POR LUCÍA VÁSQUEZ CELIS /
Es posible la construcción de alternativas integrales de vida, en el marco de sociedades basadas en relaciones respetuosas entre las personas y la naturaleza y bajo principios de la economía solidaria, entre otros, Reciprocidad-Complementariedad-Redistribución, Vincularidad, entre las personas y la naturaleza, Asociatividad, Organización, Trabajo colectivo comunitario, Interculturalidad y Construcción de autonomía; la fuerza de la comunidad – organización, genera transformaciones políticas hacia una nueva forma de relaciones más humanas
Los sistemas de producción indígena, afros, campesino e iniciativas productivas urbanas (redes de huertas urbanas), desde su multifuncionalidad, se consideran opciones potencialmente más equitativas y ecoamigables frente a la gran propiedad y la agroindustria basada en monocultivos, por la inserción en general, de las fincas de dichos sistemas, en matrices ambientales que integra la naturaleza con la agricultura, conservan una alta biodiversidad, alta productividad biológica así como por los valores y vínculos con la tierra, con las semillas, con sus orígenes, con los territorios, agua, como elementos fundamentales que establecen su identidad, la cual puede ser mucho más fuerte que la racionalidad económica y porque desde su propia racionalidad campesina e indígena, aporta no solo en las economías locales sino en los entornos ambientales que circundan dichos sistemas de producción.
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Circuitos Económicos solidarios interculturales, alternativas al modelo economicista