia el paso de las barricadas a las urnas llevó a la Presidencia a Gustavo Petro.
Revista Sur, Bogotá.
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