En Cumbre latinoamericana sobre migración realizada en México se antepuso visión humanitaria

Mandatarios latinoamericanos que concurrieron al Encuentro Palenque: Por una Vecindad Fraterna y con Bienestar, convocado por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.

LA JORNADA /

La realización del Encuentro Palenque: Por una Vecindad Fraterna y con Bienestar, que tuvo lugar en esa localidad chiapaneca el pasado domingo 22 de octubre con la participación de 11 países de Centro, Suramérica y el Caribe, incluyendo a México, y la asistencia de los presidentes de Cuba, Honduras, Colombia y Venezuela, así como el primer ministro de Haití, con el mandatario Andrés Manuel López Obrador como anfitrión, es una gestión sin precedente para abordar el fenómeno de los flujos migratorios de la región en una forma integral, radical y fraterna.

Al hacer un balance sobre esta Cumbre por una Vecindad Fraterna y con Bienestar, que congregó a representantes de once países de la región, el presidente Andrés Manuel López Obrador celebró los acuerdos alcanzados porque más allá de banderías políticas se antepuso una visión humanitaria para enfrentar un fenómeno que afecta a toda la región.

“Es muy grave lo que está pasando, hay que buscar opciones, hacer a un lado medidas coercitivas. No sirven los muros, la militarización de la frontera, esto que hace gobernador de Texas (Greg Abbot) de poner alambradas en el río”. Sostuvo el Presidente mexicano.

Los representantes gubernamentales que se dieron cita en Palenque emitieron al finalizar el encuentro una declaración en la que se manifiestan por la adopción de políticas y prácticas migratorias acordes con la realidad actual de la región y por el abandono de “aquellas inconsistentes y selectivas para evitar producir arbitrariamente tanto ‘efectos llamada’ como disuasivos, tales como la regularización de ciertas nacionalidades”. Asimismo, acordaron exhortar a los países de origen, tránsito y destino a emprender políticas migratorias integrales, que respeten el derecho humano a migrar, resguardando la vida y la dignidad de las personas migrantes y sus familiares, incluyendo la promoción de opciones de regularización permanente, que permitan potenciar las contribuciones de las diásporas en sus comunidades de origen y destino.

En el documento se planteó también emprender esfuerzos por modificar la arquitectura financiera de las deudas para cerrar brechas sociales y reducir las pretensiones de migrar; empujar por medidas orientadas a incrementar la actividad agrícola para impulsar la autosuficiencia alimentaria en la región y propiciar el comercio y la inversión intrarregional para el desarrollo socioeconómico.

Para México, el encuentro se traduce en un notable éxito diplomático, en la medida en que logró exponer su punto de vista sobre las formas de abordar el fenómeno migratorio y sumarle a esa visión el respaldo de 10 países. Así, gobernantes y cancilleres se comprometieron a emprender acciones concretas para generar bienestar en sus naciones y combatir el tráfico de personas, la inseguridad y la corrupción, como formas concretas de atacar las raíces de la emigración, algo que ya ha venido realizando el gobierno mexicano en El Salvador, Honduras y Guatemala con la aplicación en esos países de los programas sociales Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro.

No menos importante, el encuentro otorgó su respaldo a Cuba y se manifestó por el inicio de un diálogo entre esa nación y Estados Unidos que conduzca a la normalización de las relaciones entre ambos, lo que no puede entenderse sino como la superación definitiva del bloqueo económico criminal que Washington mantiene desde hace más de seis décadas sobre la isla caribeña y que es uno de los factores causantes de la emigración cubana actual. Debe remarcarse, asimismo, el beneplácito de los asistentes por la paulatina superación de la crisis que ha padecido Venezuela y que, al igual que en el caso cubano, tiene su principal razón en las sanciones comerciales impuestas por Estados Unidos en contra del gobierno de Caracas.

Cabe esperar, finalmente, que las naciones que acudieron a la convocatoria del Presidente mexicano traduzcan en acciones los compromisos signados y que la clase política estadunidense acuse recibo del mensaje que se le envía desde la población mexicana de Palenque: que la migración debe atenderse no con muros, policías, cárceles y persecución, ni con regulaciones hipócritas e inhumanas, sino en forma propositiva, fraterna y humanitaria.

La Jornada, México.

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