POR JAN LUST /
Hilda, una vida por la utopía [de Ricardo Gadea Acosta, Editorial Inti, La Paz 2022] es un libro sobre una revolucionaria. También es un relato sobre la convivencia y las aventuras de una revolucionaria peruana y un revolucionario argentino. Es un libro de amor por la revolución y una obra sobre el amor entre Hilda Gadea Acosta (1925-1974) y el Che Guevara.
La historia de la vida de Hilda está presentada en conjunto con sucesos políticos, económicos y sociales en América Latina. Eso ayuda a entender a Hilda y su desarrollo. El libro también es una historia social y política de América Latina.
Hilda fue una revolucionaria, aunque formó parte del partido aprista peruano e inclusivo del Comité Ejecutivo Nacional de esta misma colectividad plítica. También fue miembro del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) del Perú y fue su delegada en la Primera Conferencia de los Pueblos de Asia, África y América Latina (OSPAAAL) y en la Conferencia para la Solidaridad Latinoamericana (OLAS) en 1966 y 1967 respectivamente.
Ella fue clave para que los líderes del entonces APRA Rebelde fueran invitados por las autoridades cubanas. Eso fue el inicio de una importante relación entre los futuros guerrilleros del MIR y la Revolución cubana. Además, Hilda fue la representante del Movimiento 26 de Julio de Cuba en el Perú.
El libro está poniendo a Hilda Gadea en su lugar adecuado: como revolucionaria peruana, como internacionalista. El hecho de que ella era la primera esposa del Guerrillero heroico ha opacado, en cierta manera, la contribución de Hilda a los procesos revolucionarios en América Latina y sobre todo en Guatemala. Aunque estaba exiliada en el mencionado país, no significaba que ella dejó de contribuir a cambios sociales. En Guatemala trabajó a servicio del gobierno de Juan José Arévalo y apoyó al gobierno de Jacobo Árbenz. Luchaba también contra el gobierno golpista de Castillo Armas. Después de la Revolución cubana empezó a trabajar en el Instituto de Reforma Agraria en Cuba y también en la agencia Prensa Latina.
La relación con Ernesto Guevara también ha hecho olvidar el gran número de contactos que ella tenía con revolucionarios en América Latina y la apreciación que todos ellos tenían por ella. Hilda conoce todo el mundo, todo el mundo conoce a Hilda y todo el mundo quiso conocer a Hilda.
El libro narra la importancia política e ideológica de Hilda para el desarrollo del Che. En especial el trabajo del periodista y diplomático francés Pierre Kalfon (autor de una monumental biografía del Che Guevara) incluido en esta obra demuestra esta importancia con toda claridad. Hilda era marxista.
Esta obra es una contribución a la historiografía revolucionaria del Perú porque trata la vida de una revolucionaria peruana. No solamente contribuyó a procesos revolucionarios en el extranjero sino también en el mismo Perú. Apoyó el gobierno de Velasco Alvarado y fue asesora de las comunidades industriales, entre otras responsabilidades.
Hilda, una vida por la utopía es una historia detallada sobre Hilda y también, repetimos, sobre su relación con el Che. El libro no trata del Che sino de Hilda. Mientras en el prólogo se narra la vida de Hilda, en la primera parte escuchamos a Hilda.
Es interesante leer que en la parte referida a “Las lecciones de Guatemala”, elaborada por Hilda, ella y el Che consideraron la necesidad de la lucha guerrillera para la liberación de América Latina. Leemos: “Todo esto nos causaba dolor, más aún por estar convencidos de que no se hicieron los últimos y verdaderos esfuerzos, recurrir al pueblo, armarlo y arrojar a los invasores o, por lo menos, pelear”. Entonces, no es extraño leer que Hilda estaba muy interesada en participar en el proceso guerrillero que Fidel propuso al Che. El hecho de que ella estaba embarazada impidió eso.
“Las lecciones de Guatemala” es una importante contribución a la historia revolucionaria de este país centroamericano. Es una narrativa de primera mano. Hilda nos cuenta que la revolución no supo defender a su pueblo, que la falta de moralidad generó corrupción, que se necesita un ejército del pueblo para defender procesos de cambios revolucionarios, que la Iglesia jugaba un rol contrarevolucionario, y que había muchas burocracias en el aparato estatal.
Este análisis frio sobre la realidad del gobierno de Árbenz nos hace recordar lo que el Guerrillero heroico decía sobre la tarea del joven comunista:
“Junto a eso, un gran sentido del deber hacia la sociedad que estamos construyendo, con nuestros semejantes como seres humanos y con todos los hombres del mundo. Eso es algo que debe caracterizar al joven comunista. Al lado de eso, una gran sensibilidad ante todos los problemas, gran sensibilidad frente a la injusticia; espíritu inconforme cada vez que surge algo que está mal, lo haya dicho quien lo haya dicho. Plantearse todo lo que no se entienda; discutir y pedir aclaración de lo que no esté claro; declararle la guerra al formalismo, a todos los tipos de formalismo. Estar siempre abierto para recibir las nuevas experiencias, para conformar la gran experiencia de la humanidad, que lleva muchos años avanzando por la senda del socialismo, a las condiciones concretas de nuestro país, a las realidades que existen en Cuba: y pensar -todos y cada uno- cómo ir cambiando la realidad, cómo ir mejorándola”.
En la segunda parte encontramos partes de diferentes autores sobre la vida de Hilda y su relación con el Che. El trabajo de Kalfon es muy interesante porque nos hace ver que la relación entre el Che y Hilda era un vínculo de amor y de política, sobre todo política. Finalmente, en la parte tres del libro se ubican los testimonios de diferentes personas sobre Hilda y también sobre la relación entre ella y el Che.
El libro Hilda, una vida por la utopía es un trabajo que nos hace regresar al inicio de los procesos políticos que cambiaron América Latina. Es una obra de historia política y de amor entre dos personas y un historia de amor por la revolución social.
Luchamos para que la utopía de Hilda, del Che y de millones se convierte en realidad.
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