De este desastre nacerá un mundo diferente

POR VIJAY PRASHAD

“Occidente está en peligro»advirtió el nuevo presidente de Argentina, Javier Milei, en la reunión del Foro Económico Mundial (FEM) celebrada al iniciar este año en Davos (Suiza). Con su estilo peligrosamente atractivo, Milei culpó al «colectivismo» —es decir, al bienestar social, los impuestos y el Estado— de ser la «causa fundamental» de los problemas del mundo, que conducen a un empobrecimiento generalizado. La única forma de avanzar, declaró Milei, es a través de «la libre empresa, el capitalismo y la libertad económica». El discurso de Milei supuso una vuelta a la ortodoxia de Milton Friedman y los Chicago Boys, que impulsaron una ideología de canibalismo social como base de su agenda neoliberal. Desde la década de 1970, esta política de tierra arrasada ha devastado gran parte del Sur Global a través de los programas de ajuste estructural del Fondo Monetario Internacional, pero también ha creado desiertos de fábricas en Occidente (lo que Donald Trump, en su discurso de investidura en 2017, llamó la «carnicería americana»). Ahí radica la confusa lógica de la extrema derecha: por un lado, pedir a la clase multimillonaria que domine la sociedad en su interés (lo que produce la carnicería social) y luego, por otro lado, enardecer a las víctimas de dicha carnicería para que luchen contra las políticas que les beneficiarían.

Milei tiene razón en su dictamen general: Occidente está en peligro, pero no por las políticas socialdemócratas; está en peligro por su incapacidad para asumir su lento colapso como bloque dominante en el mundo.

Desde el Instituto Tricontinental de Investigación Social y Global South Insights (GSI) nos llegan dos importantes textos sobre el cambiante panorama mundial: un estudio histórico, Hiperimperialismo: Una nueva etapa decadente y peligrosa, y nuestro dossier No. 72, La agitación del orden mundial (el dossier es un «resumen ejecutivo» del estudio, por lo que me referiré a ellos como si fueran un solo texto). Creemos que se trata de la declaración teórica más significativa que nuestro instituto ha hecho en sus ocho años de historia.

Tanto en Hiperimperialismo como en La agitación del orden mundial planteamos cuatro puntos importantes:

En primer lugar, mediante un análisis en profundidad de los conceptos de Norte Global y Sur Global, demostramos que el primero actúa como un bloque, mientras que el segundo no es más que una agrupación laxa. El Norte Global está liderado por Estados Unidos, que ha creado varios instrumentos para extender su autoridad sobre los demás países del bloque (muchos de los cuales son potencias coloniales históricas y sociedades de colonización). Estas plataformas incluyen la alianza de inteligencia Cinco Ojos (creada inicialmente en 1941 entre Estados Unidos y el Reino Unido, la red se ha ampliado ahora a Catorce Ojos), la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN, creada en 1949) y el Grupo de los Siete (G7, creado en 1974). A través de estas y otras formaciones, Estados Unidos y sus aliados políticos del Norte Global pueden ejercer su autoridad sobre sus propios países y sobre los países del Sur Global.

En cambio, los países del Sur Global han estado históricamente mucho más desorganizados, con algunas alianzas y vínculos más laxos en torno a afiliaciones regionales y políticas. El Sur Global no tiene ni un centro político ni un proyecto ideológico.

 

El detallado análisis que se encuentra en los textos emplea bases de datos públicas y bases de datos creadas por GSI. La conclusión es que existe un único sistema mundial dirigido peligrosamente por un bloque imperialista. No hay imperialismos múltiples ni conflictos inter-imperialistas.

En segundo lugar, las plataformas del Norte Global ejercen su poder sobre el sistema mundial a través de diversos vectores (militar, financiero, económico, social, cultural) y mediante una serie de instrumentos (OTAN, Fondo Monetario Internacional, sistemas de información). Con el declive gradual del control del Norte Global sobre el sistema financiero internacional, las materias primas, la tecnología y la ciencia, este bloque ejerce su poder principalmente a través de la fuerza militar y el manejo de la información. En estos textos no se aborda la cuestión de la información, aunque ya hemos escrito sobre ella anteriormente y la retomaremos en un estudio sobre la soberanía digital. Estos textos se centran principalmente en el gasto militar, donde mostramos que el bloque liderado por Estados Unidos representa el 74,3 % del gasto militar mundial y que Estados Unidos gasta 12,6 veces más per cápita que la media mundial (Israel, segundo tras Estados Unidos, gasta 7,2 veces más per cápita que la media mundial). Para poner esto en perspectiva, China representa el 10 % del gasto militar mundial y su gasto militar per cápita es 22 veces menor que el de Estados Unidos.

Este enorme gasto militar no es inocente. No sólo se produce a costa del gasto social, sino que el poder militar del Norte Global se utiliza para amenazar e intimidar a los países, y, si son desobedientes, para castigarlos con azufre y fuego del infierno. Sólo en 2022, estas naciones imperialistas realizaron 317 despliegues de sus fuerzas militares en países del Sur Global. El mayor número de estos despliegues (31) se hicieron en Mali, un país que busca firmemente la soberanía, y que fue el primero de los Estados de la región del Sahel en dar golpes de Estado respaldados por la población (2020 y 2021) y expulsar a los militares franceses de su territorio (2022).

Entre 1776 y 2019, Estados Unidos llevó a cabo al menos 392 intervenciones en todo el mundo, la mitad de ellas entre 1950 y 2019. Esto incluye la terrible e ilegal guerra contra Irak en 2003 (en la reunión del FEM de este año, el primer ministro iraquí Mohammed Shia’ al-Sudani pidió que las tropas del Norte Global abandonaran Irak). Este enorme gasto militar del Norte Global, encabezado por Estados Unidos, refleja la militarización de su política exterior. Uno de los aspectos poco comentados de esta militarización es el desarrollo de una teoría, tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, de la «diplomacia de la defensa» (como se señalaba en la Strategic Defence Review [Revisión Estratégica de la Defensa] del Ministerio de Defensa británico de 1998). En Estados Unidos, los pensadores estratégicos utilizan el acrónimo DIME para reflexionar sobre las fuentes de poder nacional (diplomático, informativo, militar y económico).

El año pasado, la Unión Europea y la OTAN, las instituciones en el corazón del Norte Global, se comprometieron conjuntamente a «movilizar el conjunto combinado de instrumentos a nuestra disposición, ya sean políticos, económicos o militares, para perseguir nuestros objetivos comunes en beneficio de nuestros mil millones de ciudadanos». Por si no lo notaron, ese poder —sobre todo el poder militar y la diplomacia militar— no está al servicio de la humanidad, sino únicamente al servicio de sus «ciudadanos».

En tercer lugar, la Parte IV de nuestro estudio sobre el Hiperimperialismo se titula Occidente en declive, y examina las pruebas de esta tendencia desde una perspectiva que rechaza el alarmismo de Milei de que «Occidente está en peligro». Los hechos demuestran que, desde el inicio de la Tercera Gran Depresión, el Norte Global ha luchado por mantener su control sobre la economía mundial; sus instrumentos —monopolios sobre tecnología y materias primas, así como dominio sobre la inversión extranjera directa— se han erosionado fundamentalmente.

Cuando China superó la cuota de Estados Unidos en la producción industrial mundial en 2004, Estados Unidos perdió la hegemonía en la producción (en 2022, China tenía una cuota del 25,7 % frente al 9,7 % de EE.UU.). Dado que este país depende ahora de las importaciones netas de capital a gran escala, que alcanzarán el billón de dólares en 2022, tiene poca capacidad interna para proporcionar ventajas económicas a sus aliados del Norte Global o del Sur Global. Los propietarios del capital en Estados Unidos han desviado sus ganancias del erario público creando las condiciones económicas para la carnicería social que aflige al país. Las viejas coaliciones políticas arraigadas en torno a los dos partidos (Demócrata y Republicano) están en crisis, sin espacio dentro del sistema político para desarrollar un proyecto político que ejerza la hegemonía sobre la economía mundial a través de la legitimidad y el consentimiento. Por eso, el Norte Global liderado por Estados Unidos recurre a la fuerza y a la intimidación, construyendo su enorme aparato militar mediante el aumento de su propia deuda pública (ya que hay poco consenso interno para utilizar ese endeudamiento para construir la infraestructura y la base productiva del país).

La raíz de la Nueva Guerra Fría impuesta por Estados Unidos a China es que China ha superado a Estados Unidos en formación neta de capital fijo, mientras que Estados Unidos ha experimentado un descenso gradual. Todos los años desde 1992, China ha sido un exportador neto de capital, este excedente de creación de capital ha permitido financiar proyectos internacionales como la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que cumple ahora diez años.

En cuarto lugar, analizamos la aparición de nuevas organizaciones asentadas en el Sur Global, como la Organización de Cooperación de Shanghái (2001), los BRICS10 (2009) y el Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de la ONU (2021). Estas plataformas interregionales se encuentran en una fase embrionaria, pero evidencian el crecimiento de un nuevo regionalismo y multilateralismo. Aunque estas formaciones no pretenden operar como un bloque para contrarrestar el bloque del Norte Global, reflejan lo que anteriormente hemos denominado un «nuevo estado de ánimo» en el Sur Global, que no es ni antiimperialista ni anticapitalista, sino que está conformado por cuatro vectores principales:

  • Multilateralismo y regionalismo centrados en la creación de plataformas de cooperación ancladas en el Sur Global.

  • La nueva modernización se centró en la construcción de economías regionales y continentales que utilizan monedas locales en lugar del dólar para el comercio y las reservas.

  • Soberanía, que crearía barreras a la intervención occidental. Esto incluye los tinglados militares y el colonialismo digital, que facilitan las intervenciones de los servicios de inteligencia estadounidenses.

  • Reparaciones, que implicarían una negociación colectiva para compensar las trampas de la deuda centenaria de Occidente y el abuso del exceso de presupuesto de carbono, así como su legado de colonialismo de mucho mayor alcance.

El análisis de estos textos profundiza más allá de la superficie, proporcionando una evaluación materialista histórica de nuestras crisis actuales. Los documentos elaborados por las instituciones del Norte Global, como el informe Global Risks del FEM para 2024, ofrecen una lista de los peligros a los que nos enfrentamos (catástrofe climática, polarización social, recesión económica), pero no pueden explicarlos. Nuestro enfoque, creemos, proporciona una teoría para entender estos peligros como el resultado del sistema mundial gestionado por el bloque hiperimperialista.

Al pensar en estos textos, mi mente vagó hasta la obra del poeta iraquí Buland al-Haydari (1926-1996). Cuando todo parecía inútil, al-Haydari escribió que «el sol no saldrá» y que «en el fondo de la casa, ya muertos, están los pasos de mis hijos, reducidos al silencio». Pero incluso entonces, cuando “nos quedamos sin energía”, queda la esperanza. Su civilización se ahoga, pero entonces «llegaste con el remo», canta. “Tal es la historia de nuestro ayer, y su sabor es amargo”, concluye, «tal es nuestro lento caminar, la procesión de nuestra dignidad: nuestro único bien hasta la hora en que se alzará, por fin, un remo libre».

Esa anticipación define un clásico del poeta iraní Forough Farrokhzad (1934-1967), «Alguien que no es como nadie» (1966):

He soñado que alguien viene.
He soñado con una estrella roja
y los párpados de mis ojos siguen temblando
y mis zapatos no paran de chasquear
y puede que me quede ciego
si miento.
He soñado con esa estrella roja
cuando no estaba dormido.
alguien viene
alguien viene
alguien mejor.

@vijayprashad

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